TÚ Y YO SOMOS TRES

Pitorreo: los humoristas despiden a Rivera

Ferran Monegal

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Festival de sarcasmo televisivo. Los humoristas de la tele han despedido a Albert Rivera. Cachondeo inmenso. Decía Wyoming en El intermedio«¿A qué podría dedicarse ahora este muchacho? Bien mirado podría ser paseador de perros –por haber demostrado su amor por Lucas, su caniche toy– ; también podría aspirar a ser modelo en Escuelas de Bellas Artes –y sacaban aquel poster electoral suyo en que posó en pelotas–, pero el empleo que más le va es representante de artistas. Sería la nueva Paquita Salas. Tiene ojo recolocando a viejas glorias» y nos mostraban fotos de Felisuco y Toni Cantó. No acabó aquí el mordedor despiporren. Entró en tromba entonces Dani Mateo y dio la noticia de última hora: «Juan Carlos Girauta también ha dimitido.  A este político le ha pasado con las elecciones lo mismo que a Juan Carlos de Borbón con los escalones: ¡no ha visto venir la hostia!». Y se tiraban de risa por el suelo. Casi a la misma hora en Late motiv (Movistar+)  Buenafuente le hacía un homenaje a Rivera sacando un vídeo con sus momentos más famosos, como en aquella cena oficial en honor al presidente argentino Mauricio Macri, en la que se ve a Rivera vestido de gala mirando con unos ojos que parecía uno de los zombi de The Walking Dead. Y gritaba BF con la risa escapándose por debajo del bigote: «¡Se ha extinguido el liberal ibérico!». O sea, una tragedia desde el punto de vista de la conservación de las especies. Anotemos finalmente el despiporren que les entró en Està passant (TV-3). Mandaron traer una grúa para que se llevase todos gadjets, ladrillos y carteles que suele sacar Rivera en los debates. Y lo más tremendo: lo enviaron todo a la calle Bambú número 12, que es la sede madrileña de VOX. O sea, según Toni Soler, si Rivera regresase a la política, lo haría en la trinchera de la ultraderecha.

Por cierto, Soler comenzó su Està passant con el plató repleto de coches. Un colosal atasco reflejo de la onda expansiva del tsunami. Soler les rogaba que despejasen el plató, porque así era imposible hacer el programa. ¡Ah! Eso mismo decían los camioneros varados horas y horas en la AP-7.  Soler tuvo más suerte: el atasco de vehículos en su plató desapareció inmediatamente. Debe ser por la alegría con que trata TV-3 estos cortes de carreteras y fronteras. Más que informar de los sucesos, parece que se suman a una fiesta.