Hugh Laurie: "Soy un depresivo, pero moderado"

PROTAGONIZA LA SERIE DE CUATRO 'HOUSE'

PAZ MATA / LOS ANGELES

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Cuatro estrena el primer episodio de la cuarta entrega de 'House', que aún se emite en EEUU y se verá en España en el 2008.

CUATRO / 22.05

Cazadora de cuero, vaqueros raídos y bastón de madera exótica con empuñadura de marfil. Un atuendo poco convencional para un médico especialista en diagnosticar las más complejas enfermedades. Pero el doctor House nunca pasó por ser un médico convencional, al contrario, su atractivo radica en que escapa del estereotipo. Un hombre cuya autodestructiva conducta y su amargada personalidad le hacen ser brillante. Y su intérprete, Hugh Laurie, es un actor que toma decisiones con la misma determinación con que arrastra la pierna derecha o se traga un bote de vicodina para paliar el dolor físico y emocional de su personaje.

Por eso, House no sería una estrella mundial de la televisión sin Hugh Laurie, actor inglés que desde el 2004 da vida al misántropo doctor. Al igual que House, Laurie es un hombre con un sardónico sentido del humor, al que le apasionan el jazz, el boxeo, las motos, tocar el piano y quedarse con todo el mundo. Además, es escritor (va por la tercera novela). En un descanso del rodaje de la cuarta entrega, que se está emitiendo en EEUU, el actor se muestra cauto a la hora de contarnos qué sucederá en los próximos episodios, pero no puede disimular su entusiasmo por lo que está por venir. ¿Quizá su tercer Globo de Oro?

--¿Cómo se explica el éxito creciente que está teniendo la serie, a medida que pasan las temporadas?

--Soy un poco supersticioso a la hora de responder a esa pregunta. Pienso que si lo hiciera, el éxito se evaporaría. Si creyéramos tener la fórmula mágica o supiéramos por qué la gente responde de manera tan positiva a estas historias, todo desaparecería como el rocío de la mañana, por eso prefiero no especular. Tengo mi teoría de por qué mi personaje gusta a tanta gente: su rebeldía atrae a los más jóvenes, y su incorrección política, a los adultos. Pero son los guionistas los que me siguen impresionando, por la gran sofisticación de sus historias.

--Nunca he oído hablar de un médico que envíe a un equipo de investigadores a casa de un paciente. ¿Es idea de los guionistas o conocen a algún doctor que lo haga?

--La mayoría de los hospitales no tienen un departamento de medicina diagnóstica, pero lo cierto es que no todos los hospitales son iguales y es posible que exista alguno que tenga un departamento de este tipo donde los doctores con más talento puedan trabajar. La medicina de diagnóstico es el talento de House, tiene menteholmesiana: le interesa más resolver el problema que tratar al paciente.

--En un capítulo de la cuarta temporada, House se besa con una doctora de su equipo y el magnetismo entre ambos salía del televisor...

--Eso es que tiene usted el televisor estropeado. Dé un golpecito en el lateral y verá como desaparece la interferencia (risas).

--Pero, ¿House por fin se enamora?

--No era un beso romántico. Lo cierto es que la doctora Cameron se está haciendo pasar por lo que no es, y House sospecha, y el beso es un truco para acercarse más a ella.

--O sea, que nada de amoríos en esta temporada.

--No tengo la menor idea de lo que le deparará. De hecho, no sé lo que va a ocurrir con el personaje de una semana para otra.

--¿Tiene usted algo en común con House?

--En lo único que me parezco es que todos los días voy a trabajar al mismo sitio y a hacer lo mismo una y otra vez.

--¿Se le ha pegado algo de su mal humor?

--No, no creo que se me haya pegado nada. Siempre hubo distancia entre él y yo, y lo que intento es extralimitarme en ser simpático con la gente y mantener esa línea de separación entre House y yo..., claro que la gente que trabaja conmigo puede que opine de otra forma.

--Además de actor, músico y escritor, está casado y tiene dos hijos. Está claro que la suerte le sonríe, sin embargo, tengo entendido que sufre de depresión clínica, una enfermedad que cada vez es más frecuente, pero que sigue siendo tabú hablar de ella.

--Sí, pero no me gusta insistir demasiado en ello, porque parece que parte del problema cuando la gente habla de depresión es que uno busca que la gente se apiade de ti, y lo que intento es evadirme de ese tipo de simpatía. Es cierto que ahora se habla más de ello que antes, se le ha dado incluso un nombre a la enfermedad, cosa que antes no tenía.

--¿Cómo trata la enfermedad?

--Igual que la mayoría de la gente que la padece. Voy al psicoanalista, y trato de controlarla lo mejor que puedo. Unos días son mejores que otros, uno nunca sabe cuándo, cómo ni por qué te ataca, pero cuando lo hace es bastante desalentador. Tengo que decir, no obstante, que mi depresión es bastante moderada.

--Hablemos de su salud física ¿Es cierto que corre todos los días 10 kilómetros?

--No, eso es una exageración (risas).

--¿Qué hace entonces para poder evadirse de las preocupaciones del día a día?

--Boxeo todos los fines de semana y eso me despeja. Claro que cuando te dan un golpe, no solo no te quita las preocupaciones, sino que te quedas con un dolor de cabeza tremendo durante una semana (risas). Pero me apasiona ese deporte, es casi una obsesión, es como un ajedrez físico, un gran antídoto para mi trabajo.

--¿Con quién le gustaría enfrentarse en el cuadrilátero?

--Con un niño, a ser posible de entre 4 y 5 años (risas). En diciembre tengo pensado ir a Las Vegas para ver el combate entre Ricky Hatton y Floyd Mayweather, que se enfrentan por el título Mundial de los semipesados. Nunca he visto un campeonato del mundo en directo y la verdad es que me hace mucha ilusión.