Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Mil millones a TV3 y Sánchez en Marruecos comiendo gambas

Agresión a una reportera (La Sexta).

Agresión a una reportera (La Sexta).

Ferran Monegal

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En plena tractorada en Madrid, Helena Resano abrió sus ‘Noticias de La Sexta’ dirigiéndose a su reportera María Lamela y diciéndole: «Tú y nuestro cámara habéis sido agredidos por unos energúmenos». Y acto seguido vimos a la periodista, que informaba frente al Ministerio de Agricultura, abucheada a gritos de «¡mentira! ¡mentira!», más la presencia de un exaltado, silbando a todo trapo una trompetilla colorada, que se abalanzó sobre la reportera, gritando: «¡Y Pedro Sánchez en Marruecos comiendo gambas!».

Desde el punto de vista televisivo es un capítulo más de indignación mal enfocada. La agresión a la periodista que está informando es un contrasentido. Deberían meditar esos pocos manifestantes airados: gracias al reporterismo en directo, sus reivindicaciones –justas para muchísimos ciudadanos– son visibilizadas y nos llegan a todos con una nitidez que es fundamental para la gente del campo. Hay no obstante en este caso una pintoresca novedad, cuando el exaltado grita: «¡Y Pedro Sánchez en Marruecos comiendo gambas!». Es una expresión extemporánea, fruto de una irritación que mezcla asuntos que nada tienen que ver entre sí y de forma alocada. Demagogia lo llaman los clásicos. Esto me recuerda cuando yo estudiaba a los cronistas que contaron la pérdida de Cuba, en 1898, en particular aquella anécdota de un ordenanza del almirante Cervera que, habiendo de servirle cada mañana el desayuno, mascullaba: “Coño, aquí en Cuba la flota diezmada. Hemos perdido un dineral. Y este almirante como si nada: cada día desayuna dos cruasanes”. 

La demagogia es un recurso tan fácil como inútil. No sirve para nada. Hace un par de noches Carlos Carrizosa, el último mohicano de Ciutadans, estuvo en el programa ‘324’ (TV-3). Se le abrían las carnes ante el anuncio de que TV3 recibirá una inyección de 1.347 millones en cuatro años. Y exclamaba: «Para la sequía 1.000 millones, ¡pero para TV3 más de 1.300!». Hombre, eso también es demagogia de manual. Mientras TV3 siga siendo el colosal artefacto que es, hay que alimentarlo. Hacer comparaciones con otros ámbitos es estéril. Más efectivo es preguntarse qué tipo de tele seguirán haciendo con esta milmillonada. Lo de que es el motor audiovisual de Catalunya ya no cuela. La historia demuestra que es el motor audiovisual de unos cuantos. Una hermosa hermandad.

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