TÚ Y YO SOMOS TRES

Si la verdad no gusta, contemos un cuento

Ferran Monegal

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Me dice mi canario flauta Papitu que Vicent Sanchis, el todavía director de TV-3, ha comenzado el año muy contento. Su acreditada labor moviendo el artefacto ha dado un fruto estupendo. Ha cerrado el 2018 con 2,2 puntos por encima del 2017. ¡Ahh! Las grandes empresas de análisis televisivo están maravilladas. Ante un telehipódromo nacional muy estancado en audiencia, la progresión de TV-3 les ha dejado atónitos. Es normal que estén perplejos. Ya les dije hace tiempo que TV-3 ya no se puede medir con parámetros televisivos. Lo suyo es un fenómeno religioso, que es otra cosa. En cualquier caso, la alegría de Sanchis es enorme, y ha querido comenzar el año haciéndonos un regalo oportunísimo y valioso: ha mandado comprar la miniserie Apple Tree Yard y nos la ha colocado en dos días consecutivos. ¡Ahh! Es una historia estupenda.

Va sobre la infidelidad, la pasión y el asesinato. Los británicos hacen muy bien estas producciones. La gran actriz Emily Watson es la protagonista. Interpreta a una dama madura (Yvonne), señora casada que de pronto conoce a un atractivo y enigmático pollastre –también maduro y con espolones– que es el actor Ben Chaplin (Mark). Resaltemos los primeros lances de la serie, cuando Yvonne y Mark se ven por primera vez.  Es una secuencia prodigiosa. En menos de tres minutos de reloj, y sin ni siquiera saber cómo se llaman, acaban empotrados como fieras en la cripta de la capilla St. Mary Undercroft, santo y virtuoso lugar situado en el sótano del Palacio de Westminster. El trabajo de Mark es excelente. La seduce a una velocidad de vértigo. Y, una vez en la cripta, se produce el bárbaro, tórrido y colosal ensamblamiento. A partir de entonces, ya es un no parar. Se acoplan continuamente. En los lavabos de los pubs y de los bares, en callejuelas estrechas... La historia se complica, finalmente, incluyendo un asesinato. Acusan a Mark de perpetrarlo, y a Yvonne de ser la inductora. Pero en el juicio Yvonne sale absuelta, a pesar de haber sido, en efecto, la impulsora.

La serie acaba con esta advertencia: «En un juicio con jurado popular no gana quien explica la verdad, sino quien cuenta la mejor historia». O sea, si la verdad no interesa, contemos, construyamos, inventemos, un cuento. ¡Ah! Es perfecto, muy oportuno, que el director de TV-3 haya elegido esta serie para comenzar el 2019.