INVESTIGACIÓN
El asesino de Laura Luelmo salió de la cárcel de permiso dos veces este año
Luis Rendueles
Redactor
Escribo sobre sucesos y territorios negros desde hace treinta años. Con Julia Otero en la radio. Prensa Iberica desde 2021. Antes, subdirector de Interviu.
Vanesa Lozano
Redactora
Periodista de Sucesos. Actualmente, en Prensa Ibérica. Antes, trabajó en la revista Interviú y El Periódico de Catalunya. También colabora en varios programas de televisión, como La Hora, de TVE, y Ya es mediodía, en Telecinco.
Luis Rendueles / Vanesa Lozano
Bernardo Montoya, el asesino de Laura Luelmo, disfrutó este año de dos permisos de salida de la prisión de Huelva, donde cumplía condena por robo. Los permisos le fueron concedidos por el juez de vigilancia y Montoya salió en libertad durante unos días en los meses de julio y septiembre de este año, según ha sabido EL PERIÓDICO de fuentes penitenciarias.
La Junta de Tratamiento de la cárcel aprobó en las dos ocasiones concederle esos permisos (varios días) de salida atendiendo a que estaba a punto de terminar su última condena por un robo con violencia, a que no tenía sanciones en la prisión y a un pronóstico de reincidencia bajo. El fiscal no recurrió la propuesta y el juez la aprobó. En cambio, la prisión de Huelva no aplicó a Montoya el beneficio de concederle el tercer grado (acudir allí solo a dormir) y el recluso cumplió íntegra la condena por robo.
Fue a la casa de El Campillo
Cumplidos sus días en libertad, en julio y septiembre, Montoya regresó a la cárcel con normalidad. La Guardia Civil investiga ahora si cometió algún delito durante aquellos permisos que pasó, según ha sabido EL PERIÓDICO, en la casa familiar de la calle Córdoba en El Campillo (Huelva), donde regresó cuando quedó definitivamente en libertad, el pasado mes de octubre.
Allí vivía Bernardo Montoya, sin trabajo conocido, cuando a la casa de enfrente llegó la joven profesora Laura Luelmo, el pasado 4 de diciembre. Muy poco tiempo después, ella comentó por teléfono a su novio que su vecino de enfrente la observaba constantemente y no le gustaba. Desde la puerta de la casa de Montoya, donde solía sentarse el hombre, se veía perfectamente la de Laura.
La tarde del día 12, el hombre la secuestró y la llevó a su casa. Luego, la violó y la asesinó. La autopsia reveló que la mujer murió entre dos y tres días después de que se le perdiera el rastro. Los investigadores encontraron sangre de Laura en la vivienda de Montoya y otras pertenencias de la chica en un contenedor cercano al cementerio de la localidad onubense.
Planes con su novia
Tras su salida de la cárcel, Bernardo Montoya anunció a uno de sus hermanos que quería iniciar una nueva vida y estaba arrepentido de sus delitos. "Me dijo que se había echado una novia en la cárcel de Huelva, que era buena chica. Como ella iba a empezar a tener permisos de salida el año que viene, estaban haciendo planes para irse a vivir juntos", explica a EL PERIÓDICO uno de sus hermanos, que vive en Catalunya.
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