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Marc y Dani en su cita de 'First Dates'

Marc y Dani en su cita de 'First Dates' / MEDIASET

Eduardo Calle

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La complicidad se impuso a las ideologías en 'First Dates'. Marc y Dani, dos chicos barceloneses de 18 y 21 años respectivamente, se conocieron en el programa de citas presentado por Carlos Sobera. El primero de ellos, un bailarín que está tratando de convertir su pasión en su profesión, acudió al espacio de Cuatro en busca de alguien similar a él, "un poco pijo y cayetano".

Al otro lado de la mesa, otro bailarín procedente de Badalona se presentaba ante las cámaras como una persona con "un poco de FOMO" (de las siglas en inglés de 'miedo a perderse algo'. Lo que no perdió de vista en ningún momento fue un pequeño detalle en la muñeca de su cita, que al cabo de un rato sería motivo de conversación entre ambos.

"Soy catalán, pero me gusta España"

Desde el momento en que Dani cruzó la puerta al ritmo de Bad Gyal, Marc lo miró con buenos ojos para él: "Me ha gustado", confesó. La cena fluyó con total normalidad, hablando de esto y de lo otro. Sin embargo, a Dani había algunas cosas de su cita que no le estaban gustando. El comportamiento infantil de Marc fue una de ellas, pero no la única. "Lo veo muy niño", reconoció ante las cámaras.

Con todo, el encuentro continuó su curso hasta que en un momento dado Dani habló en catalán. En ese instante, aprovechó para transmitirle un pensamiento que le rondaba la cabeza desde hacía rato: "Pensaba al ver tu pulserita que me habían metido un 'españolazo'", dijo. En la entrevista, el joven explicó que asocia la pulsera de España con un perfil concreto de gente, "más tirando a lo facha". Nada más lejos de la realidad. "Soy catalán, pero me gusta España", respondió el chico de 18 años. Tema zanjado.

Final sin segunda cita

Finalmente, el factor que impidió que hubiera una segunda cita no fue la ideología, sino la edad. Pese al buen rollo que ambos habían mostrado a lo largo de toda la comida, que llegó a su fin con un baile en el salón privado del programa, Dani no dio el visto bueno a una segunda quedad. "Me ha parecido un poco niño. Me veo más como dos amigos", argumentó.