350 personas desalojadas

Fútbol contra el miedo a las llamas del fuego del Cap de Creus

Entre los evacuados hay un grupo de colonias de 24 menores franceses que han sido alojados en el pabellón de Port de la Selva

Parte de los desalojados del camping La Vall por el fuego de Llançà, en un polideportivo

Parte de los desalojados del camping La Vall por el fuego de Llançà, en un polideportivo. /

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Entre las 350 personas evacuadas de las urbanizaciones de Llançà y de Port de la Selva a causa del incendio del Cap de Creus hay un grupo de 24 menores franceses que estaban de colonias en el camping Port de la Vall. Procedentes de París, la expedición conducida por tres monitores llegó a Barcelona el 8 de julio, se detuvo en Olot y preveía terminar la excursión en Port de la Selva. El fuego, sin embargo, ha alterado sus planes.

“Anoche vimos las llamas muy de cerca. A pesar de que enseguida nos dijeron que no corríamos ningún riesgo porque el viento las alejaba, los chicos se asustaron –tienen entre 13 y 17 años–”, explica Mathieu Stioui, uno de los monitores. “Al final nos dijeron que debíamos salir del camping y eso hicimos”. Los 24 adolescentes y los tres monitores han pernoctado en el pabellón polideportivo de la población, junto a otros clientes del camping, como Lies y Jan, un matrimonio holandés de 77 y 78 años que este mediodía esperaba que llegara la comida mientras veía a Mathieu y a los chavales jugar a fútbol. Porque eso es lo que hacían.

La misma pista sobre la que han extendido colchones por la noche, atendidos por trabajadores del Ayuntamiento de Port de la Selva y de Protecció Civil, al mediodía ha vuelto a ser lo que siempre ha sido: un terreno de juego. “Todo el mundo sabe jugar al fútbol, es el deporte más sencillo del mundo. Teníamos que hacer algo con ellos y todo lo que trajimos se quedó en el camping. Encontramos la pelota y se sabe qué ocurre cuando veinte personas encuentran una pelota”, detallaba Mathieu, sudoroso por el esfuerzo segundos después de marcar un gol con la zurda casi desde el centro del campo.

Las 350 personas desalojadas son dueños de residencias ubicadas en las urbanizaciones de Beleser en Llançà y Erola, Barlovent, Mora II y Perebeua de Port de la Selva. Muchos de ellos, debido a la proximidad del Cap de Creus con la frontera, son ciudadanos franceses.

Desde el Port de la Selva, la playa se ha convertido este sábado en un mirador con vistas al fuego. Àngels y Parry, un matrimonio que reside en Reino Unido, seguía junto al resto de bañistas las tareas de helicópteros e hidroaviones mientras se tostaban al sol. El día era espléndido para pasarlo en remojo y, dado que la carretera de Port de la Selva está cerrada a causa del siniestro, en la arena había sitio para todos, sin agobios. El ruido que hacían las aeronaves recordaba qué estaba ocurriendo. Y el paisaje negro y humeante del parque natural, también. “Da mucha pena verlo quemado. Mucha”, lamentaba Àngels.

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