crónica

Una maravillosa 'Bella durmiente'

Tamara Rojo y el Royal Ballet de Londres arrasan en el Liceu con su versión del cuento de hadas

Escena coral del fastuoso montaje 'La bella durmiente' del Royal Ballet.

Escena coral del fastuoso montaje 'La bella durmiente' del Royal Ballet.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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No se puede pedir más. El Royal Ballet de Londres desplegó en el Liceu toda la fantasía y virtuosismo deLa bella durmientede Chaikovski. Un verdadero lujo el de este espectáculo que hizo vibrar al coliseo, con repetidas aclamaciones a los bailarines de la compañía encabezados por Tamara Rojo (princesa Aurora) y Ruppert Pennefather (príncipe Désiré). Valeriy Ovsyanikov dirigió con maestría a una implicada Jove Orquestra Nacional de Catalunya en la interpretación de la luminosa partitura.

Pocas veces se ha visto una producción tan completa de la pieza basada en el cuento de Perrault. El punto de partida es la versión del legendario Marius Petipa pero incluye las variaciones de Frederik Asthon, Anthonuy Dowell y el renovador Christopher Wheeldon, que ha incorporadoLa danza de las guirnaldas.

La magia aparece desde el bautismo de la princesa Aurora y ya no deja de fluir hasta el final. El desfile de las hadas y la irrupción de la malvada y vengativa Carabosse anunciando la futura muerte con un huso de la recién nacida y la del Hada de las Lilas que promete que se salvará después de dormir 100 años con el beso de un príncipe, se exhiben con bailes y movimientos de gran belleza.

La escenografía, con decorados de telas pintadas y una espléndida iluminación, da profundidad a las evoluciones de los bailarines. El perfeccionismo y la técnica, nunca exentos de emoción, se manifiestan también en las coreografías del cuerpo de baile.

Los inspirados solos y pasos a dos y hasta a cuatro de gran dificultad se suceden sin interrupción en este fastuoso montaje, con divertidas inserciones de los héroes de otros relatos como Caperucita y el Lobo Feroz o El Pájaro Azul, especialmente presentes en las fiestas de la boda de los príncipes que culminan con un espectacular baile de toda la corte.

ELEGANCIA Y EQUILIBRIO / Tamara Rojo es más Tamara que nunca en el hábitat de su compañía. Alada y etérea compone una Aurora de altura. Es memorable su paso a dos final con el no menos espectacular Ruppert Pennefather, en un ejercicio que aúna academicismo, elegancia y equilibrio. Y no menos relevantes son sus dificilísimas evoluciones sobre las puntas de sus zapatillas para recibir las flores de los cuatro príncipes aspirantes a su mano en el acto del hechizo. Una gran noche para ella y para todo el Royal Ballet.