Análisis

El adelanto de la edad de voto a los 16 años no tiene consenso

Los especialistas discrepan sobre la conveniencia de que los jóvenes de 16 años puedan votar

El adelanto de la edad de voto a los 16 años no tiene consenso.

El adelanto de la edad de voto a los 16 años no tiene consenso. / EUROPA PRESS - Archivo

Ágatha de Santos

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La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, se posicionó el pasado lunes a favor de reducir la edad de votación para las próximas elecciones generales a los 16 años, un adelanto que llevan años reivindicando tanto el Foro Europeo de la Juventud (EYF, por sus siglas en inglés) como el Consejo de la Juventud de España (CJE) y que ya han acometido países como Alemania, Austria, Bélgica y Malta. Como el EYF, Rego aduce que este adelanto fortalecería la democracia y defiende la necesidad de "incorporar la participación juvenil al diseño de las políticas públicas". 

Sobre este tema, los especialistas expresan opiniones dispares. Para la politóloga Priscila Retamozo, sólo abrir el debate sobre la conveniencia o no de adelantar dos años la edad de derecho a voto es ya positivo.

“Es importante combatir la desafección política y uno de los caminos puede ser el de incluir a las generaciones más jóvenes. Algunas de las decisiones del presente, como las relacionadas con el cambio climático, o las medidas contra la violencia machista y la violencia sexual, les afectan de forma directa. Parece legítimo que se abra el debate sobre si es aconsejable adelantar la edad de sufragio”, sostiene.

“Sería una forma de combatir la desafección política”

Priscila Retamozo

— Politóloga

Respecto a si un joven de 16 años está preparado para votar, Retamozo se pregunta en comparación con quién. “En contra de lo que se asume popularmente, no hay evidencia de que el joven de 16 o 17 años prefiera opciones más radicales. También sabemos que, en general, tienden a la abstención y en los países donde se ha expandido el sufragio no es este rango etario el que determina el resultado de unas elecciones. No me atrevo a afirmar que adelantar el voto fortalecería la democracia, pero tampoco veo en qué la debilitaría”, afirma Retamozo, para quien es más importante aún fomentar el asociacionismo juvenil para fortalecer la democracia y herramientas de participación en los órganos locales y supranacionales.

El sociólogo de la Universidad de Santiago (USC) Jorge García Marín no ve ningún inconveniente en rebajar la edad de voto a los 16, ya que, en su opinión, no hay mucha diferencia entre los 16 y los 18 años en cuanto a madurez. Sin embargo, no cree que afecte al sistema democrático. “Poco puede influir en la democracia bajar la edad de 18 a 16. Los jóvenes de 16 años están bastante desmovilizados y desmotivados políticamente; son bastante apáticos en este sentido”, comenta.

"No veo ninguna razón para adelantar el voto a los 16”

José Durán

— Sociólogo de la UVigo

Además, entiende que los adolescentes tampoco están en el centro del discurso de los partidos políticos. “Los votos se van a decidir en los colectivos más mayores y son los sectores que los políticos también trabajan más porque, demográficamente, nuestro país es un país de personas mayores, no de jóvenes”, expone.

Para José Durán, sociólogo de la Universidad de Vigo (UVigo), sin embargo, un joven de 16 años no tiene los suficientes criterios como para poder emitir un voto con juicio, ya que no participa de forma activa en los escenarios de la vida pública. “Creo que se mueven en escenarios propios de la vida juvenil, que no les proporciona criterios suficientes como para poder participar en la vida pública. Desde la edad en que se empieza a participar en ésta es cuando se tiene elementos para valorarla. Por tanto, no veo ninguna razón para cambiar el derecho al voto. Otra cosa son las razones políticas”, expone este sociólogo, que tampoco cree que el adelanto del sufragio pueda afectar a la democracia sea una forma de fortalecer el sistema democrático. “La democracia no se fortalece por el número de personas que votan, sino por las personas que emiten su voto con conocimiento de causa”, sostiene.

“No veo problema en adelantar la edad de voto, aunque los veo bastante desmotivados"

Jorge García Marín

— Sociólogo de la USC

A la socióloga sanitaria María Gallego, esta medida le plantea preocupación. “Los adolescentes están en proceso de desarrollo cognitivo y emocional, lo que puede afectar a su capacidad para comprender completamente los problemas políticos y las ramificaciones de sus decisiones”, expone.

También entiende que su falta de experiencia y de conocimiento político podría llevar a votaciones basadas en opiniones sesgadas, al mismo tiempo que son más susceptibles a la influencia de la propaganda política y estrategias de manipulación, especialmente a través de redes sociales. “Podrían ser fácilmente influenciados por mensajes emocionales o simplificados, en lugar de evaluar críticamente la información”, manifiesta.

“Están en desarrollo; podrían ser fácilmente influenciados”

María Gallego

— Psicóloga sanitaria

Por último, Gallego opina que los adolescentes no tienen la misma comprensión de la responsabilidad cívica que los adultos, lo que podría llevar a un enfoque menos serio o comprometido hacia el acto de votar.

"Esto podría resultar en una participación electoral más frívola o impulsiva", sostiene la psicóloga social.

"Si potenciamos su aprendizaje crítico, pueden abrirse otras posibilidades"

Diana Rodríguez

— Psicóloga social

Por su parte, la socióloga social Diana Rodríguez sostiene que, aunque un joven de 16 años comprenden las ideas abstractas y tiene capacidad de reflexionar, no tiene en cuenta el futuro. “Piensa en sí mismo, rechaza los consejos y cambia mucho de estado de ánimo. Por su desarrollo emocional, social y moral, con 18 estaría más preparado para votar”, comenta.

Sin embargo, esta especialista entiende que si fuese otro el escenario podría hablarse de adelantar la edad del voto. “Si potenciamos su pensamiento crítico y su gestión emocional, ética y moral se podrían abrir nuevas posibilidades, siempre y cuando les demos unas buenas herramientas para que sean coherentes con ellos mismos y no para convertirlos en marionetas del sistema” argumenta.

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