Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Marcianos, memoria selectiva, ¡lo más bonito!

‘Crónicas marcianas’, T-5, 1997-2005.

Y de pronto al excelente caricato Carlos Latre le ha sobrevenido un rapto de nostalgia y le ha montado a Xavier Sardà un revival de aquellas ‘Crónicas marcianas’ que tanto éxito les proporcionaron entre 1997 y 2005. ¡Ahh! Acariciar el pasado, con memoria selectiva, aporta siempre un confort superlativo.
Del archivo se han seleccionado los momentos más hermosos. Aquellos estupendos ‘sketches’ de Galindo, Rosario Pardo, Mariano Mariano y Paz Padilla, ejemplos de lo que tanto le gusta a Sardà, el ‘género buslesque’, que con tanta afición y orgullo cita. También las interpretaciones de Carlos Latre clonando de manera magistral desde políticos a La Pantoja de Puerto Rico. Y especialmente la eclosión del fenómeno Boris Izaguirre, haciendo siempre colosal espectáculo a partir de su ingenuidad desnuda. Gritaba Latre, entusiasmado, viendo su propia selección: «¡Esto fue la bomba! ¡Estábamos haciendo historia!». Y junto a Sardà se enternecían paladeando aquellos momentos puntuales en que gritaban contra Aznar un sonoro «¡No a la guerra!», o cuando ETA asesinó a Ernest Lluch y Sardà valerosamente, dijo: «Unos hijos de puta han matado a un tío de puta madre». O sea, hacemos la tele que hacemos, pero somos de izquierdas y progresistas, eso sí.
¡Ah! Estos momentos evocados tienen hoy un innegable valor televisivo, es indiscutible. Nada sacaron en cambio de Coto Matamoros, uno de los ‘marcianos’ más famosos, ni de Carlos el Yoyas, ni de Aída Nízar..., grandes constructores de violencias y carnicerías. Recordaron al genial Leo Bassi, pero no aquella noche en que puso una mierda fresca en mitad del plató, junto a un ventilador, y todos acabaron salpicados de caquita. Aquel golpe escénico de Bassi fue una metáfora sublime.
Este autohomenaje titulado ‘Crónicas marcianas, el reencuentro’, ha conseguido un 14,2% de cuota. No había tenido Telecinco una alegría semejante desde hace dos años como mínimo. O sea que a lo mejor los ‘marcianos’ resucitan. A mí me gustaría volver a aquel pasado en que un Sardà triunfante decía: «A mí las críticas me ayudan a ir de vientre». Y yo le contestaba humildemente desde esta columna (julio 2003): «Me cabe el honor de haberle ayudado a aliviar el atasco de basura de su intestino». ¡Ah! Eran años televisivamente hablando muy entretenidos. Y sobre todo, éramos mucho más jovencitos.
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