Biotecnología

Este año es el de la consagración de las terapias psicodélicas para los trastornos mentales

Los grandes fondos de inversión desembarcan en el sector biotecnológico basado en el LSD o el éxtasis para usos clínicos

La terapia psicodélica ha venido para quedarse.

La terapia psicodélica ha venido para quedarse. / Andrew Nawroski en Pixabay

Eduardo Martínez de la Fe

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Las drogas psicodélicas, hasta ahora cuestionadas, alcanzan el estatus de medicamentos para tratar la salud mental y atraen a poderosos inversores que las convertirán en suculentos negocios para las empresas de biotecnología. Un proceso que se inició en España en 1999 culmina ahora en Estados Unidos con la inminente aprobación del éxtasis para la farmacopea psiquiátrica.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las drogas psicodélicas son sustancias que pueden inducir estados alterados de la mente, afectando a la percepción, el pensamiento y la entrada sensorial. Algunos ejemplos son el LSD, la psilocibina (hongos mágicos), el MDMA (éxtasis), la ayahuasca, el DMT y la ketamina.

Estas drogas han sido usadas generalmente con fines recreativos al margen de la ley, pero también se están estudiando cada vez más por sus beneficios médicos, especialmente para tratar problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, el trauma, la adicción y el estrés al final de la vida.

Resultados prometedores

Los estudios clínicos y científicos sobre las drogas psicodélicas se han realizado desde los años 50 y 60, pero se interrumpieron por la prohibición y el estigma social. Ahora el interés se ha reavivado, y hay varios ensayos en curso para evaluar la eficacia y la seguridad de la terapia psicodélica para diversas condiciones.

Algunos de los resultados preliminares son muy prometedores, pero todavía se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, establecer los protocolos óptimos y comprender los mecanismos de acción de los psicodélicos.

Dinero a raudales

La novedad en toda esta historia es que el dinero está llegando a raudales a la incipiente industria de la medicina psicodélica, con docenas de nuevas empresas compitiendo por estar entre las primeras en vender medicamentos que expanden la mente para la depresión , la adicción y otras afecciones de salud mental.

El interés de los inversores en las empresas que desarrollan psicodélicos se explica porque las últimas investigaciones, y las que se anuncian, prometen conseguir la aceptación de estas drogas con fines terapéuticos comprobados.

Una reciente revisión de 43 estudios muestra que, para una variedad de afecciones graves de salud mental, los resultados clínicos se redujeron con el uso de psicodélicos. Y que el riesgo negativo es limitado.

José Carlos Bouso, director científico de ICEERS.

José Carlos Bouso, director científico de ICEERS. / ICEERS

Pero hay más

José Carlos Bouso, director científico del International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service (ICEERS), una organización sin fines de lucro con sede en Barcelona y dedicada a transformar la relación de la sociedad con las medicinas tradicionales indígenas, confirma a T21 que la terapia psicodélica se utiliza en uso compasivo en países como Estados Unidos, Canadá o Suiza. Y que la MDMA y la psilocibina son medicamentos comunes en Australia para tratar, respectivamente, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la depresión resistente al tratamiento.

También destaca que la ketamina está financiada en España por la seguridad social y que actualmente la FDA, la agencia del Gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación de medicamentos, está evaluando los resultados de los ensayos clínicos con MDMA para TEPT, y que se espera su aprobación para agosto de este año, algo que T21 ha confirmado por otras fuentes.

Cascada psicodélica

Añade Bouso que en 2025 probablemente llegará también la psilocibina y que hay toda una lista de sustancias psicodélicas esperando turno como DMT, LSD, 5-MeO-DMT, etc., que están ahora mismo en diferentes fases de ensayo clínico.

Bouso enfatiza que este viaje hacia el uso terapéutico de los psicodélicos se inició en España en 1999, con una investigación que dirigía él mismo y que paralizaron a medio hacer las autoridades de la Comunidad de Madrid por tratarse de la sustancia objeto de estudio, sin más consideraciones científicas ni clínicas.

“24 años después, que se dice pronto, ese viaje que se inició en España está a punto de concluir en Estados Unidos para iniciarse otro no menos fascinante: la inclusión de la MDMA en la farmacopea psiquiátrica”, concluye Bouso.

Toma del poder financiero

Hay dos conclusiones de toda esta agitación biotecnológica: la primera, que los psicodélicos ya han llegado a la sociedad como un hecho clínico aceptado. Y segunda: que un sector relativamente tranquilo, impulsado hasta ahora por filántropos, está siendo engullido por los grandes fondos de inversión, en lo que se ha definido como una toma del poder, con una derivada penosa: la psilocibina y el LSD, y otros que se añadirán probablemente, se convertirán en medicamentos caros controlados por un puñado de empresas de biotecnología.

Lo que se inició como una utopía con las extravagancias de Timothy Leary en los años setenta del siglo pasado, va camino de convertirse en un producto terapéutico más de la farmacéutica moderna, con todas las ventajas e inconvenientes a los que nos tiene tan acostumbrados.