Piscina sin agua y Marisol sin Marisol

Después de vacaciones enchufas de nuevo la tele y recibes un golpe. La seudorealidad que crea la televisión es tremenda. Ya no me acordaba, por ejemplo, que el programa estrella de este verano en TVE-1, Lazos de sangre, consiste en hacer dulces hagiografías en vida sobre alguien que nunca aparece. A finales de julio se la hicieron a Isabel Pantoja, sin la Pantoja. Luego a Isabel Preysler, sin la Preysler. Es la técnica del falso anzuelo. Anuncian un nombre famoso, y luego resulta que en lugar de salir la protagonista salen familiares, salen tertulianos y salen muchas imágenes enlatadas, mucho archivo, que en TVE lo tienen enorme.

Y sobre todo el presentador, en este caso Boris Izaguirre, que es lo mejor del programa porque en casa nos divertimos haciendo humildes apuestas a ver cuantas veces repitirá eso de «¡Divina, maravillosa, impresionante, su historia es una épica!» y cositas así, la mar de campanudas. Sirven para que suba el souflé. Y para dar la impresión de que cada miércoles asistimos a una sesión la mar de trascendente.

Ahora le acaban de hacer un Lazos de sangre a Pepa Flores, Marisol. Sin Marisol, naturalmente, que vive en Málaga y no quiere ir a la tele. O sea, su retiro le ha propocionado sabiduría e inteligencia. Los tertulianos y el presentador no pararon de hacerse preguntas: ¿cómo fue su vida de niña prodigio; cómo vivió enclaustrada en casa de los Goyanes; cuántos novios tuvo; cómo pasó de simpatizante falangista a militante comunista; por qué se retiró tan joven? Y ellos mismos se iban autorespondiendo según su criterio.

Ni la aparición de su hermana Vicky y su hija Celia consiguieron iluminar la escena. Para los que quieran conocer la dureza de su vida, cuando la llevaban por tablaos y tabernas enrolada en la troupe infantil Los Joselitos del cante, acudan al archivo de Interviú, a la serie de tres entrevistas que le hizo José Luis Morales en 1979. Allí sí habla Pepa Flores. Y cuenta los abusos que, con solo 8 años de edad, sufrió. De esa entrevista, en Lazos de sangre, ni una coma.

Una de las noticias del verano ha sido que mi admirado Carod-Rovira ha advertido rotundamente que ni Catalunya es independiente ni hay República. «Ha sido un salto a una piscina sin agua». ¡Ah! Carod es un independentista de toda a vida. Pero parece que tampoco le gusta la técnica de los falsos anzuelos.