Partido explosivo

Djokovic vs Kyrgios, una final de alto voltaje en Wimbledon

El campeón serbio busca su 21º Grand Slam y el australiano, el primero (15.00 horas, Movistar)

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Jaume Pujol-Galceran

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Llega el gran desafío. A un lado Novak Djokovic, último campeón del torneo, ganador seis veces de Wimbledon, en busca de su séptimo título y el 21º Grand Slam para acercarse a Rafael Nadal; enfrente, Nick Kyrgios, el rebelde del tenis que, por primera vez, a los 27 años, aspira a su primer Grand Slam.

Tarde de palomitas , sentados en el sofá, frente a la televisión (15.00 horas Movistar), de «fuegos artificiales», decía Djokovic en una final que, si bien no se verá el ansiado duelo del tenista serbio ante Nadal, va a tener todos los ingredientes de un partido explosivo, por los que pueden pagarse las 240 libras (283 euros) que valdrá verlo sentado en las gradas.

Nole, favorito en las apuestas

«Se lo que está en juego. No sé cuántas oportunidades más tendré de ganar trofeos así en el futuro. Estoy confiado y quiero ganar”, valoraba Djokovic. «Hace unos años nunca habría pensado que jugaría por el título de Wimbledon. Es lo máximo del tenis. Si eres capaz de ganar algo así, ¿qué más hay que lograr?, destacaba Kyrgios.

Con 27 victorias consecutivas en Wimbledon, desde que perdió con Andy Murray la final de 2013, tras 38 partidos sin perder en esa central, desde que se retiró en 2017 ante Tomas Berdych, saltará como favorito entre los aficionados y de las casas de apuestas que ofrecían 1,25 euros por su triunfo contra 4,20 por el de Kyrgios.

0-2 para Kyrgios

Pero en la pista, Kyrgios tiene razones para pensar muy diferente. El australiano le ha ganado en las dos ocasiones que se han enfrentado, en 2017, en los cuartos de final en Acapulco (7-6, 7-5) y en los octavos de final en Indian Wells (6-4, 7-6). En Wimbledon, además, lidera con 120 el ranking de ‘aces’ (50 de Djokovic) y 292 golpes ganadores (204, el serbio).

«Su juego es muy poderoso y especialmente bueno cuando se enfrenta a los mejores en los grandes partidos y, esta vez, está en una final de Grand Slam por primera vez. Me alegro por él. Se lo merecía», destacaba Djokovic.

Respeto desde Australia

El exnúmero 1, que ha tenido más de un enfrentamiento verbal con Kyrgios, que le acusaba por su prepotencia, ahora ha cambiado de opinión después de que el tenista australiano le defendiera hace unos meses en Australia, cuando fue encarcelado y expulsado del país por entrar sin la vacuna del covid-19. «Fue uno de los pocos jugadores que salió a defenderme públicamente y que me apoyó. Es algo que aprecio verdaderamente. Le respeto mucho por eso».

Un respeto que Kyrgios no se ha ganado demasiadas veces estos años por su comportamiento en las pistas y sus declaraciones. El tenis nunca ha sido la prioridad del jugador de Canberra, más pendiente de la buena vida, las fiestas y la NBA. Aunque ahora parece haberse calmado y salir del lado oscuro en el que ha vivido muchos años, en la pista sigue quejándose, peleando con el juez de silla, hablando con el público o rompiendo raquetas.

Kyrgios ha aprendido a encontrar el equilibrio entre su trabajo y su vida profesional. «Había perdido el amor por el juego, el fuego, la chispa. Tenía solo pensamientos autodestructivos y suicidas», ha confesado estos días, cuando estuvo a punto de abandonar en 2019. «Ahora vuelve a sentir la ilusión por jugar, redescubrir que tengo mucha gente que quiere que juegue. Me queda mucho en el tanque», asegura.

Pelea con Tsitsipas

Aunque su carácter sigue siendo difícil de controlar. En Wimbledon no se ha escapado de una multa de 4.000 dólares por un enfrentamiento que tuvo con Stefanos Tsitsipas y que le costaron también 10.000 dólares al griego. Kyrgios se encaró cuando Tsitsipas lanzó una bola al público tras perder el segundo set. «¿Eres tonto o qué? ¿Puedes tirarle una pelota al público, pegarle a alguien y no ser descalificado?», le dijo el australiano quejándose al juez de silla. «Si lo hago yo, estoy fuera».

La polémica entre los dos continuó en las redes sociales en las que Tsitsipas admitió su error, admitió haberle después varias bolas al cuerpo en el partido y acusó a Kyrgios de ser “un matón” y de tener un “lado malvado”. Este domingo Wimbledon espera ver el lado bueno de un tenista que juega como los ángeles en la pista pero que fuera de ella, demasiado tiempo, ha sido un demonio.

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