Educación y tecnología

Cristóbal Cobo, experto en IA: "Debemos enseñar al alumnado que un poquitín de desobediencia tecnológica hace bien"

Uno de los mayores expertos en educación y tecnología, ha participado en el EdTech Congress que se ha celebrado en Barcelona

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Cristóbal Cobo, especialista en Educación y Tecnología centrado en el futuro del aprendizaje.

Cristóbal Cobo, especialista en Educación y Tecnología centrado en el futuro del aprendizaje. / Marc Asensio Clupes

Helena López

Helena López

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Investigador asociado en el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford de 2009 a 2019, Cristóbal Cobo (Santiago de Chile, 1976) es uno de los mayores especialistas del mundo en (la problemática relación entre) educación y tecnología. Este jueves ha abierto la última jornada del EdTech Congress Barcelona 2024 celebrado en el Campus de la Ciutadella de la UPF, donde, tras su aplaudida ponencia 'Ni EuforIA ni HisterIA', ha reconocido que "vale la pena asumir que estamos en un experimento".

Como punto de partida da cierto miedo.

La educación en general tiene una virtud doble. Mira hacia el futuro, pero viene del pasado. Trae consigo una enorme tradición cultural y de pensamiento, pero al mismo tiempo pone el foco en formar a personas que se van a mover en un mundo muy distinto al actual. Existe una natural tensión. Algunos quieren que se mueva más rápido, y otros no quieren que se deshaga del pasado del que viene. Con la irrupción de la IA se produce un desajuste en esa tensión. Y evidentemente la educación no es solo la cantidad de contenido al que accede un estudiante, sino que son otros muchos aspectos de orden relacional: con quién aprendo, cómo aprendo, los niveles de afecto… La IA es una variable más que no tenemos claro cómo puede incidir, especialmente con esa mirada a largo plazo. No tenemos suficiente evidencia ni la perspectiva histórica para saber cómo va a navegar esto; y eso es una voz de alerta, no de inmovilidad. No podemos decir, ‘no, hasta que no tengamos evidencia no hagamos nada’. No nos podemos dar ese lujo.

No podemos decir, ‘no, hasta que no tengamos evidencia no hagamos nada’; no nos podemos dar ese lujo

Es imposible porque está aquí, ha entrado en el aula en el bolsillo de los estudiantes.

Exacto. Lo que tenemos que hacer es navegar con cierta cautela y ser cuidadosos. Dar orientaciones y, si algo no funciona, quitarlo sobre la marcha.

En Catalunya se han prohibido los móviles en los institutos. ¿Qué le parece?

Esta discusión suele ser muy pendular. Este ciclo lo hemos vivido en otros momentos, y la prohibición no suele tener buenos resultados a largo plazo. Alguien va a tener que enseñar a esa generación a administrar la autorregulación y, si no lo hace la escuela, ¿quién lo va a hacer? Si lo hace la familia, fantástico, pero tenemos que tener presente que eso va a generar una inequidad. El alumno que crezca en un contexto de afecto, de orientación, de capital social cultural, maravilloso; no va a tener problema. Pero, ¿y aquel que no? 

En este congreso se ha defendido que la IA es una oportunidad para reducir esa brecha. ¿Usted lo cree así?

Podemos beber del entusiasmo o del escepticismo. Si bebemos del entusiasmo podemos decir que estas herramientas son fantásticas porque amplifican capacidades, porque dan nuevos accesos, porque hay quienes dicen que puede ser una herramienta para aprender de manera más personalizada.

¿Y si bebemos del escepticismo?

Esta otra mirada nos plantea que es muy peligroso dejar a los jóvenes a merced de estos algoritmos que no sabemos dónde se construyen ni dónde se utilizarán los datos de estos chicos… Hay que tener ambas perspectivas.

Sobre esa educación más personalizada, punto fuerte de la visión entusiasta, ¿es ya posible? ¿Se está dando?

Bueno, en algunos lugares, no en todos. Pero en los últimos años ha crecido el acceso a herramientas que ofrecen un alto nivel de personalización, ya sea con 'software' que tienen preprogramadas distintas rutas de aprendizaje y, según tu perfil de ruta, te da distintas opciones; o herramientas más avanzadas de inteligencia generativa que realmente 'costumizan' en base a tu proceso. Pero creo que la palabra personalización no es la ideal. Que haya un 'software' que pueda customizar algunas cosas es buenísimo, pero no lo llamaría personalización. No es exactamente lo mismo.  

Además de avanzar en la regulación, hay que desarrollar en los estudiantes una alfabetización sobre los datos

En absoluto.

El gran reto que tiene un docente es que tiene a 30 estudiantes, en países de bajos ingresos, más. Entonces se hace muy difícil tratar de responder a estudiantes que van más avanzados y a aquellos que van con mayor rezago. Tratar de dar opciones que se adapten a su estilo de aprendizaje. Esto viene a ayudar y creo que es de mucha ayuda, pero no podemos esperar que los docentes estén al día de cada novedad tecnológica, porque si no, entonces esperamos que el docente esté ahí por su labor de tecnólogo y el docente tiene una labor que es mucho más rica que es la de formar ciudadanos para un mundo complejo, donde la tecnología es importante, pero también el medio ambiente o la equidad de género. Que esta novedad no obnubile las otras cuestiones. Yo soy un entusiasta de esto, pero un entusiasta crítico. La pregunta que me hago es, ¿a quién tiene que pedir ayuda un docente, o qué ayudas le da el sistema? Una capacitación corta y rápida no es suficiente; tiene que ser una formación permanente.

Y usted que tiene una mirada amplia… ¿Eso pasa en algún país? 

En general todos los países están enfrentando retos de déficit de docentes, déficit de preparación y déficit de motivación. La labor docente ha sido muy golpeada, y en pandemia más, todavía. Lo más interesante, más que en un país puntual, está en la medida que la propia comunidad docente ha construido una red en la que entre iguales se pueden ayudar.  

No podemos esperar que los docentes estén al día de cada novedad tecnológica, hay que acompañarles de forma permanente

Se habla también de las oportunidades de la IA para mejorar la orientación y reducir el abandono escolar temprano, uno de los grandes retos en Catalunya. ¿Cree que la tecnología puede ayudar en eso?

La academia está dividida en eso. Están quienes dicen que hoy en día tenemos más datos que nunca y que con esos datos podemos tomar decisiones más informadas, y está quien plantea que hay cosas que son difíciles de parametrizar con datos. Las emociones son difíciles de parametrizar. Si un estudiante tiene ciertos comportamientos en una plataforma y cada vez que está en la plataforma tiene desempeños mediocres, pero ese mismo estudiante en su tiempo libre en una libreta escribe todo el tiempo, esos talentos que se desarrollan en papel no quedan recogidos en los datos. Bajo la mirada de los datos es un pésimo estudiante. Si nuestro oráculo solo son los datos, hay que tener muy presente que hay un lado B de esa luna que no tenemos registrado.

No tenemos suficiente evidencia ni la perspectiva histórica para saber cómo va a navegar esto

Por suerte, hay todavía información sobre nosotros que se escapa al radar de las 'big tech'. El asunto de los datos es otra de las grandes preocupaciones.

Escribí un libro que se llama ‘Acepto las condiciones' en el que planteaba que hay una situación como de señores feudales y vasallos. Los señores feudales escriben el código, dan las plataformas y los vasallos solo usan las estructuras que otros crearon, pero no tienen acceso a lo que generan esos datos. Hay una asimetría que no hemos resuelto, y la IA viene a ampliar esa asimetría, porque cuanto más sofisticados son los sistemas, integran más datos. Lo que hay que hacer es, además de avanzar en la regulación, desarrollar en los estudiantes una alfabetización sobre los datos. Aprender a navegar, entender que un poquitín de desobediencia tecnológica hace bien. Que no necesariamente hemos de usar nuestra identidad, a veces podemos poner una identidad falsa.

¿Cómo imagina que serán las aulas en 10 años?

¿La visión optimista?

Empecemos por la optimista, sí.

Lugares con una integración de la tecnología equilibrada en la que se entiende que en ciertos contextos es muy interesante favorecer la tecnología y en otros favorecer una conversación entre personas en un contexto totalmente analógico. Un uso ponderado.

Cristóbal Cobo este jueves en la UPF, donde ha participado en el EdTech Congress Barcelona 2024.

Cristóbal Cobo este jueves en la UPF, donde ha participado en el EdTech Congress Barcelona 2024. / Marc Asensio Clupes

¿Y la pesimista? 

Dadas las asimetrías que hoy en día existen y dada la tendencia de la bajada de precio de las tecnologías, puede llegar a pasar que en lugares en el que no haya acceso a profesores suficientemente preparados eso se remplace por tecnología. Y que los estudiantes que tengan los medios y los recursos puedan tener una interacción con personas y el resto con sistemas automatizados. Esperemos que eso lo podamos regular. 

Para sacar el máximo partido a la IA es necesario un poco más de flexibilidad en los currículums

Eso podría pasar, entiendo, ¿en un mismo territorio?

Te lo puedo responder en educación superior. Yo trabajé cinco años en Inglaterra. En Inglaterra, en Oxford, el proceso de aprendizaje es infinitamente personalizado. Está el docente y hay cinco estudiantes en el sofá en el despacho del docente, en un debate intelectual de dos o tres horas muy rico. Uno a cinco, uno a diez. Al mismo tiempo, en la misma Inglaterra, en otra ciudad, están los MOOCS [Massive Online Open Courses] donde hay 15.000 alumnos todos conectados con una estructura de contenidos y videos preestablecidos y parametrizados. ¿Dónde quisieras tú que estudiaran tus hijos?

¿Dónde puedo permitirme que lo hagan?

También, también. Ese es el tema. Pero esperemos que la tecnología venga a complementar y no a reemplazar. Y esperemos poder buscar una manera ni de divinizar la tecnología ni de demonizarla. No te estoy resolviendo nada, pero yo creo que hay que entender los matices de ambos.

¿Acabemos con una idea positiva, para no demonizarla? 

Las tecnologías en general nos ayudan a conectar disciplinas y nos ayudan a conectar contextos de aprendizaje. En una interacción con la IA yo puedo aprender de mates, de ciencias y de letras cuando hay un buen diseño pedagógico, pero también es un puente para conectar aprendizaje formal, no formal e informal de una muy buena manera. Pero eso implica establecer un poco más de flexibilidad en los currículums, en las horas de aprendizaje o en cómo reconocemos el aprendizaje.

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