Tú y yo somos tres

La rara catarsis del ministro del Interior

Ferran Monegal

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En 'Cuerpo de élite' (Antena 3 TV) se ha producido un suceso sorprendente. El ministro del Interior, que interpreta Joaquín Reyes, ha tenido un momento, un rapto, un instante de catarsis y de purificación, y se ha presentado ante la prensa pidiendo perdón. Les ha dicho: «Ha llegado el momento de decirles la verdad. Hasta ahora les he estado mintiendo. Me he dado cuenta de que no sirvo para la política. No tengo picardía, ni egoísmo, ni siquiera mala leche. Básicamente soy una buena persona. Nunca me he sentido integrado con el Gobierno. Grité en silencio '¡No a la guerra!', apoyo en secreto el matrimonio gay, incluso me manifestaría en contra de la 'ley mordaza' si no lo impidiera la 'ley mordaza'... ¡Soy diferente!». Y el glorioso cuerpo de prensa allí congregado, todos atónitos, le dedicaron una ovación.

Hombre, en realidad a este ministro, que es un cataplasma, un inútil y un incompetente, ese gesto le sale, porque se siente ninguneado por el presidente del Gobierno, que no le invita ni a cocido ni a nada, y pasa de él olímpicamente. O sea, que lo que quiere es prosperar y llegar a vicepresidente. Pero no ha dejado de ser una escenificación interesante. Un ministro del Interior pidiendo perdón y confesando que miente continuamente es una valiosa rareza.

Quizá esta serie cómica, después de seis capítulos dibujando al ministro como un perfecto inepto, un pardillo torpe y risible, ha querido tener un detalle humano, redentorista, hacia él. No hacía falta. El estilo de humor de esta comedia no es sangrante. Si hubieran tomado como modelo algunos ministros del Interior reales y auténticos, el tono de broma despendolada se hubiera transformado en ácido sarcasmo, bañado en las cloacas interiores de su propio ministerio.

LO PEOR

De todos los programas que han escarbado sobre el caso del niño Gabriel, se lleva el primer premio lo del lunes en Sálvame limón (Tele 5). Mientras nos contaban que el féretro del niño ya estaba entrando en la capilla ardiente, discurría por la pantalla un letrero calentando el estreno del 'reality' 'Supervivientes' que decía: "María Lapiedra reconoce que se ofrecería a cambio de comida". O sea, nos advertían que estuviésemos atentos porque, si hay hambre, se abrirá de piernas. Coexistía este aviso con una foto de Gabriel presidiendo el plató. Elijan ustedes el calificativo que les corresponde.