Entrevista

Carlos Moreno: "Cada día que pasa dedicado a producir y consumir es un día menos de calidad de vida"

El ideólogo de la ciudad de los 15 minutos augura que estamos ante un cambio de modelo de sociedad y del trabajo que se hará realidad de la mano de los jóvenes: "Ellos quieren trabajar y vivir distinto"

Carlos Moreno, ideólogo de la ciudad de los 15 minutos, en la Escola Industrial de Barcelona.

Carlos Moreno, ideólogo de la ciudad de los 15 minutos, en la Escola Industrial de Barcelona. / Elisenda Pons

Montse Baraza

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Urbanista y director científico de la cátedra ETI (Emprendimiento-Territorio-Innovación) en la Universidad de París IAE – Panteón Sorbona, Carlos Moreno es el ideólogo de la ciudad de los 15 minutos, un modelo urbano de 'proximidad feliz' en el que se reduce el tiempo de los desplazamientos y se gana tiempo personal. Unos objetivos que han centrado esta semana los debates de la Time Use Week que se ha celebrado en Barcelona.

Vivir teniéndolo todo a 15 minutos suena ideal, pero ¿es realista? ¿Es viable?

Sí, claro que sí. Es hacer la compra cerca, tener acceso cercano a un cine, a un teatro, a un polideportivo, a un parque. Poder respirar un aire sano. El tiempo debe reflejar ese equilibrio. Nuestra jornada debe reflejar ese tiempo, porque cada día que pasa dedicado a producir y consumir es un día menos de calidad de vida. Hablamos de transformar las ciudades con la idea de lo que llamamos proximidad feliz. Durante más de 70 años hemos considerado que lo normal son las largas distancias. Levantarte temprano, coger un transporte, pasar una hora o dos horas de trayecto, estar corriendo todo el día para ir al trabajo, llevar a los hijos al cole y tener solo el fin de semana para las actividades personales. Y una parte de ese fin de semana se va en actividades de logística familiar. Eso ha provocado que se haya perdido la sociabilidad de la familia, del barrio, de los vecinos. Hay muchas familias que se desintegran porque no tienen el tiempo de hablar, de estar juntos. Solo tenemos tiempo para trabajar y para consumir, porque es el ritmo al que estamos acostumbrados. Pero lo que queremos y cada vez tiene más acogida es bajar ese ritmo desenfrenado que deshumaniza. En 2020 la pandemia nos obligó en pocas semanas a cambiar nuestra manera de vivir y de trabajar. Mucha gente aprendió a trabajar a distancia. Hay un cambio de mentalidad, entonces claro que es realista.

De 2016 a 2023 hemos avanzado: el mundo ha adoptado la idea de la proximidad feliz. Pero aún queda camino por delante para transformar la política urbana

Ese modelo presupone que vas a encontrar empleo a 15-20 minutos de casa.

Cuando propuse este concepto en 2016, me dijeron 'nunca funcionará, es muy bonito pero utópico'. Eso fue en 2016. ¿Qué pasa en 2023? Hay ya lugares en todo el mundo hablando de proximidad feliz: París, Bruselas, Buenos Aires, Melbourne, Escocia, ciudades de EEUU o América Latina. Vivimos en un mundo muy desestabilizado. Nadie sabe qué va a pasar con la guerra en Ucrania o en Oriente Próximo y ves que todo el mundo te dice que hay que relocalizar, producir localmente, utilizar materias primas de proximidad. Pero este proceso no hay que verlo como una varita mágica que la golpeas tres veces y te sale ya la ciudad distinta en la que todo el mundo trabaja cerca de casa y todo el mundo va a pie. Estamos hablando de una trayectoria. De 2016 a 2023 hemos avanzado: el mundo entero ha adoptado el concepto. Pero aún tenemos camino por delante para transformar la política urbana. Por eso planteo votar planes de desarrollo urbano que duren 10 o 15 años.

"El sector privado está moviéndose para tener en cuenta que la pandemia supuso un cambio, sobre todo con la gente de 20 a 40 años"

Usted recomendaría, por ejemplo, buscar empleo cerca de casa?

Sí. Que sea accesible, a no más de 20 minutos. Otra opción, si el lugar de trabajo está más lejos, es ir uno o dos días presencialmente y que estés tres en un lugar más cercano. No significa necesariamente estar en casa. Puedes hacer 'coworking'. Es lo que se llama el nuevo Corporate Working, o sea, lugares intermedios a donde puedes ir a trabajar sin necesidad de acudir todo el tiempo al lugar principal de trabajo. Las empresas deben regenerar las maneras de trabajar, identificar aquellos trabajos que pueden realizarse sin necesidad de hacer largas distancias y tener lugares intermedios.

"Los jóvenes quieren trabajar distinto, con menos presencialidad, tener más tiempo disponible y darle sentido a su vida"

Parecía que el teletrabajo había venido para quedarse. Pero hemos vuelto a la presencialidad y vamos a un ritmo de vida acelerado. ¿Qué está pasando?

La pandemia produjo una sacudida y el trabajo comenzó a cambiar. Efectivamente, hay una cosa muy importante que es el el sector privado. Estamos todavía en una transición. El sector privado está reflexionando sobre esos cambios y está moviéndose a cambiar su modelo y a tener en cuenta que la pandemia supuso un cambio, sobre todo con la gente más joven, de 20 a 40 años.

"Hay familias que se desintegran porque no tienen tiempo para estar juntas"

¿Cree que los jóvenes serán la verdadera palanca para acelerar esto?

Sí. Ya está pasando. Antes sucedió con el clima. Todos tenemos a una Greta Thunberg en casa. Nuestros hijos ya no tienen la obsesión de tener un coche. Han tomado conciencia frente al clima. Y también frente al trabajo. Lo demuestran muchos estudios: quieren trabajar distinto. Quieren disminuir el tiempo de presencialidad, dedicar lo justo a desplazamientos, tener más tiempo disponible y darle un sentido a su vida. A las entrevistas de trabajo ya no van temblorosos. Acuden sabiendo lo que quieren. Una de las primeras preguntas que hacen es cuánto tiempo hay de teletrabajo. No quieren recibir e-mails fuera de horario y reclaman el derecho a la desconexión tras la jornada laboral y su derecho a la vida personal. Eso no sucedía en mi generación. Respondías fuera de horas, ibas a seminarios en fin de semana porque si no, estabas mal visto. Estamos viviendo una transformación generacional. Para el teletrabajo tuvieron que pasar 50 años. Para este cambio en la manera de trabajar quizá sean menos. Habrá diferentes velocidades en ese camino pero la tendencia apunta que la sociedad va a cambiar.

"Habrá diferentes velocidades, pero estamos ante un cambio generacional"

En Barcelona, la apuesta de Ada Colau para humanizar la ciudad ha pasado por las 'superilles'. Un juez ha ordenado desmantelar la de Consell de Cent. ¿Qué cree que ha fallado aquí? 

Lo más importante no es la cantidad de obras que estemos haciendo para humanizar las ciudades y reducir los coches, sino el cambio de mentalidad de la gente para tener una vida de proximidad, con servicios. La 'caminabilidad' es importante, pero si no hay servicios (vivienda, educación, cultura, deporte, comercio local y empleo) no vamos por buen camino. En los lugares que queremos transformar, debemos implementar antes esos servicios. Es ese conjunto lo que dará viabilidad y aceptabilidad al proyecto.

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