La crítica de Monegal: Un niño espera el autobús, y le han matado

Era un niño. Tenía 13 años. Ayer estaba sentado, esperando el autobús, en Jarkov, en una humilde parada. Un misil ha acabado con su vida. Una persona, quizá su padre, a su lado, semiarrodillado, tomó la mano del niño asesinado. Leyó una oración en un breviario.

Tienen ustedes la secuencia gráfica completa aquí, en EL PERIÓDICO, en la zona de fotografías sobre lo que está ocurriendo en Ucrania. La tele nos ha ofrecido también esta imagen. Yo la he visto en Informativos Tele5. «Es una imagen de dolor, y muerte. Sobrecoge», nos decía Pedro Piqueras. Tiene toda la razón; cuando la tele se detiene ante un niño asesinado, se nos revuelve el alma. Por eso quizá la tele, todas las teles del mundo mundial, son cada vez más reacias a darlo. Según datos provisionales del gobierno ucraniano son más de 350 los niños muertos desde que comenzó la guerra. No recuerdo haberlos visto en los noticiarios.

No obstante la guerra de Ucrania sigue concitando la atención televisiva. No es por los muertos y las masacres: el foco sigue allí porque la cómoda vida europea está amenazada. El grano de Ucrania no llega, o sea, sube el precio en los mercados. El gas ruso tampoco está llegando, y quizá el próximo invierno pasaremos frío, sobre todo Alemania. Por eso las cámaras siguen en Ucrania. Una guerra que comenzó hace cinco meses, la tele ya la habría eliminado de su foco de atención. No es novedad. Habrían pasado página, como pasan de otras guerras, tan o más cruentas que la de Ucrania.

Informa Unicef que en la guerra del Yemen, desde que comenzó en 2015, hasta hoy, más de 10.000 niños y niñas han sido asesinados o mutilados. En las guerras de Etiopía, Mali, Níger o Burkina Fasso, la mortandad infantil es espeluznante. En Afganistán, la población que no acata la ley talibán es masacrada, las mujeres y las niñas en particular. ¿Y qué canal televisivo se acuerda hoy de Afganistán, Yemen, Etiopía, Mali...? Han dejado de ser noticia. Matan y asesinan cada día, pero la tele considera que estas muertes son un ‘dejà vu’, y que producen cansancio.

Un niño de 13 años espera el autobús en Ucrania. Un misil le ha asesinado. Un hombre, quizá su padre, ha tomado su mano y reza una oración, arrodillado. Según los que manejan el negocio de la tele, esta imagen produce cansancio. Contra todo pronóstico, esta imagen nos ha impactado en el alma.

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