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José Apeles: "Vivo de lechuga y pechuga, tengo un huerto al lado del río".

José Apeles en la coctelería Dry Martini de Barcelona

José Apeles en la coctelería Dry Martini de Barcelona / Zowy Voeten

Anna R. Alòs

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Teólogo, filósofo, abogado, diplomático y capitán del Ejército son los títulos que ostenta José Apeles Santolaria de Puey y Cruells, sacerdote que subió al podio de la fama a finales de los años noventa con el programa 'Crónicas Marcianas'. Hoy vive en Roma, conoce de cerca los vericuetos del Vaticano y admite que en la iglesia hay mucho de política

 -¿Fue un niño difícil?

 -Complicado. A los once años me dieron dos opciones: seminario o colegio militar. Elegí seminario.

-¿Ya tenía vocación?

 -No, pero soy perezoso y pensé que en el seminario estaría más cómodo. Dio la casualidad de que el rector había sido militar y a las seis y media de la mañana tocaban diana y abrían las ventanas, hacía un frío horroroso y teníamos que salir al patio a correr.

-Años después le expulsaron del seminario.

 -Y terminé de estudiar en Roma, donde me ordené. Volví a España y terminé Derecho Canónico y Derecho Internacional, y estudié en la Escuela Diplomática.

-¿Cuándo comienza su etapa de famoso?

 -En el periodo de la escuela Diplomática trabajaba con Xavier Sardá en la Cadena Ser y me propuso colaborar en Crónicas Marcianas. Tenía algo más de 22 años, es lo que tiene la inconsciencia.

-Y se aficionó a la televisión.

 -Que va, soy persona de radio. Pero le debo mucho a la televisión, me dio fama, me abrió muchas puertas y viví muy bien durante años.

-¿Y el voto de pobreza?

 -Pobreza, castidad y obediencia, los tres votos que hacen los religiosos que pertenecen a una comunidad, los curas seculares no los formulamos.

-Si tuviera que hacerlos, ¿cuál le costaría más?

 -El de la obediencia, sin duda. Con los años la castidad no es difícil, y en cuanto a la pobreza, es más la del padre de familia que la del religioso al que ampara una Comunidad.

-También colaboró en televisión en 'Moros y Cristianos', un debate temático con dos bandos, a favor y en contra.

 -Sí, y eso me cambió la vida. Yo viajaba en metro, y después de salir aquel primer día en ese programa, ya nunca más puede trasladarme en transporte público.

-Ese formato reventó audiencias.

 -Estaban Ramoncín, el doctor Cabezas, Aramís Fuster, Santiago Segura, por ejemplo. Yo me cambiaba de bando cuando quería. Con quien más me gustaba discutir era con Santiago Segura, es un tipo que es irónico y va a degüello. Es un hombre muy acerado.

-¿Viste usted siempre de eclesiástico?

 -Siempre, es mucho más cómodo que pensar en qué ponerme. Además es obligatorio y cuestión de identidad. Si viajo a un país árabe, entonces no.

-¿Alguna vez le han propuesto algo insólito?

 -La revista Interviu, que fue famosa por sus posados sin ropa, me ofreció diez millones de pesetas por posar desnudo, o cinco con bañador. No acepté.

-Era mucho dinero entonces. Equivaldría a unos 60.000 euros actuales.

 -Eso decía una azafata de la tele, que por ese dinero se desnudaba las veces que fueran necesarias.

-¿Usted celebra Misa?

-Claro que sí. Los sacerdotes estamos obligados a celebrarla un día al año y a asistir cada domingo.

-La idea tan extendida entre muchos fieles: “voy a Misa cuando me lo pide el corazón, no los domingos”, ¿es válida?

-Pues no. ¿Lo sería que una madre de familia, o un padre, solo hiciera la cena de sus hijos el día que le apetece? La liturgia es la que es, se acepta o no. Las cosas hay que hacerlas cuando hay que hacerlas, no solo cuando apetece. Si uno se relaja, acaba no cumpliendo.

-¿En qué punto está la expansión de su iglesia?

-En un punto crítico, pero entre la gente joven el que va es porque está convencido y eso es muy bueno. Los jóvenes han redescubierto algo en lo que creer.

-¿Se puede creer en una religión desde una perspectiva que no sea el miedo?

-El miedo no me parece el factor esencial para creer. Muchos utilizan ese argumento contra la religión: el miedo a la muerte justifica la creencia, se necesita algo a lo que agarrarse. Pues no es cierto, sí lo es que quien cree piensa en si hay algo más después de la muerte. Se trata de aceptar el mensaje de Jesucristo.

-Jesucristo es personaje histórico, creer en él es más fácil que en Dios.

-Lo difícil es creer que Dios se reencarna en Jesucristo. Lo que me parece imposible es pensar que no existe Dios cuando miro las estrellas, el universo, la complejidad de nuestro iris para ver todo eso.

-¿Quién, qué es Dios?

-El que ha creado todo. Es un ser, una existencia, una inteligencia que ha creado todo. Luego están las religiones y cada una le pone un nombre. Ha de ver cuál de esas doctrinas es la suya.

-Cada cual cree que su Dios es el único.

-Solo hay un Dios, y cada uno lo ve desde un punto de vista diferente y cree que el suyo es el acertado. ¿Me puedo equivocar? Claro, pero yo no espero que un musulmán o un protestante me dé la razón.

-¿Se lleva bien con Dios?

-Siempre estoy pidiéndole perdón por todas las maldades.

-¿A quién pediría usted perdón públicamente?

-Al público, por haberlo abandonado.

-Pasó usted una depresión profunda.

-Sí, fue una época difícil. La medicación ayudó, todavía la tomo. Lo pasé muy mal, y es importante contarlo, la salud mental es parte de la salud, hay que cuidarla y sanarla. Y en medio está esa chispa divina que se llama alma y que nos hace tan distintos a los unos de los otros.

-¿Cómo cree que se llega antes a un objetivo? ¿Con talento, constancia, manipulación, formación?

-Con una mezcla de todo, pero los que teníamos más facilidad en los estudios no necesariamente nos ha ido mejor en la vida. Con una inteligencia mediocre y mucho trabajo se puede llegar muy lejos.

-¿Cree en la suerte?

-La suerte el factor principal en la vida, solo que hay que estar en el lugar oportuno en el momento oportuno. La suerte hay que propiciarla. Yo he tenido mucha suerte.

-Hace poco el presidente Milei y el Papa Francisco se abrazaban en Roma, cuando el político había llamado “representante del maligno en la tierra” al sacerdote. ¿Hay mucha política en la Iglesia?

-El abrazo entre el presidente Milei y el Papa Francisco fue un acto político, por supuesto. Y fíjese en un detalle: el Papa estaba sentado y Milei tuvo que agacharse para esa foto.

-El Papa Francisco proyecta cercanía, simpatía.

-Bueno…Normal, digamos que es político. Recuerde cuando dio un guantazo a una chica oriental en una audiencia, durante los días de cuidados por la covid.

-¿Dónde vive usted ahora? ¿De qué vive?

-En Roma y consulto temas en los archivos vaticanos, me gusta. Vivo de lechuga y pechuga, tengo un huerto y vivo al lado del río. Y soy como don Juan de Borbón, que decía “el rey nunca lleva dinero”. Pues yo tampoco.

-Fue un niño difícil. ¿Es un adulto complicado?

 -No, ahora ya estoy endulzado.

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