Del hype del crush al online grooming hay un paso

Online grooming

Online grooming / Pablo Blázquez / Save the Children

Miguel Borque Giraldos. Save the Children

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Imagina que tienes 13 o 14 años y un perfil de un tal Luis solicita seguirte en Instagram. Investigas sus fotos y lo que ves te parece de lo más normal: un chico de tu edad y que además vive por tu zona. Lo aceptas, te saluda, empezáis a hablar y de repente el mundo gira a su alrededor: consumís las mismas series, tenéis las mismas inquietudes y os pasáis horas y horas sin parar de hablar durante días.

Se va ganando tu confianza poco a poco hasta que te empieza a hablar de cosas más subidas de tono. Piensas en lo atrevido que es, pero tampoco te extraña. Y al poco tiempo llega la primera petición de una foto tuya desnuda. Dudas un momento, pero se la envías. Es el chico que te gusta. Dos días después te pide un vídeo de las mismas características. Como esta vez le muestras tus dudas, te convence enviándote uno suyo primero. Es bastante subido de tono, pero como te gusta mucho decides mandárselo.

Al poco tiempo, después de esos intercambios de contenido sexual, te acabas enterando de que se llama Pablo, de que tiene 40 años y de que ha hecho lo mismo con cinco chicas de tu misma edad.

Esto es un caso de online grooming, o abuso sexual a través de Internet. Se trata de un delito por el cual una persona adulta contacta electrónicamente con un niño, niña o adolescente, ganándose poco a poco su confianza con el propósito de involucrarle en una actividad sexual. Esta puede ir desde hablar de sexo y obtener material del mismo tipo, hasta mantener un encuentro sexual. Incluso sin conseguir ese objetivo, también son considerados online grooming todos los actos materiales destinados a alcanzarlo.

Parecen cosas lejanas a nuestro entorno, pero pueden estar mucho más cerca de lo que creemos. Según el último informe de Save the Children, en más de la mitad de los casos el abusador es una persona conocida para el niño o la niña, y el 95% de ellos no tienen antecedentes penales de ningún tipo.

Además, la peor parte en todo esto se la llevan las niñas. Como siempre, la perspectiva de género es otro factor determinante cuando se habla de sufrir violencia sexual. Las niñas son víctimas en un 57,4% de los casos de online grooming, cifra que aumenta hasta el 80% cuando este tipo de violencia se traslada al ámbito físico.

¿Qué se puede hacer contra este tipo de violencia? La mejor herramienta es la prevención. La infancia sigue estando insegura en internet debido a la falta de formación y al medio en sí mismo, que permite el anonimato para los agresores. Por ello, es necesario enseñar a niños, niñas y adolescentes herramientas suficientes para que hagan un uso seguro y responsable de Internet, con el objetivo de prevenir este tipo de situaciones e identificar aquellas en las que puedan estar en riesgo.

Sin embargo, cuando ya se ha producido la violencia, cuando ya hemos llegado tarde, necesitamos que se pongan en marcha dos medidas necesarias. La primera es la especialización de la Justicia, con la creación de juzgados especializados en atención a la infancia víctima de violencia; de una Fiscalía específica de violencia contra la infancia, que participe en todos los procesos donde haya un niño o niña víctima y la formación inicial y constante de todos los operadores jurídicos.

La otra medida fundamental es la extensión del modelo Barnahus (Casa de los niños en islandés) a todas las comunidades autónomas. Un modelo de atención integral donde todos los actores que intervienen en un caso de abuso sexual infantil (sanitarios, policiales, forenses…) se coordinan y trabajan en un mismo espacio amigable para niños y niñas para evitar que se conviertan en víctimas una y otra vez.  

Es urgente que nos pongamos en marcha. A muchos niños y niñas les va la vida en ello.