Ciencias de la Tierra

El derretimiento de los polos modifica la velocidad a la cual gira la Tierra

El calentamiento global acelerado por la actividad humana ya impacta en la forma en que medimos el tiempo

El calentamiento global antropogénico, relacionado directamente con el derretimiento del hielo polar, ya está afectando a la velocidad de rotación del planeta.

El calentamiento global antropogénico, relacionado directamente con el derretimiento del hielo polar, ya está afectando a la velocidad de rotación del planeta. / Crédito: 358611 en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

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Un nuevo estudio ha descubierto que la redistribución de la masa procedente del derretimiento del hielo polar está cambiando la velocidad a la que gira nuestro planeta. No se trata de algo anecdótico, ya que modifica la duración del año en la Tierra: los cambios han derivado en que el segundo intercalar previsto para restar en 2026, que buscaba garantizar que se mantenga el ritmo del cambio de rotación del planeta, no será necesario hasta 2029.

De acuerdo a una investigación publicada recientemente en la revista Nature por el geofísico Duncan Agnew, del Instituto Scripps de Oceanografía en California, Estados Unidos, el derretimiento y la redistribución de las masas polares como consecuencia de cambio global antropogénico ha modificado la rotación de la Tierra. Estos efectos derivarían en un retraso de tres años en la necesidad de un segundo intercalar.

El problema del tiempo global y la rotación de la Tierra

Se denomina segundo intercalar o segundo adicional al ajuste de un segundo en el cronometraje del tiempo global, con el propósito de mantener los estándares de emisión de tiempo más cercanos o mejor alineados al tiempo solar medio. De esta manera, este mecanismo utilizado desde 1972 permite conciliar la hora oficial de los relojes atómicos con la basada en la inestable velocidad de rotación de la Tierra.

Vale recordar que desde 1967, los relojes atómicos, atados a la frecuencia de la luz emitida por los átomos, sirven como cronometradores más precisos. Actualmente, un conjunto de alrededor de 450 relojes atómicos define la hora oficial en la Tierra. Los segundos intercalares se aplican periódicamente para mantener la hora oficial en línea con el día natural de la Tierra, como se explicaba previamente.

Los segundos intercalares provocan severos inconvenientes en los códigos informáticos, por eso se ha decidido eliminarlos en 2035. A pesar de esto, los investigadores están especialmente preocupados por el próximo segundo intercalar, ya que por primera vez es probable que sea un segundo negativo omitido, en lugar de un segundo adicional agregado.

Se había planeado retrasar un segundo este indicador en 2026, pero los cambios en la distribución de las masas polares eliminarían la necesidad de esta variación, retrasando su aplicación hasta 2029. "Se ha derretido suficiente hielo como para mover el nivel del mar lo necesario como para que podamos ver que la velocidad de rotación de la Tierra se ha visto afectada", indicó Agnew en un artículo publicado en la sección de noticias de Nature.

Una Tierra acelerada

Los fenómenos geofísicos provocan que la tasa de rotación terrestre fluctúe, según explicó el científico. Pero en estos momentos, el ritmo al que gira la Tierra se está viendo afectado por las corrientes en el núcleo líquido del planeta, que desde la década de 1970 han provocado que la velocidad de rotación de la corteza exterior aumente. Debido a esto, los segundos intercalares adicionales se han requerido con menos frecuencia.

Según el análisis de Agnew, desde principios de la década de 1990 el planeta ha sufrido fuertes cambios, a medida que el hielo de Groenlandia y la Antártida se ha derretido y ha provocado el traslado de grandes masas heladas desde los polos hacia el ecuador. Este flujo de agua que se aleja del eje de rotación de la Tierra, claramente relacionado con el impacto del calentamiento global antropogénico, modifica el ritmo del giro del planeta.

En función de esta realidad, la consecuencia directa del cambio climático y del desplazamiento de las masas polares sigue siendo una Tierra en aceleración. En su estudio, Agnew comprobó que sin el efecto del derretimiento del hielo se necesitaría un segundo intercalar negativo tres años antes de lo que se predice actualmente. De esta manera, el aplazamiento de un segundo intercalar es solo un ejemplo más del profundo impacto que tienen las actividades humanas en el cambio climático global.

Referencia

A global timekeeping problem postponed by global warming. Duncan Carr Agnew. Nature (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-024-07170-0

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