Sucesos
Los técnicos no estimaron como "crítica" una agresión anterior del preso que mató a la cocinera de Mas d'Enric
El agresor pasó el último test que evalúa el riesgo de violencia hacía ocho meses y estaba pendiente de practicarse uno nuevo durante este semestre
Justícia releva al director de la prisión de Mas d'Enric tras el crimen de la cocinera
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Los técnicos de la cárcel de Mas d'Enric, en Tarragona, consideraron que el puñetazo que el 31 de octubre de 2023 el recluso I. S. O. propinó a otro interno –cinco meses antes de asesinar a cuchilladas a la cocinera del centro, Nuria L.–, no había sido un "incidente crítico", sino una respuesta al improperio que le habían lanzado. Por esta razón, volvió poco después a trabajar en la cocina, sin haber cumplido la sanción, y no pasó el test de RisCanvi, que evalúa el riesgo de violencia. El preso, que después del crimen se suicidó, estaba pendiente de pasar esa prueba (la última había sido en julio de 2023) cuando cometió el crimen. Llevaba ocho meses sin ser sometido a este examen, según ha avanzado el diario 'Ara'. Fuentes de la Conselleria de Justícia consultadas por EL PERIÓDICO apuntan a que el examen estaba pendiente de programarse, ya que esta prueba puede realizarse a lo largo del semestre.
El RisCanvi es una de las herramientas de apoyo con algoritmo que usan los técnicos de las prisiones para determinar el grado de peligrosidad de los internos. No es una prueba automática, sino que se realiza cada seis meses, a lo largo del semestre. Las juntas de tratamiento de las prisiones, con el personal especializado en diferentes disciplinas, sin embargo, son las que toman las decisiones en base a diferentes factores y solo uno de ellos es el mencionado test, precisan desde el departamento de Justícia, que todavía está recopilando información sobre el asesinato de Nuria L., un crimen que provocó fuertes protestas de los funcionarios de prisiones, que llevaron a cercar las cárceles, para reivindicar mejoras en la seguridad en los centros penitenciarios.
I. S. O. ingresó en prisión después de que en abril de 2016 matara, también con un cuchillo, a una prostituta con quien había tenido contactos y se presentó voluntariamente a la comisaría de los Mossos d'Esquadra más próxima. Fue encarcelado en Mas d'Enric. El 2018 fue condenado a 11 años de prisión por asesinato con las atenuantes de confesión y embriaguez, y fue clasificado en segundo grado, el régimen ordinario. Habría podido salir en libertad en abril del 2027.
Su paso por la cárcel
Hasta que mató a la cocinera, su paso por la prisión había sido correcto, sin relacionarse demasiado con otros internos, pero sin ningún conflicto importante y presentando buena conducta. Según las 14 veces que pasó el RisCanvi, su riesgo de reincidencia y de violencia fue siempre bajo, excepto en mayo del 2020, al inicio de la pandemia de covid, cuando catalogado de medio. En todas las evaluaciones de comportamiento, de participación en talleres y en el trabajo en el CIRE (Centre d'Iniciatives per a la Reinserció) obtenía buena nota. La consellera de Justícia, Gemma Ubasart, afirmó en el Parlament, una semana después del crimen de Nuria L., que el recluso había tenido una evolución “favorable” y que nada hacía prever que protagonizara una acción como aquella.
Meses antes del asesinato, en octubre de 2023, I. S. O. profirió un puñetazo a la cara a un interno, de quien decía que lo insultaba. Reconoció los hechos y no se enfrentó a los funcionarios, que lo aislaron en su celda ese día. Posteriormente, fue sancionado a 11 días de aislamiento en su celda, que no llegó a cumplir, y se la apartó de la cocina. Los trabajadores de la prisión lo instaron a participar en actividades de intervención psicosocial, pero él no quiso. Este hecho hizo que no pudiera progresar de grado, lo que no le impedía seguir trabajando para el CIRE. Según él, no tenía apoyo social o familiar fuera del centro, y, por tanto, no tenía demasiados incentivos para obtener permisos de salida o para acceder al tercer grado. El 5 de enero de 2024, después del puñetazo, la junta de tratamiento de la cárcel de Mas d'Enric aprobó que I.S.O. volviera a trabajar en la cocina: lo hizo con unos resultados del RisCanvi que no estaban actualizados -la prueba la debía hacer a lo largo del primer semestre- y que todavía indicaban que el riesgo de reincidencia era bajo.
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