Los grandes cambios nacieron en la mente de algunos pocos genios

La evolución tecnológica de la humanidad se sustenta en el genio creativo individual

Esto explicaría la aceleración del avance tecnológico en los últimos 500.000 años

Foto: puntas de lanza de la cultura Clovis, provenientes del sitio Rummells-Maske, en Iowa, Estados Unidos.

Foto: puntas de lanza de la cultura Clovis, provenientes del sitio Rummells-Maske, en Iowa, Estados Unidos. / Crédito: Wikimedia, CC BY-SA.

Pablo Javier Piacente

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Los cambios tecnológicos más profundos, aquellos que han modificado al ser humano, a la sociedad y al planeta, han nacido del talento de algunos pocos genios y no del avance social: el acelerado progreso tecnológico vivido en los últimos 500.000 años tendría su origen en el genio creativo individual.

Según postula un paleontólogo de la Universidad de Bath en un

artículo

publicado en The Conversation, los grandes cambios tecnológicos que marcaron un antes y un después en la historia humana, desde el uso del fuego y las herramientas de piedra hasta la electricidad y los actuales dispositivos electrónicos, comenzaron en la mente de un puñado de "genios creativos" y luego se expandieron: no fueron obra de avances en grupo, sino del impulso creativo individual y su posterior aprovechamiento colectivo.

Para Nicholas Longrich, profesor titular de Paleontología y Biología Evolutiva en la universidad británica, distintos estudios científicos demuestran que los grandes inventos de la humanidad no fueron desarrollados por diferentes personas de forma independiente, sino que salieron a la luz en una primera ocasión y luego se compartieron. En otras palabras, esto significa que fueron creaciones únicas e irrepetibles en el momento de su aparición: algunas pocas personas destacadas por su inteligencia y creatividad fueron responsables de los grandes inventos de la historia.

Una evolución acelerada

Mientras en los primeros millones de años de la evolución humana las tecnologías cambiaron lentamente, en los últimos 500.000 años este avance se aceleró de forma notable, coincidiendo con el período en el cual el

tamaño del cerebro

de los

humanos antiguos

comenzó a superponerse con el de los humanos de hoy en día. Tres millones de años atrás, nuestros antepasados fabricaban rudimentarios elementos de piedra. Un millón de años después aparecieron las hachas de mano, en tanto que hace un millón de años se comenzó a utilizar el fuego, aunque de un modo muy precario. 

Sin embargo, algo provocó que en los últimos 500.000 años esos grandes cambios se multiplicaran y aceleraran: las puntas de lanza, el dominio excelso del fuego o los arcos cambiaron a las sociedades y las llevaron un paso hacia adelante. Más allá de la importancia del invento en sí mismo o del uso que se le haya dado, las innovaciones generaron avances culturales, sociales y económicos de rotunda trascendencia

¿Grandes genios prehistóricos?

Al parecer, serían obra de algunos pocos “genios prehistóricos”: esto nos permitiría entender por qué la revolución tecnológica no fue obra de un solo pueblo. Las innovaciones surgieron en diferentes grupos, como los Homo sapiens modernos y primitivos o incluso los neandertales, y luego se extendieron. 

Un primer invento individual provocó que fuera compartido a nivel social, como un “destello” de talento de algún integrante dotado de mayor inteligencia y creatividad. De esta forma, podríamos pensar que no había, por lo menos en el mismo período histórico, grupos o pueblos superiores: es hacia el interior de estas sociedades donde surgieron personas destinadas a dar el impulso inicial a los grandes cambios. 

También en tiempos modernos

El patrón prehistórico observado en las tecnologías desarrolladas en ese momento es

similar

al apreciado en tiempos más cercanos. Por un lado, algunas innovaciones se desarrollaron repetidamente, como la agricultura, las matemáticas o la

escritura

, que se inventaron de forma independiente en todo el mundo. Por el contrario, desarrollos fundamentales como la rueda, la pólvora o la imprenta, parecen haberse inventado una sola vez en forma de creaciones únicas, antes de generalizarse posteriormente.

Por último, el autor destaca que los últimos grandes avances de la humanidad, como la electricidad, el avión o las tecnologías digitales, han surgido también de “genios” individuales como Thomas Alva Edison, los hermanos Wright, el matrimonio Curie o Steve Jobs, por mencionar algunos ejemplos. Se podría concluir, entonces, que los patrones que marcan los grandes avances humanos son similares en los diferentes períodos históricos, conviviendo un desarrollo más colectivo o generalizado con algunos súbitos arrebatos creativos individuales, que cambian para siempre a las sociedades.