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Montjuïc es la puerta de entrada a Europa de plantas no nativas

Un catálogo de plantas invasoras

Ailanto. Especie arbórea de rápido crecimiento que puede alcanzar gran tamaño si las condiciones son propicias. Originario de China, se ha naturalizado en muchos países a partir de jardines y gracias a su enorme facilidad para rebrotar. Muy habitual en zonas forestales humanizadas y en arcenes de carreteras. Difícil de erradicar.

Ailanto. Especie arbórea de rápido crecimiento que puede alcanzar gran tamaño si las condiciones son propicias. Originario de China, se ha naturalizado en muchos países a partir de jardines y gracias a su enorme facilidad para rebrotar. Muy habitual en zonas forestales humanizadas y en arcenes de carreteras. Difícil de erradicar.

Michele Catanzaro

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La montaña barcelonesa de Montjuïc concentra una cantidad de plantas exóticas sin parangón en Europa. En tan solo 3,4 km2 hay 247 especies introducidas distintas, más de las que hay, por ejemplo, en toda la ciudad de Roma (230 en 1200km2). Una de cada ocho especies de plantas no nativas presentes en España se encuentra en ese diminuto espacio.  Así lo ha revelado un estudio publicado en la revista 'Plants' por un grupo del Institut Botànic de Barcelona (IBB, centro del CSIC y del Ayuntamiento de la ciudad), que analizó la flora de la montaña durante cinco años

Una quincena de las especies exóticas de Montjuïc se detectaron por primera vez en ese lugar, antes de registrarse en otros puntos de Catalunya, España o Europa. Eso sugiere que las circunstancias especiales de la montaña la convierten en un punto de entrada de flora introducida en el continente. 

No todas las plantas introducidas representan un problema. Pero una parte de ellas se convierten en invasoras, ocupando el nicho ecológico de especies nativas. El Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) advirtió este año que las invasiones son una amenaza grave. “En Montjuic hay especies protegidas como la 'succowia balearica' o el palmito, la palmera enana cuyo límite norte en la Península Ibérica se encuentra aquí”, observa Jordi López-Pujol, coautor del trabajo. 

A veces, los efectos de una introducción son imprevisibles. Por ejemplo, un boj de origen chino introducido en Catalunya por razones ornamentales ha llevado consigo a una mariposa, la 'cydalima perspectalis', que está diezmando los bojes del Pirineo.

Punto caliente

López-Pujol dice que, al hallarse el IBB en Montjuïc, sus investigadores notaron hace años la abundancia de especies exóticas en ese entorno. Esa observación fue la base de una campaña de catalogación que duró cinco años.

“La sorpresa fue cuando vimos que había tantas especies”, recuerda el investigador. Casi una cuarta parte de las plantas exóticas difundidas en Catalunya están representadas en Montjuic. 

Entre ellas está el ailanto ('ailanthus altissima'), un árbol que ya forma extensiones enormes en la vertiente que mira la mar; el senecio hiedra ('senecio angulatus'), reconocible por las manchas amarillas de sus flores, visibles desde la Ronda Litoral; o el nopal ('Opuntia ficus-indica').  

Varias circunstancias se suman en Montjuïc para convertirlo en un punto caliente de las plantas exóticas. Es un espacio natural con un gran número de visitantes, que pueden llevar consigo semillas y esporas en la ropa y los zapatos. La presencia humana se remonta a las canteras de los antiguos romanos, hasta llegar a la Exposición universal de 1929; al chabolismo del siglo pasado (que dejó traza en la presencia de plantas comestibles); a las instalaciones deportivas de los Juegos Olímpicos de 1992; y a los actuales museos. 

Además, la montaña se encuentra cerca del puerto y del aeropuerto, grandes vías de entrada de especies exóticas. “Pero la razón principal es la presencia del Jardín Botánico, el jardín [de suculentas] Mossèn Costa i Llobera y otros jardines”, explica López-Pujol. Estos espacios irradian a su alrededor las especies no nativas que albergan, a través del viento y de los polinizadores. 

“Montjuïc reúne las condiciones para tener invasoras: un buen clima, muchas vías de entrada, y una alteración de medio a lo largo de la historia que reduce la competencia de las plantas nativas”, observa Joan Pino, director del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), no implicado en el trabajo. Jardines botánicos como los Kew Gardens, en el Reino Unido, son responsables de muchas invasiones en Europa, observa el científico.  

Dos plantas exóticas se registraron por primera vez en Montjuïc antes de observarse en otras partes de Europa. Lo mismo ocurrió con cuatro que ahora están distribuidas en la Península Ibérica y nueve en Catalunya. “El primer registro no garantiza que las plantas hayan efectivamente entrado por aquí, pero es un indicio de que Montjuic es una puerta de entrada”, observa López-Pujol. Ese espacio verde urbano no sería tan solo un receptor de plantas invasoras, sino también un punto de irradiación.

Posiblemente, Montjuic no sea el único sitio con estas características. Collserola, el Parc dels Tres Turons o el Delta del Llobregat comparten con Montjuïc diversas condiciones favorables a las invasión. Las zonas de mayor riesgo no son tanto los jardines encerrados en la ciudad, sino las zonas donde hay presencia humana en medio de un entorno natural, advierte Jordina Belmonte, botánica del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA), no implicada en el estudio.

Erradicar las invasoras

“Cómo investigadores, tenemos que recomendar la erradicación de las plantas invasoras. Pero sabemos que se trata de acciones caras y además a veces las plantas rebrotan”, constata López-Pujol.  El científico recomienda actuar de urgencia cuando se detecta una nueva planta exótica y sobre todo prevenir. “Hay que cambiar la mentalidad y que se cultive más flora nativa en los jardines”, observa.

Pino concuerda que erradicar o controlar es muy difícil. Hay que intentar restaurar ecosistemas y a la vez aceptar que los sistemas naturales metropolitanos han cambiado para siempre

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