SUMARIO JUDICIAL

La asesina del niño Gabriel logró que sus novios le dieran dos casas, una bonoloto y un seguro de vida

Ana Julia Quezada en la finca de Rodalquilar

Ana Julia Quezada en la finca de Rodalquilar / JOSÉ LUIS ROCA

Luis Rendueles/Vanesa Lozano

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Ana Julia Quezada mató presuntamente al niño Gabriel Cruz, hijo de su pareja, en Almería el 27 de febreroGabriel Cruz. Está en la cárcel esperando el juicio contra ella. Y las investigaciones sobre su pasado, desde que llegó a España con 18 años en 1992, han revelado que la mujer fue dejando un reguero de estafas y engaños cometidos especialmente contra los tres hombres con los que tuvo relaciones en Burgos, según el sumario del caso al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO.

Su primera víctima fue Miguel Ángel Redondo, un camionero que la conoció en septiembre de 1992 cuando la mujer, recién llegada de República Dominicana, trabajaba como prostituta en el local El Carro, en el pueblo de Rubena (Burgos). El transportista ha explicado a la Guardia Civil que ella dejó el club y ambos se casaron en mayo de 1993, cuando ya esperaban el nacimiento de su hija Judit. El hombre aceptó traer a España a otra hija de Ana Julia, llamada Ridelca. Meses después de que llegara, el 10 de marzo de 1996, la niña murió al caer desde un séptimo piso, un episodio que fue archivado como accidente.

Mientras fueron pareja, Redondo compartió con ella el premio de la Bonoloto que ganó: 93.000 euros. Eso, según el hombre, les sirvió para "viajar a República Dominicana, hacer un crucero y vivir durante cuatro años".

"Se acabó el amor"

Cuando el dinero de la bonoloto se acabó, en el año 2009, Ana Julia "me dijo que se le acabó el amor y que quería separarse", declaró el hombre. La mujer se quedó con la casa y con la niña. Él debía pasarle 700 euros mensuales de pensión. Ana Julia acabó denunciándolo por violencia de género y el hombre fue condenado a 21 días de trabajos comunitarios. Estuvo luego "cuatro años sin ver a mi hija", a la que recuperó cuando ella cumplió 18 años y decidió irse a vivir con él.

Ya separada, en el año 2011, Ana Julia conoció en un bar llamado El Moreno a un hostelero de éxito, Francisco Javier Sánchez, dieciséis años mayor que ella, viudo y con graves problemas de alcoholismo. "Pasó a vivir de mi padre", contó su hijo a la Guardia Civil.

Desde que iniciaron la relación hasta que el hombre falleció, en diciembre de 2012, y siempre según los dos hijos del viudo, Ana Julia consiguió que su nueva pareja le comprara una casa en su país, en la localidad de Concepción de la Vega, por la que pagó "unos 45.000 euros". También, que pusiera a su nombre el alquiler del bar La Deportiva Militar, su principal negocio.

Aumento de pecho

Con el hombre ya gravemente enfermo, la hizo beneficiaria única de un seguro de vida de 30.000 euros más, que Ana Julia cobró tras su muerte. Dos días antes de que muriera, la mujer se operó para "ponerse más pecho". Aquello costó 6.000 euros que tuvo que pagar la familia de su pareja. Tras el fallecimiento de su padre, se enteraron de que Ana Julia le había convencido en el hospital para que firmara la petición de un crédito por esa cantidad.

Yésica, la hija de aquel hombre, recordó ante la Guardia Civil que Ana Julia sacó todo el dinero de la cartilla de su padre y se quedó las joyas que llevaba cuando ingresó por última vez en el hospital: una cadena de oro, un solitario, una esclava y un sello valorados en unos 3.000 euros.

En el entierro del que fue su segunda pareja en España, Ana Julia "dio el espectáculo, llorando y dando gritos", según los dos hijos del hombre. Tras el velatorio, la mujer "se fue al cine y a cenar con un señor operado de una traqueotomía".

Ese hombre era Juan Manuel Ortega, que sufría de cáncer de garganta y a quien Ana Julia había conocido en un bar. Su hermana María Isabel ha contado a la Guardia Civil que, antes de morir, en 2015, "mi hermano me dijo que ella se llevó bastante más de 17.000 euros". Como a su anterior pareja, la última parte, unos "1.300 euros más, fueron para una operación estética". Tras quedarse viuda por segunda vez, Ana Julia conoció a un trabajador del Diario de Burgos y ambos se fueron a vivir a la provincia de Almería. El resto, es historia, criminal.