Educación en Catalunya

El movimiento por una adolescencia libre de móviles se convertirá en asociación este domingo en Barcelona

Nacida a principio del curso que ahora termina, la plataforma se mantiene firme en su objetivo: que comprar un un teléfono inteligente a un niño de 12 años deje de ser "lo normal"

Francisco Villar, psicólogo: "La mejor prevención del suicidio en los menores es limitar el uso de las pantallas"

Dos adolescentes consultan su teléfono móvil en un instituto catalán, este curso.

Dos adolescentes consultan su teléfono móvil en un instituto catalán, este curso. / FERRAN NADEU

Helena López

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Sabían que el camino sería largo, pero también que el esfuerzo valía la pena y que no tenían alternativa: si querían cambiar las cosas tenían que remangarse, y vaya si lo hicieron. El futuro de sus hijos estaba en juego. El movimiento Adolescencia libre de móviles nació en octubre del año pasado, a principios de este curso, de la preocupación de un grupo de madres del barrio del Poblenou, en Barcelona, que coincidían en el parque y compartían horrorizadas el impacto de la sobreexposición a las pantallas de los pequeños. Conscientes de que uno de los grandes problemas a gestionar era la presión social -la dificultad de negar el móvil a un adolescente cuando es el único de la clase sin él, con el aislamiento que eso supone en una edad tan difícil- vieron claro que el camino era cambiar el relato. Que las familias se dieran cuenta de que en ningún lugar está escrito que a los 12 años un niño ya tiene que tener móvil. Al contrario, que está escrito y demostrado en infinidad de estudios que a esa edad no están preparados. Es decir: una meta tan difícil como cambiar las lógicas del sistema. Que el niño que llegara al instituto sin móvil no fuera el raro de la clase. ¿Cómo lograrlo? Llevan dándole vueltas desde octubre, meses en los que han logrado cosas hasta ahora impensables. La más importante: situar el tema en la agenda.

¿Este septiembre la mayoría de adolescentes catalanes que empiecen el instituto lo harán ya con móvil? Muy probablemente. Pero ya ha cambiado algo: las dudas de muchas familias sobre si lo están haciendo bien. Y la rebelión de algunas familias, las menos, aún, pero cada vez más.

Para celebrar los pasos dados hacia adelante y para ponerse caras -desde octubre hasta hoy se han ido creando grupos pueblo a pueblo- el movimiento Adolescencia libre de móviles organiza este un encuentro este domingo, 26 de mayo a partir de las 10.30 horas en la plaza Sant Bernat Calbó de Poblenou, el barrio donde empezó todo. Acto que servirá para oficializar la constitución del movimiento en asociación.

La fiesta -habrá también música- contará con la presencia del psicólogo infantil Francisco Villar, coordinador el programa de atención a la conducta suicida del menor en el Hospital Sant Joan de Déu, autor del libro 'Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos' (Herder) y una de las voces autorizadas que más ha hecho por la causa. Hablará también la doctora en Educación y Psicología Catherine L'Ecuyer y distintos grupos de familias y escuelas compartirán sus experiencias de éxito.

El pasado 25 de abril, Adolescencia libre de móviles presentó los resultados de una encuesta realizada a miles de familias catalanas a través de las afas de escuelas de toda Catalunya para intentar captar el pulso real de la ciudadanía (una de las muchas acciones realizadas durante estos meses). Respondieron 22.919 familias: 15.124 con hijos en primaria, 7.225 en secundaria y 570 con hijos solo en infantil. Familias de 1.312 centros educativos distintos repartidos en 356 municipios catalanes. A la pregunta ¿A qué edad se debería comprar el primer 'smartphone'? El 61,7% (9.537) de las familias de primaria consideran que la edad de entrada del móvil debería ser a partir de los 16 años. Sin embargo, este deseo teórico contrasta con la edad a la que las familias de secundaria responden en la misma encuesta que han dado móvil a sus hijos: un 82% (4.936) lo han hecho a los 12 años o antes. "Es evidente la contradicción entre el deseo de las familias y la realidad, lo que podría responder, entre otros factores, a la presión social a la que se ven sometidas", señalan desde la plataforma. Una presión que están dispuestos a cambiar continuado picando piedras con actos como el del domingo, 26, en el Poblenou.