Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: la venganza de Makoke

Makoke

Makoke / Telecinco

Ferran Monegal

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No todo es política. En el mundo ‘telecinque’ el gran suceso de la semana ha sido la boda de Kiko Matamoros con la joven Marta López Álamo. Les han dedicado una fenomenal cobertura en los programas ‘Sálvame’, ‘Fiesta’ y ‘Deluxe’. Es natural. Mediaset lleva 30 años construyendo una burbuja de criaturas que ha elevado a categoría de estrellitas por el mero hecho de salir en Telecinco.

Es un prodigioso autoconsumo. Famosos que son famosos porque la cadena los ha creado a base de que aparezcan continuamente en la cadena misma. Uno de los más populares es Kiko Matamoros. Para los que no están avezados en ese mundo de cotilleo y fantasía que ha creado Tele 5, les informo que Kiko estaba casado con una señora llamada Makoke, también habitual de este imperio televisivo. Se separaron. Y este fin de semana Matamoros se ha unido por la Iglesia a la joven Marta López Álamo. Solo hay una distancia biológica de 40 años entre estas dos criaturas. O sea, están en la línea de moda que entre ciertos famosos actualmente predomina.

Dicen en la cadena que ha sido la boda del año. Les han arropado con un colosal confeti televisivo. Pero Telecinco no sería Telecinco si no hubieran añadido a la fiesta un poco de mortificante ceniza. Han pedido a la ex de Kiko, la señora Makoke, que les lance un poco de aceite de ricino. Y doña Makoke se ha puesto delante de la cámara y le ha dicho a la nueva esposa de su exmarido: "Cómprate tapones para los oídos. Kiko ronca de manera estrepitosa. Y llena el congelador de pollo y verduras para hacerle las papillas que necesita". ¡Ah! La venganza de Makoke, aunque no lo parezca, es terrible. Primero advierte a la nueva cónyuge que se prepare por las noches porque este marido que se ha buscado resopla y gruñe como un jabalí. Y luego, lo de ‘darle la papilla’, eso sí es mortificante y dolorosísimo. Desliza la tesis de que su dentadura es postiza, de ‘atrezzo’, solo para cuando sale en la tele o para sonreír en las fotografías. Luego se la quita y lo único que puede deglutir son sopitas y líquidos.

¡Ah! En toda la historia del telecotilleo nacional solo recuerdo una venganza semejante. Fue en los 90, cuando Antonia dell’Ate descubrió que Ana Obregón se había liado con Alessandro Lecquio, su marido. Antonia declaró: "Anita, tienes silicona hasta en el cerebro. No me has robado a Alessandro, ¡te lo he regalado yo! Y no sabes lo descansada que me quedo".

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