Prevención de lesiones
Ejercicio, posturas correctas y evitar el estrés: las recetas para evitar el dolor de espalda
¿Qué causa el dolor de las articulaciones? ¿Tiene solución?
Patricia Martín
Periodista
Escribo en la sección de Sociedad, normalmente sobre temas sanitarios, de mujeres, violencia machista, infancia o consumo; aunque también he trabajado en otras secciones de El Periódico, como Política o Tribunales. Mi trayectoria profesional comenzó en medios locales, incluida una emisora regional de la 'Cadena Ser', y trabajé también para 'El País' y 'Cinco Días'.
El dolor de espalda es una de las enfermedades más extendidas y limitantes. La lumbalgia, por ejemplo, es el segundo problema de salud crónico en España. Aunque, en ocasiones, la lesión proviene de un sobre esfuerzo puntual, los especialistas coinciden en que la mayoría de las dolencias están ocasionadas por un proceso acumulativo de esfuerzos en nuestro día a día.
En un caso u otro, conviene tener la musculatura preparada para que cuando adoptamos una postura de riesgo, esta envíe señales a nuestro cerebro y aparezca el dolor antes de que se produzca una lesión. "Cuando la musculatura no está entrenada y tiene poco tono muscular entre la aparición del dolor y que se produzca una lesión hay muy poco margen ya que esta musculatura no está preparada para mantener la situación peligrosa", explica el doctor José Lizón, especialista en cirugía de columna y fundador de 'Infoespalda'.
A su vez, el doctor Hermann Ribera, secretario de la Sociedad del Dolor, resume los pilares de la prevención: "la educación postural, el ejercicio físico, el control dietético y el soporte emocional". Teniendo en cuenta esta máxima, estos son los consejos de los profesionales para evitar el dolor de espalda.
Ejercicio físico
Para fortalecer la musculatura de la espalda, lo mejor es tener una vida activa y realizar ejercicio físico. Sobre todo, es recomendable caminar, nadar o realizar ejercicios en la piscina y el pilates, tanto si ya tienes dolor de espalda, porque estas actividades tienen menor impacto en las estructuras musculoesqueléticas, como si no lo sufres pero quieres evitarlo. Además, mantener una vida activa puede ayudar a evitar el sobrepeso o la obesidad, que son uno de los principales factores de riesgo a la hora de sufrir lesiones en la espalda.
Posturas correctas
Cualquier posición que se mantenga mucho tiempo, puede ser lesiva para la espalda. Por eso, si se trabaja sentado, conviene moverse cada dos horas para dar un pequeño paseo y activar la musculatura. Además, es importante mantener una postura adecuada frente al ordenador, con la espalda recta, los antebrazos apoyados en la mesa, las rodillas a la misma altura de las caderas o incluso algo más elevadas y que la pantalla del ordenador esté a la altura de los ojos, para no curvar la espalda al mirar constantemente hacia arriba o hacia abajo.
Si se trabaja de pie, se deben mantener las piernas separadas a la altura de las caderas y alternar el peso en una y otra pierna, para relajar los isquiotibiales y la musculatura lumbar.
También es importante mantener una postura adecuada a la hora de dormir. Conviene tener una almohada y un colchón adecuado y dormir de lado, con las rodillas flexionadas y el cuello alineado con la columna o bien dormir boca arriba. No es aconsejable dormir boca abajo.
Alimentación y tabaco
Hay alimentos que pueden aumentar los mecanismos inflamatorios y, por tanto, el dolor, como los azúcares simples, los cereales refinados y las grasas trans. Conviene, por tanto, evitarlos, sobre todo la bollería industrial y los alimentos precocinados. Asimismo, existe relación entre los triglicéridos elevados y el dolor de espalda, de ahí la necesidad de consumir con moderación carnes rojas, embutidos y lácteos. Por el contrario, hay alimentos que disminuyen el proceso inflamatorio, como el brócoli, las nueces o los arándanos.
Por otro lado, conviene no fumar porque el tabaco provoca que los discos intervertebrales no contengan nutrientes de forma adecuada y, por tanto, se puede iniciar el proceso de degeneración discal que suele acabar en una hernia. Asimismo, el tabaco contribuye a que se produzcan contracturas y roturas de fibras.
Evitar el estrés
El estrés, laboral o por otras causas, influye directamente en los músculos del cuello, las cervicales y lumbares y aumenta el riesgo de lesiones. Por tanto, conviene aprender a relajarse a nivel físico y emocional, para evitar que se acumule la tensión en estas zonas. Muchas personas acuden periódicamente al fisioterapeuta para que les ayude a relajar las zonas tensionadas. Asimismo, ayuda realizar la práctica de ejercicio físico.
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