Incendio mortal

Catalunya tiene entre 1.500 y 3.000 edificios con fachada ventilada similar a la de València

MULTIMEDIA | Radiografía del mayor incendio de la historia de la ciudad

Una normativa pionera blindó a Barcelona contra incendios como el de Valencia hace casi tres décadas

Vecinos concentrados ante el edificio de València, el 23 de febrero

Vecinos concentrados ante el edificio de València, el 23 de febrero / Bárbara Favant

Carlos Márquez Daniel

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En Catalunya hay aproximadamente 1,3 millones de edificios. Los datos del Institut d'Estadística de Catalunya dicen que vivimos en un país de inmuebles más bien bajitos, ya que algo más de un millón tienen, como mucho, cuatro plantas, y 800.000 no pasan de las dos alturas. Solo 6.500 superan los 10 pisos y hay un montón de comarcas, como el Ripollès, la Ribera d'Ebre, el Priorat o el Montsiá, en las que es imposible encontrar una de estas torres.

El incendio mortal de València ha generado una cierta alarma social, una sensación de empatía y fragilidad que el Departament de Territori quiere atajar con la creación de un grupo de trabajo que realice un diagnóstico sobre la salud de los edificios a este lado del Ebro.

Territori cita el 5 de marzo a los expertos en materia constructiva para monitorizar y actuar sobre las fincas que tengan elementos inflamables en la cubierta

Se verán por primera vez el 5 de marzo, y la idea es crear un mapa con las fincas que tengan características similares -con fachada ventilada- a las de la catástrofe que el 22 de febrero segó la vida de 10 personas. Según los expertos, en toda Catalunya hay entre 1.500 y 3.000 inmuebles que comparten este rasgo exterior. Pero eso, insisten, lejos de ser una alarma, es "una oportunidad para mejorar".

No tomen al pie de la letra la cifra porque el trabajo está por hacer. El número sale de una conversación de este diario con el presidente del Colegio de la Arquitectura Técnica de Barcelona, Celestí Ventura. Lo resume así: "De las construcciones de los últimos 30 años, solo entre un 15% y un 20% incluyen una fachada ventilada", es decir, un aislante estético que recorre todo el edificio de arriba abajo y que tiene una separación de entre tres y seis centímetros con la primera piel.

Los arquitectos huyen del alarmismo y señalan que el grupo de trabajo es "una oportunidad para mejorar" y adaptar los inmuebles a la normativa actual

"Hay que dejar al margen las casas unifamiliares. Te salen esas 1.500 o 3.000 como mucho". Debe quedar muy claro, sin embargo, que esto no significa que estas fincas tengan un problema. Solo comparten con el inmueble de València la técnica de edificación. Una vez identificadas, hay que ver qué materiales se usaron en cada caso. Y decidir cómo se actúa en consecuencia solo en aquellas que contengan elementos inflamables.

Un agente observa el edificio en llamas, en el barrio de Campanar, a 22 de febrero de 2024, en Valencia, Comunidad Valenciana (España)

Un agente observa el edificio de València en llamas, el 22 de febrero de 2024 / Eduardo Manzana (Europa Press)

El grupo de trabajo se reunirá el martes de la semana que viene. Además de los arquitectos técnicos, estará el Colegio Oficial de Arquitectos de Catalunya (COAC), el Colegio de Ingenieros Industriales de Catalunya, el Instituto de Tecnología de la Construcción y expertos del Laboratorio del Fuego de la Universitat Politècnica de Catalunya. Guillem Costa, decano del COAC, insiste en que la mesa de expertos no va de señalar a nadie.

"Se trata de identificar los edificios que pueden tener similitudes con el de València, y una vez sepamos cuáles son, ver qué materiales se usaron". Ventura augura que este trabajo podrá completarse en seis meses como mucho. Facilitará muchos las cosas que las obras sean recientes y que cada proyecto tenga el visado en el que se incluye todos los detalles de la construcción (metraje, materiales, planos...). El 'big data' aplicado a la arquitectura.

"Se trata de identificar los edificios que pueden tener similitudes con el de València, y una vez sepamos cuáles son, ver qué materiales se usaron"

Guillem Costa

— Decano del COAC

El grupo de trabajo se verá sin que se tenga certeza de qué es lo que pasó en València para que un edificio ardiera con tantra virulencia en tan poco tiempo. Pero al margen del detalle de los hechos, hay dos elementos que sí han hecho saltar las alarmas: la facilidad con la que el fuego saltó de una planta a otra y la presencia de materiales inflamables que pudieran alimentar las llamas. Lo primero viene dado por esa cámara de aire que se genera con la fachada ventilada.

"Si detectamos que hacen falta cambios, tenemos la capacidad de propuesta e interacción con el Gobierno del Estado"

Francesc Sutrias

— Conselleria de Territori

Francesc Sutrias, secretario de Territori, Urbanisme i Agenda Urbana, celebra que todas las partes implicadas hayan respondido con tanta celeridad y poder empezar a "monitorizar y tomar decisiones". No se moja sobre cosas que todavía no han sucedido, pero sí avanza que la idea es "realizar un inventario y un diagnóstico y ver luego cómo hay que actuar". Todo podría derivar, avanza, en una "nueva política pública", una modificación normativa que, sin embargo, debería ir de la mano del Gobierno, que es quien marca las reglas a través del Código Técnico de la Edificación. "Si detectamos que hacen falta cambios, tenemos la capacidad de propuesta e interacción con el Gobierno del Estado", señala Sutrias.

Antecedente en Londres

Los edificios anteriores a 2019 no incluyen un cortafuegos cada dos pisos, requisito que se añadió, señala Ventura, después de la tragedia de la torre Grenfell de Londres, en la que murieron 72 personas. Sucedió el 14 de junio de 2017 a consecuencia de un fallo en el cuarto piso. El edificio ardió durante 60 horas. Después se supo que en 2012 se había acometido una reforma que incluía la instalación de nuevas ventanas y paneles exteriores para mejorar el aislamiento térmico. Entre dos capas de aluminio se había colocado polietileno, un compuesto sintético inflamable.

La torre Grenfell de Londres, pocos días después de que ardiera, en junio de 2017

La torre Grenfell de Londres, pocos días después de que ardiera, en junio de 2017 / Hannah Mckay (Reuters)

Por un lado, la colocación de una barrera para que el hueco de la fachada no se convierta en una chimenea. Por el otro, el uso de materiales que no sean amigos del fuego. "En el caso de València -señala Ventura- el humo tan negro hacía pensar que se trataba de poliuretano, pero no era cierto, porque al saltar la piel de fuera se veían placas de fibra de vidrio o lana de roca, que no queman. También hay que analizar cómo fue posible que el fuego empezara dentro y saliera hacia fuera. Tenemos que esperar a que termine la investigación". En cualquier caso, lo que se tendría que evitar a toda costa es la presencia de materiales termoplásticos.

Instalar cortafuegos

El mapeo de edificios de Catalunya con fachada ventilada permitirá identificar los casos en los que pueda ser necesaria algún tipo de intervención, ya sea cambiar el elemento inflamable por otro inerte o la instalación de cortafuegos. Está por ver, y ahí es donde entrará Territori, si las conclusiones del grupo de trabajo se acompañan luego de una línea de ayudas para intervenir en estas fincas. El presidente de los aparejadores, no obstante, aclara que cualquier modificación "no tendrá ningún efecto perceptible en la calidad constructiva" de las fincas afectadas.

"Cambiar los materiales inflamables por otros inertes no tiene ningún efecto perceptible en la calidad constructiva"

Celestí Ventura

— Presidente del Colegio de la Arquitectura Técnica de Barcelona

El decano del COAC sí es partidario de "realizar una inspección técnica de cada edificio para saber si es necesario ponerlo al día de la normativa actual" en lo que hace referencia a la "sectorización (separación entre pisos) o cambio de material en fachada". Es consciente, de todos modos, que este proyecto debe acompañarse de una valoración económica adecuada. "Podemos estar hablando de una inversión muy importante", admite.

El ejemplo de la aluminosis

Pone como ejemplo lo que se hizo en su momento con los edificios construidos con cemento aluminoso, ideal para construir con rapidez pero fatal cuando entra en contacto con la humedad. "Gracias al buen entendimiento entre arquitectos y Administración -recuerda-, se pudo gestionar muy bien, y con la inversión suficiente hemos podido arreglar un problema que parecía imposible de solucionar. El caso de las fachadas ventiladas puede ser similar".

Ventura concluye con un llamamiento a la calma: "Los edificios se construyeron de manera correcta con base en la normativa de su momento. Ahora tenemos la oportunidad de mejorarlos; hay que cogerlo en positivo. El mensaje debe ser de tranquilidad".

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