TÚ Y YO SOMOS TRES

Braguetas regias: la de Felipe II también

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Ferran Monegal

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Permítanme un preámbulo breve: yo debería hablarles hoy sobre esta operación de blanqueo sobre la Pujol’s family que está impulsando TV-3. Es una maniobra portentosa. La cadena parece haberse transformado en una extensión, una filial, del gabinete de los abogados defensores. Es de traca, agarra pan y moja. Pero vayamos hoy al tema de las braguetas regias, que también son muy entretenidas y pintorescas.

Seguramente inspirados por las trapacerías bragueteras del rey emérito, cesante o dimitido Juan Carlos I –que tanto juego están dando en los medios– en la serie-comedia El ministerio del tiempo (TVE-1) nos acaban de escenificar la tragedia braguetera de otro rey español, Felipe II, que se fue a casar a Inglaterra con María I.

La serie nos cuenta muy bien lo que le pasó al pollastre heredero de Carlos I (y V de Alemania) cuando llegó a Londres a casarse con la inglesa. Cuando ya llevaban unos meses casados, ocurre una escena tremenda. Felipe II les cuenta a unos amigos, creo que el Duque de Alba entre ellos, que María I es horrorosa, fea a más no poder, más seca que el palo de una escoba, pero advierte: «Tengo que preñarla por orden de mi padre», o sea, hay que fabricar un heredero. Y para poder triunfar en su misión se inventa dos sistemas.

Uno: «Cuando me meto en la cama con ella, para poder enarbolar la bandera pienso en los pechos de la panadera». ¡Ah! Por lo visto la panadera de palacio tenía un frontis glorioso. Pero esta fórmula imaginativa no funcionó. Y entonces Felipe II se inventó otro sistema. Tenía una amante fija llamada Isabel Osorio, una muchacha lozana y hermosa, una especie de Corinna de la época, y mandó al pintor Tiziano que le hiciera un retrato en pelotas.

La amante aceptó. Tiziano cumplió. Felipe II colgó el lienzo justo en la cabecera de la cama. Y había que ver en la serie su cara fornicando sobre María I. ¡Ah! Nunca la miraba. Disimulaba. Y lo que miraba fijamente era el cuadro de Isabel en bolas, y a ver si así conseguía levantar la bandera. ¡Ahh! Logró embarazarla dos veces. Pero María I, que estaba en esa franja de edad en que todo verdor ya pereció, no tuvo descendencia. Lo que no nos cuenta la serie es el maletín de dinero que le debió dar Felipe II a su amante Isabel por dejarse pintar en bolas. Una comisión merecida. Hizo un servicio a los negocios del Imperio. No como otras.