Crisis del coronavirus

El virus del COVID muta a más del doble de velocidad que el de la gripe estacional

Una subvariante de pirola, la JN.1, preocupa a los expertos por su rápido crecimiento y escape a la inmunidad | Es la principal candidata a liderar el pico invernal del coronavirus

Una mujer recibe la vacuna de refuerzo contra el COVID.

Una mujer recibe la vacuna de refuerzo contra el COVID. / C. Pardellas

Rafa López

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El COVID está en bajada en cuanto a infecciones y hospitalizaciones tras el pico de agosto, pero la evolución del SARS-CoV-2 sigue su curso a un ritmo acelerado. Según apuntan investigadores, acumula mutaciones entre 6 y 10 veces más rápido que otros coronavirus y entre 2.5 y 9 veces con más velocidad que las cepas de la gripe. El último producto de esta evolución que ha llamado la atención de los expertos se llama JN.1 y desciende de pirola (BA.2.86), la subvariante de ómicron hipermutada que surgió en agosto. Este linaje JN.1, ya detectado en España y que ha crecido especialmete en Francia, preocupa a los expertos por su rápido crecimiento y el escape a la inmunidad (por vacunación o infección previa) que muestra en laboratorio. Es la principal candidata a liderar el previsible aumento invernal del coronavirus.

Sobre esta evolución, el científico estadounidense J. Weiland, experto en modelos estadísticos de enfermedades infecciosas, apunta en su cuenta de X que “no ha decelerado (todavía). No es de extrañar que sigamos recibiendo oleada tras oleada, mientras que los demás [virus] se han vuelto más estacionales”, afirma.

“Desvío evolutivo”

Según Eric Topol, uno de los científicos de referencia en la pandemia, el coronavirus del COVID muta a más del doble de velocidad que el de la gripe estacional, que “es el prototipo de evolución rápida”. El científico estadounidense señala que el “desvío evolutivo” que trazan las subvariantes de pirola hará que a nuestro sistema inmunológico le resulte más difícil reconocer el virus y neutralizarlo.

Los refuerzos vacunales que se están administrando actualmente están adaptados a la subvariante XBB.1.5, y se supone que funcionan bien para subvariantes de su misma rama evolutiva, como EG.5.1 y HV.1, de los que difieren en unas pocas mutaciones. Sin embargo, JN.1 procede de un lugar diferente: incluye más de 40 mutaciones respecto a su ancestro BA.2, de ellas 34 en la proteína espícula, a la que se dirigen las vacunas y los anticuerpos de nuestro organismo.

Los datos de laboratorio que surgen sobre las propiedades de BA.2.86 (pirola) y de su descendiente JN.1 son “preocupantes”, remarca Topol. Un informe de la Universidad de Columbia publicado en “Nature” reforzó hallazgos similares de otros laboratorios sobre la muy alta afinidad que tiene BA.2.86 hacia el receptor celular ACE2, lo que podría conducir a una mayor transmisibilidad.

JN.1 contiene una mutación (la L455S) considerada clave para promover una mayor evasión a nuestra respuesta inmune, y ha mostrado una alta ventaja de crecimiento. “Durante algunas semanas no sabremos si JN.1 estará relacionado con un aumento significativo de COVID o en qué medida nos mantendrá protegidos nuestra respuesta inmune de vacunas anteriores, infecciones y el nuevo refuerzo basado en XBB.1.5”, señala Topol.

Otro científico de prestigio mundial que ha dedicado un amplio artículo a JN.1 ha sido William A. Haseltine, antiguo profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard, quien llama en “Forbes” a esta subvariante “un extraño entre los sublinajes de ómicron”. Apunta que tiene un 40% de mutaciones diferenciales respecto a XBB.1.5, y que algunas de ellas (como E484K y P681R) habían aparecido en las variantes de preocupación alfa y beta a comienzos de 2021 y desaparecieron después con ómicron.

El biólogo evolutivo canadiense T. Ryan Gregory ya advirtió en una entrevista a FARO, del grupo Prensa Ibérica, en septiembre que existe una presión selectiva para el escape inmunológico que no había antes de que tantas personas desarrollaran cierto grado de inmunidad a través de vacunas o infecciones. “Son los descendientes de BA.2.86 (pirola) a los debemos estar atentos”, avisó, en relación a las mutaciones que podría adquirir en el futuro. Y uno de esos descendientes es JN.1.