Riesgos de la IA

Estados Unidos investiga si ChatGPT viola la protección de los consumidores

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Los intereses comerciales marcan el frenesí de la IA

El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, comparece ante el Congreso de EEUU

El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, comparece ante el Congreso de EEUU / Elizabeth Franz (Reuters)

Carles Planas Bou

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El creador de ChatGPT se enfrenta a su mayor amenaza de regulación en Estados Unidos. La Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) ha abierto una investigación para determinar si la compañía OpenAI ha infringido las leyes de protección de los consumidores y si ha puesto en peligro sus datos personales, según una exclusiva de 'The Washington Post'.

El diario capitalino señala que la agencia del Gobierno envió esta semana a la empresa de inteligencia artificial (IA) una solicitud para que explique qué medidas toma para abordar los riesgos relacionados con sus productos. Mientras el Congreso estadounidense y la administración de Joe Biden negocian una nueva ley que regule la IA, OpenAI debe cumplir con lo establecido en la protección del consumidor. De no seguir las normas, la compañía participada por Microsoft podría ser multada y obligada a modificar el uso que hace de los datos de los usuarios.

ChatGPT se basa en grandes modelos de lenguaje, una tecnología que le permite responder a las dudas de los usuarios en base a la información que encuentra en internet. Aunque pueda sonar convincente, este chatbot también incurre en errores. La FTC ha pedido a OpenAI que informe de todas las quejas que ha recibido por afirmaciones "falsas, engañosas, despectivas o perjudiciales" que esta herramieta haya podido dar sobre otras personas para determinar si incurrió en prácticas engañosas que "dañaron la reputación" de los consumidores.

La agencia también investiga fallos puntuales en los sistemas de seguridad de datos de OpenAI, que podrían suponer otra violación de las leyes de protección del consumidor.

Golpe a las intenciones de OpenAI

Abierto al público en noviembre, ChatGPT ha disparado su popularidad, tardando tan solo dos meses en superar los 100.000 usuarios. Su irrupción ha desencadenado una guerra comercial entre gigantes tecnológicos como Microsoft, Google o Meta que buscan ser los primeros en conquistar un mercado que promete beneficios milmillonarios.

Durante los últimos meses, el cofundador y consejero delegado de OpenAI, Sam Altman, ha aprovechado el creciente peso de ChatGPT para tratar de influenciar la regulación de la IA. Es por eso que emprendió una gira global que le ha llevado a reunirse con presidentes como Pedro Sánchez o Emmanuel Macron, entre otros. La normativa de la Unión Europea (UE), ya aprobada, afectará directamente a ChatGPT. En EEUU se espera que llegue mucho más tarde. La investigación de la FTC podría perjudicar los intentos de Altman para marcar el paso.