La Rosario Porto de Netflix

Candela Peña: "Es muy difícil encontrar a compañeros heterosexuales que no sientan que les pisas la cola del vestido"

La actriz se transforma en Rosario Porto, condenada por matar a su hija adoptiva, en la serie de Netflix 'El caso Asunta'

Netflix reconstruye 'El caso Asunta': "No pedimos permiso. No queríamos el veto de nadie"

Candela Peña, este jueves, en Madrid

Candela Peña, este jueves, en Madrid / NETFLIX

Marisa de Dios

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Candela Peña bromea diciendo que ella es como "el niño de esa película italiana tan bonita, 'Cinema Paradiso'". Lo dice porque prácticamente se crió en un cine, el Maragall de Gavà, que estaba ubicado junto al bar de sus padres. De niña se imaginaba protagonizando alguna de las películas que programaban. Hoy es una escuela de interpretación y seguro que los alumnos aspiran a tener una carrera como la suya, con tres Goyas. Aunque ella reivindique que lo importante, ante todo, es trabajar, y hasta lo pregone en una gala de los premios del cine español. Ahora se ha mimetizado en Rosario Porto, la mujer condenada por el asesinato de su hija adoptiva, de 12 años, y cuyo caso reconstruye la serie de Netflix 'El caso Asunta'.

El personaje era un reto, ¿pero también un marrón, al haber sido un caso tan mediático?

Nunca lo he vivido así. Si no, no me hubiera ofrecido a hacerlo.

Porque la llamaron para el personaje de la guardia civil y acabó postulándose para hacer de Rosario Porto.

Cuando el productor me lo ofreció pensé: ¿y quién hará de Rosario Porto? Lo pregunté y me dijeron: "tú no", pero eso significaba que no tenían a la actriz. Le dije a mi representante que me gustaría ofrecerme. Y me contestó que querían a alguien muy pequeño. ¿Más pequeña que yo, que mido 1,56 metros?

Hizo el casting ya caracterizada, algo poco habitual.

Fui de negro a la prueba y me vendé el pecho porque yo soy tetuda y Rosario [Porto] era plana. Además, estaba con más peso del que requería el personaje. Creo que les hizo gracia cómo fui y al final me hicieron la prueba. Mara Collazo, la caracterizadora, me puso la peluca y eso me ayudó muchísimo, porque era el 30% del personaje. Yo creo que ni Tristán [Ulloa] ni el resto de los chicos, como Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo, tuvieron que hacer la prueba, pero yo sí. Y tuve la suerte de llevármelo. Así que el personaje nunca ha supuesto un marrón porque es algo que anhelé.

¿Por qué le llamaba tanto?

Porque para mí Rosario es un personaje absolutamente interesante, y eso que a partir de los 40 no los hay. Esta mujer, cuando sucedió todo esto, tenía 43 años, ya había tenido tres intentos de suicidio, tenía una cabeza muy frágil, llegó a consumir hasta 10 orfidales diarios. Me interesaba hurgar en esa cabeza, entenderla, no juzgarla. Ella es como una niña de 12 años y suponía hacer un viaje interesante. Creo que, como actriz, es donde más lejos he podido llegar hasta el momento.

¿Abordó el personaje como una mujer con problemas mentales?

La abordé como la tendría que haber abordado cualquier persona. Era una mujer con una enfermedad mental, que estaba diagnosticada. También tenía lupus, que lo provocaba el sol y las gestaciones. Ella era una mujer fértil, que podía haber parido, pero en cierta parte no lo hizo porque Alfonso Basterra la quería mantener intacta. Tenía un cuidado excesivo en su adicción a Rosario, porque yo creo que Alfonso tenía un enganche muy grande a esa mujer. No la dejaron ni parir para que no enfermara, tenían un cuidado extremo sobre ella.

Veo que se ha documentado.

No he hecho otra cosa en 10 meses. Eso es hacer un personaje, sobre todo uno con el que a mí me podían decir muchas cosas. Yo quería tenerlo todo bien atado para saber quién es esta mujer, de dónde viene y, sobre todo, comprenderla. ¡Porque quién soy yo para juzgar a nadie! Yo creo también que con esta familia hubo mucho rencor social. Si hubiera sido una familia sin tantos posibles el trato hubiera sido otro.

"Me interesaba hurgar en la cabeza de Rosario Porto, entenderla, no juzgarla"

Dice que no estaba en el peso para hacer de Rosario. ¿Cuánto tuvo que perder?

Yo creo que fueron 12 kilos en algún momento. O igual 10.

¿Ha trabajado con psiquiatras para abordar a Rosario?

Con dos. Estaba diagnosticada y había tenido tres intentos de suicidio. 

¿Y con lingüistas para el acento gallego?

También con dos, Charo y Rosa, dos mujeres extraordinarias que me ayudaron a que no tuviera el complejo con el que arranqué, porque yo conozco, valoro y admiro a actrices gallegas maravillosas que podían haber hecho el personaje de Rosario. Yo quería ser muy fiel para no hacer un acento que fuera una parodia.

Tristán Ulloa y Candela Peña, como Alfonso Basterra y Rosario Porto, en 'El caso Asunta'

Tristán Ulloa y Candela Peña, como Alfonso Basterra y Rosario Porto, en 'El caso Asunta' / NETFLIX / MANUEL FERNÁNDEZ-VALDÉS

¿Le pidieron los directores que imitara o que no imitara a Rosario?

Yo al principio estaba muy obsesionada y veía todo el material que tenía, así que me dijeron: No queremos que imites a Rosario, queremos que la habites. Y la he habitado con todo el respeto, y sin juicio. Tampoco quería verme muy influida por todo el 'tomatón' mediático que hubo, sino darle a ella su espacio para ir a pies juntillas con su verdad.

Ha comentado que durante el rodaje le insultaban por ser Rosario.

Lo he dicho, pero lo estáis haciendo muy grande. Creo que sobrevuela algo del patriarcado, que es la mala madre. A Tristán igual no le gritan como Alfonso Basterra. Lo digo porque quiero que haya cierta conciencia de las mujeres, de la maternidad, y de que no todas somos madres perfectas. En este caso es una cosa muy extrema, pero se critica y se señala mucho a la mala madre, cuando en lo que llevamos de año es terrible la violencia vicaria que hay. Toda esa gente que dijo cosas durante el rodaje es muy probable que sean los primeros en ver la serie.

¿Se lleva los personajes a casa o, por suerte, no lo suele hacer?

Yo a casa no me llevo nada, solo las ganas y la ilusión de mi trabajo, que se mantienen intactas desde que hice 'Días contados'. Lo único que quiero es llegar a ser la actriz que un día soñé, y en ese viaje estoy. Rosario Porto me ha ayudado a dar un paso más como actriz. Es a lo máximo que he llegado, aunque espero llegar un poco más con el siguiente. Pero el paso más que he dado ha sido gracias a Tristán Ulloa, porque otro compañero no me lo hubiera permitido. Con él me he sentido como si yo fuera una cometa, me echara a volar y nunca me cortara el hilo. Es el compañero que me ha dicho las cosas más hermosas después de un trabajo. Es muy difícil encontrar a compañeros hombres heterosexuales majos que no sientan que les pisas la cola del vestido.

¿Todavía hoy?

Hoy y mañana. Porque los actores son muy modernos, muy de izquierdas, pero ninguno dice: "Pon el nombre de la actriz primero". O que pregunte: "¿Cuánto cobra la actriz? Pues no, estamos haciendo lo mismo, ella además enseña el pecho, que cobre lo mismo que yo". Alguien me dijo que uno lo había dicho, pero no es lo habitual. Un hombre que no viva como una amenaza a una mujer con la fuerza, el talento y el arrojo que tenga, para mí es un sueño.

¿Sigue pidiendo los guiones antes de aceptar un trabajo? Porque dice que eso le ha causado muchos problemas.

Yo solo he tenido un problema en la profesión, y es ese. Antes solo había hecho cine. Ahí te envían un guion y te gusta o no. Pero en el mundo de las series, desconocía cómo funcionaba una plataforma y cómo era la figura del 'showrunner'. Aquí te ofrecen un guion, luego el mismo otra vez, y otra, y a la cuarta vez que te lees el primer capítulo, pues si eras Superman ahora te han quitado los superpoderes y la capa. Mi única fuerza como actriz es poder decidir el personaje que quiero hacer, así que quiero leerlo. O hay gente que te quiere hacer una prueba y tú les pides que te manden el guion para verlo, porque a lo mejor ni te interesa, pero no te lo mandan. Me parece una falta de respeto. Yo tengo que saber mi personaje, dónde empieza y dónde acaba. Son funcionamientos de plataforma que tengo que aprender. Por eso me encantaría ser guionista de una serie que luego me ofrecieran. Sería un sueño.