Violencia de género

Nace en Barcelona el primer observatorio de Europa que estudiará el maltrato machista que ejerce la Administración

Las impulsoras del proyecto no buscan una caza de brujas: "Queremos romper patrones habituales a través de la denuncia pública"

"No pareces una guarra, ¿cuánto bebiste?": cuando la Administración abandona a las víctimas de la violencia machista

La violencia institucional desde dentro: "Las víctimas conviven con su agresor porque no hay recursos"

Proyecto Vestits Vermells en Montcada i Reixac para denunciar la violencia machista. Cada vestido rojo colgado en diferentes puntos de la ciudad representa a una mujer asesinada víctima de violencia machista En la foto, vestido en el Club Rítmica Atlàntic para Laura, 41 años, Tarragona.

Proyecto Vestits Vermells en Montcada i Reixac para denunciar la violencia machista. Cada vestido rojo colgado en diferentes puntos de la ciudad representa a una mujer asesinada víctima de violencia machista En la foto, vestido en el Club Rítmica Atlàntic para Laura, 41 años, Tarragona. / Ferran Nadeu

Elisenda Colell

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"El Estado tiene la obligación de garantizarnos que vivimos libres de violencias y está incumpiendo de forma reiterada", señala Júlia Vega, una de las fundadoras del Observatorio estatal de Violencias Institucionales Machistas. La cooperativa Almena y la asociación Hèlia Dones han creado el primer organismo de esta tipología en Europa con intención de vigilar y denunciar el maltrato que ejercen las administraciones hacia las mujeres, especialmente contra aquellas que denuncian violencia machista. Vega también sostiene que su visión es propositiva, para hacer avanzar a las instituciones hacia políticas verdaderamente feministas y reparadoras.

Hace más de cinco años, la asociacion Helia Dones creó un proyecto llamado Veïnes per Veïnes. "Mujeres voluntarias acompañan a mujeres víctimas de violencia machista en todo el periplo de servicios de atención", explica Vega. Y usa la palabra periplo porque, insiste, muchas de estas participantes se dieron cuenta de que las propias administraciones maltrataban a las víctimas de violencia de género. O bien no las creían, o bien las culpabilizaban por lo sucedido. Vega destaca especialmente los estamentos policiales, judiciales y sanitarios. Pero también quieren fijarse en el maltrato que pueden ejercer los servicios sociales o educativos.

"Lo que queremos es identificar patrones de comportamiento de las administraciones para que se reviertan"

Júlia Vega

— Fundadora del Observatorio

Por ejemplo, Vega cuenta que en la ciudad de Granada, el 90% de las ordenes de protección que piden las víctimas de violencia machista son admitidas, mientras que en Badalona se deniegan el 70%. O señala casos de mujeres que jamás han podido contactar con su abogado de oficio, ni tan siquiera para consultar el resultado de la sentencia. "Es evidente que el sistema interpreta de forma restrictiva los derechos de las mujeres y que la propia Administración vulnera el derecho a la salud y a la integridad física de las mujeres", añade.

Su objetivo es poner luz en este asunto y trazar recorridos habituales y persistentes. "No venimos a hacer una caza de brujas, a señalar actitudes particulares o a hacer escraches a los jueces. Que nos parece muy bien que haya gente que lo haga pero no es lo que venimos a hacer. Lo que queremos es identificar patrones de comportamiento de las administraciones para que se reviertan", explica Vega. Su objetivo es lograr un cambio de mirada en las instituciones públicas. "Los discursos feministas están muy bien, ha habido muchos avances, pero falla el trabajo estructural con políticas tranformadoras. Cuesta implementrar cambios que garanticen el derecho a la seguridad, la reparación, la formación y la educación", insiste Vega.

Denuncias anónimas online

Este observatorio se nutrirá de tres canales distintos de denuncia a través de su página web. Por un lado, las mujeres víctimas de violencia machista podrán denunciar las situaciones vividas, el maltrato por parte de la Administración y los casos en que se hayan sentido agredidas. Ya sea por la falta de credibilidad, de protección o los comentarios que prejuzgan a las mujeres.

Por otro lado, también pueden exponer las denuncias los familiares, amigos o entorno más directo de la víctima. Y en tercer lugar, están los formularios que también pueden rellenar activistas, entidades sociales y profesionales de los servicios públicos que acompañan a las mujeres y topan con el maltrato que ejercen las administraciones.

"Lo contaremos todo de forma anónima, pero es muy importante que tengamos indicadores, que se conozcan estos casos y que, las administraciones sepan que esto está ocurriendo y se haga público", señala Vega. En este sentido, explica que ya han empezado a tener relación con administraciones a las que quieren interpelar como el Ministerio de Igualdad, el Ministerio de Inclusión Social y Migraciones, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, la Conselleria de Feminismes y los entes homólogos en demás comunidades autónomas.

El observatorio suma una cuarentena de entidades colaboradoras y tiene ya presencia en València y Andalucía

La idea es escrutar la violencia institucional en toda España. "Nos preocupa el ascenso y la presencia de la ultraderecha en gobiernos autonómicos", dice Vega. El observatorio ya cuenta con entidades colaboradoras y portavoces en Andalucía y València, y tienen la intención de ir ampliando la red. En realidad, son una cuarentena las entidades que ya colaboran con este ente.

Y uno de los objetivos de este observatorio es también atender al feminismo más transversal, haciendo especial hincapié a las mujeres que sufren más discriminación, como son las inmigrantes o las que tienen alguna discapacidad. Según sus datos, el 40% de las víctimas de feminicidios en España son mujeres migrantes. "No es casualidad. La ley de extranjería, por poner un ejemplo, las deja indefensas. Si pierden el juicio se juegan una expulsión a su país y hay muchos lugares de España donde no les dan tarjeta sanitaria... y a las mujeres con discapacidad intelectual, directamente, no se las creen", añade Vega.

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