Entender más

¿Fue peor la sequía de hace 200 años?

Todas las noticias sobre sequía en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

Vista del pantano de la Baells (Barcelona), el miércoles 31 de enero, el día antes de que el Govern decrete la emergencia por sequía en Catalunya

Vista del pantano de la Baells (Barcelona), el miércoles 31 de enero, el día antes de que el Govern decrete la emergencia por sequía en Catalunya / Siu Wu / EFE

Marc Masip (Verificat)

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Barcelona cuenta con la que es, hasta hoy, la serie de registros pluviométricos más longeva de la península ibérica. El médico Francesc Salvà empezó a medir la lluvia caída sobre la ciudad en 1786, y estos datos no han dejado de tomarse hasta hoy. Estas semanas, diversas cuentas en redes sociales han recuperado la serie histórica para defender que entre 1812 y 1824 Catalunya sufrió una sequía peor que la actual. Sin embargo, ¿podemos comparar ambos períodos?

El único aspecto comparable de ambas sequías es el pluviométrico, es decir, la cantidad de lluvia caída en cada momento. En cambio, el impacto que haya podido tener sobre la población es incomparable, porque la sociedad de ahora es muy diferente a la de hace 200 años. A principios del siglo XIX, por ejemplo, no había embalses ni canalizaciones que distribuyeran el agua, con lo que el éxito de la agricultura dependía directamente de la lluvia caída en cada lugar. La ciudad de Barcelona tampoco concentraba una cantidad de población tan grande como la actual, y ni mucho menos consumía tanta agua.

A nivel de litros caídos, “con toda probabilidad, fue peor la de 1812 a 1824”, asevera en conversación con Verificat Marc Prohom, jefe del área de Climatología del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC), pero no hay registros que lo puedan confirmar. Hasta 1850 no apareció en España una red de observatorios que diera una visión de lo que pasaba en el conjunto del área geográfica. En Catalunya, los datos son a partir de 1916. La sequía actual es la más grave, como mínimo, desde entonces.

“Los datos de la ciudad de Barcelona nos dan una idea de lo que sucedía previamente”, explica Prohom, pero “es un solo observatorio en la ciudad de Barcelona, y tenemos información escasa del tipo de instrumento con el que se medía” la precipitación. La generalización para el conjunto del territorio catalán es imposible.

La tendencia seca de ese primer cuarto de siglo coincide, eso sí, con la que registraron otros observatorios relativamente cercanos, como los ubicados en Marsella, Perpinyà, Montpellier y Nimes (todos ellos en Francia), según datos recopilados por Prohom. Con todo, “hay incerteza”, reconoce. Que observatorios cercanos registraran eventos similares da solidez a los datos barceloneses, pero no garantiza una sequía generalizada en el territorio.

“No sabemos si en el Pirineo fue tan grave o no”, expone Toni Barrera, técnico superior de cambio climático en el mismo SMC. El experto pone como ejemplo la sequía de 2008, que hasta ahora era la peor vivida en Catalunya en el último siglo. Entonces, recuerda, en Barcelona llovió bastante más que en esta ocasión, y “el problema vino porque no llovía en las cabeceras de los ríos”.

Rezos por la lluvia y otros documentos históricos

Ante la falta de datos instrumentales, los documentos históricos suponen una buena manera de caracterizar las sequías del pasado. Mariano Barriendos, geógrafo y paleoclimatólogo retirado de la Universidad de Barcelona, se ha especializado en recopilar rogativas pro pluvia, unas ceremonias católicas con las que la población pedía que lloviera en épocas de sequía. El tipo de ceremonia a celebrar variaba en función de la intensidad y duración de una sequía, con lo que su análisis permite identificar las épocas más secas de un territorio concreto.

Los estudios de Barriendos muestran que entre 1812 y 1824 las ceremonias fueron muy frecuentes e intensas en Girona, Tarragona, Tortosa y Barcelona. “Podemos confirmar que el episodio tuvo tres sequías climáticas consecutivas, algo que no se ha visto hasta la actualidad”, explica en un correo a Verificat. Para encontrar un precedente similar, señala, hay que remontarse en los archivos documentales a la primera mitad del siglo XVII. 

El episodio acontecido a principios de siglo XIX y el actual comparten algo más allá de la batalla por proclamarse la peor sequía de la historia catalana. Ambos están relacionados con sendos cambios climáticos. 200 años atrás, el fenómeno fue natural, consecuencia de una baja actividad solar y una gran actividad volcánica. Actualmente, estamos inmersos en un calentamiento global antropogénico que hará que las sequías en Catalunya sean más persistentes, frecuentes y duraderas de lo que han sido hasta ahora.

“Estamos ante una situación extraordinaria, muy grave”, sintetiza Barriendos, “no es nada nuevo ni excepcional, pero tiene una frecuencia tan baja” que no existen registros. “Si hay que irse a escalas históricas para encontrar situaciones parecidas”, quiere decir “que la situación es muy anómala”, concluye.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS