tú y yo somos tres

El arzobispo y su tormento

FERRAN MONEGAL

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Ha entrado la teleserieToledo(A-3 TV) en su recta final -la próxima semana emitirán el último capítulo-, y de entre todas las tramas planteadas la más tremenda es la tragedia deDianay su relación con el arzobispoOliva. Este virtuoso purpurado vive momentos delicados. Su pasión por la hermosísima doncella le atomenta. Ni flagelándose brutalmente le baja el recalentón. Suerte que va siempre con una especie de casulla que le cubre desde el cuello hasta los pies y le tapa la bragueta; de lo contrario sería bochornoso ver al arzobispo empalmado circulando por Toledo. ComoDianaestá esperando un hijo bastardo del reyAlfonso X, la quieren echar de palacio y encerrarla en Valladolid, en un lóbrego convento. Y ella, desesperada, acude al arzobispo para que la socorra. ¡Ah! La escena que sucede entre ellos dos debe haber puesto los pelos de punta a la Conferencia Episcopal, porque monseñorOliva ya no puede aguantarse más y quiere besarla, y le busca la boca libidinosamente, y la llama«¡Mi amor, mi amor!». Hombre, el futuro de la pobreDianaes muy negro. La reinaViolantela quiere lejos, desterrada y encerrada de por vida en un hábito de monja. El reyAlfonsopasa de ella. Y el arzobispo lo único que busca es pegarle un polvo antes de que se la lleven. ¡Ah! Lo tiene crudo esta hermosa doncella.

GARRIGA FÚTBOL CLUB .-Conocida la deuda que tienen los clubs de fútbol con Hacienda -más de 750 millones de euros-, enCrackòvia(TV-3) han construido unsketch demoledor. Se presenta un inspector de Hacienda en casa de losGarrigapara cobrar una deuda. Llama a la puerta. LosGarrigaven por la mirilla que es el inspector, y antes de abrirle, velozmente, transforman su humilde salita de estar en un vestuario deportivo y cuelgan un gran rótulo que pone Garriga Fútbol Club. Y le abren la puerta al inspector. ¡Ahh! Cuando el funcionario ve que aquello no es un domicilio familiar sino un club de fútbol, les dice, amabilísimo:«Nada, nada, no se preocupen ustedes. No sabía que esto era un club de fútbol. No sufran por la deuda con Hacienda». Y desaparece. ¡Ah! El sarcástico golpe deCrackòviaretrata una intolerable situación. Hace pocos días,Matías Prats (A-3 TV) entrevistó al experto economistaGay de Liébana, quien diagnóstico que esta deuda los clubs nunca la iban a pagar.Matíasadvirtió entonces:«El fútbol es pasión, es ilusión, pero... ¡Hacienda somos todos!». Pues parece que no.