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La crítica de Monegal: La muerte de ‘Cuéntame...’ tiene un precio: 5,3 millones

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Ferran Monegal

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A instancias de preguntas de la oposición en sede parlamentaria, TVE ha informado del coste de la que será última temporada de ‘Cuéntame...’, de los últimos siete capítulos que cerrarán la que seguramente ha sido la serie más longeva de la historia de TVE.

El precio que la corporación pública RTVE ha pagado o pagará a la productora Grupo Ganga es de 762.913 euros por capítulo, de media, es decir un total de 5,3 millones de euros en total, al que hay que añadir el IVA correspondiente. No es objeto de esta columna, al menos hoy, entrar en la discusión de si esta producción ha salido cara, o barata, o si está en los habituales parámetros económicos que en el mercado audiovisual se manejan. Lo que me parece imprescindible es constatar, resaltar, lo mucho que les cuesta a las teles públicas someterse a la obligada transparencia sobre el destino del dinero público del que disponen.

Es verdad que las cadenas de titularidad pública deben ofrecer un portal de transparencia para que la ciudadanía pueda consultarlo. RTVE, y también TV-3 (CCMA), por ejemplo, lo ofrecen. Pero les aseguro que estos portales están hechos de forma tan perversa que parecen una laberíntica carrera de obstáculos más que una transparencia. Estos arborescentes, enrevesados y colosales destinos monetarios que las teles públicas disponen deberían ofrecerse a la ciudadanía con una claridad que yo echo de menos y que reclamo desde hace mucho tiempo. Permítanme una anécdota que en los años 70 y 80 se contaba con mucho pitorreo. Algunos viejos compañeros seguramente la recordarán también. Me refiero al caso del piano de cola que había en uno de los estudios de RNE, en su sede del paseo de Gràcia de Barcelona. El piano se contrató en régimen de alquiler, y así estuvo años y años, muchos, pagando con dinero público el arriendo todos los meses. Se calculó que con todo ese dinero se podrían haber comprado 20 pianos nuevos.

Vengo exigiendo en esta columna diaria, desde hace 30 años –se cumplirán tres décadas el próximo mes de mayo– que las cadenas públicas deberían insertar al final de cada programa, junto a los títulos de crédito, lo que nos cuesta lo que acabamos de ver. El precio que pagamos entre todos por lo que nos ofrecen. Pero no hay manera. Explicar bien, y con detalle, el reparto de la pasta –el pastel– les pone nerviosos. Por algo será. ‘Ego sum vox clamantis in deserto’.

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