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¿Puede el biometano suplir la demanda energética global?

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El biogás: riqueza e impulso para el mundo rural

¿Cómo puede ayudar el biometano a la España vaciada?

Imagen de una planta de biometano

Imagen de una planta de biometano / Agencias

Andrea Arnal (Verificat)

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Cada vez más empresas energéticas anuncian que van a empezar a desarrollar plantas de biogás como parte de su estrategia de descarbonización. En la Unión Europea y en España existen planes para impulsar el desarrollo del biogás y el biometano, fuentes de energía renovable hechas a partir de residuos orgánicos. Esta bioenergía puede ser una alternativa al gas natural, con la ventaja que se gestiona un residuo, a la vez que se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el uso de gas natural de origen fósil seguiría aumentando dichas emisiones.

Pero, ¿cuánto de importante es el biogás y el biometano en la situación actual de descarbonización? La transición energética que está experimentando la Unión Europea pasa por diversificar el origen de sus fuentes primarias de energía. Si bien hasta ahora hemos dependido principalmente de los combustibles fósiles, la tendencia actualmente es la de desarrollar fuentes renovables diversas combinando unas con otras, como la eólica, la hidráulica, o la fotovoltaica. A menudo, sin embargo, el biometano, como cualquier otro desarrollo de energía verde, no se explica en su complejidad y hasta se utiliza como estrategia de 'greenwashing', esos mensajes que ensalzan las bondades de la transición energética sin dar el contexto global de cuánto contamina un sector.

Muchas de estas energías generan electricidad, por lo que prácticamente todos los sectores de la economía se están electrificando, pero “seguirá siendo necesario el uso de gas para determinados procesos”, indica la reciente Guia para el desarrollo sostenible del biogás y el biometano en Catalunya. Por eso, el biometano es visto por los gobiernos como respuesta a todos esos ámbitos en los que la electrificación no es posible o es más lenta,como las empresas metalúrgicas [...] o las flotas de vehículos pesados”, indica a Verificat Ricard Carreras Ubach, responsable de transferencia, negocio y territorio en Beta (UVic-UCC), un hub especializado en el desarrollo tecnológico y mejora de la competitividad de las sociedades rurales.

Un gas idéntico al de origen fósil

“El biogás es el producto de la digestión anaerobia que generan los residuos orgánicos”, explica a Verificat Jordi Guilera, investigador en combustibles sintéticos en el Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC). Este combustible puede crearse a partir de lodos de depuradoras, residuos orgánicos de industria alimentaria, la actividad agrícola y ganadera y, también, de la basura recogida en ciudades y pueblos.

Este biogás, compuesto de dos tercios de metano y un tercio de CO2, es capaz de generar energía eléctrica, pero para llegar a tener una mezcla químicamente comparable a la del gas natural ha de pasar por un tratamiento en el que se eliminan las impurezas y el CO2, y a partir del cual se obtiene el biometano.

Tomando como referencia las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el biometano tiene el potencial de suplir el 20% de la demanda energética actual de gas natural a nivel mundial, una cifra que asciende hasta el 40% en las previsiones para 2040. Pero a día de hoy representa menos del 3% de la demanda total de bioenergía y menos del 0,3% de la demanda total de energía primaria, según la misma organización.

En España, y según cifras extraídas del Estudio de la capacidad de producción de biometano compilado por la Asociación Española del Gas, el potencial de producción es de 163 teravatios hora al año, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural. Sin embargo, a día de hoy hay al menos cinco plantas en funcionamiento según la Hoja de ruta del biogás elaborada por el Ministerio de Transición Ecológica, publicado en marzo de 2022 (aunque esta cifra ha podido ascender en el último año) que no alcanzan el teravatio hora de producción, con las que no se genera “ni el 1%” de demanda energética de gas natural”, añade Guilera.

Existen otras limitaciones, como aquellas que tienen que ver con el digestivo, los subproductos que se generan tras el tratamiento de los residuos para obtener el biogás. “Si no se gestionan de forma correcta, podrían ser un foco de contaminación”, alerta Carreras Ubach. 

También hay estudios, como uno publicado en 2022 por científicos del Imperial College de Londres, que indican que las cadenas de suministro de biometano y biogás liberan hasta el doble de metano que la estimación de la Agencia Internacional de Energía (IEA). Hay que tener en cuenta que el metano tiene un poder calorífico 25 veces superior al del CO2, a pesar de su menor esperanza de vida, si se libera a la atmósfera antes de que se queme.

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