“El ojo vago debe tratarse antes de los ocho años para evitar que se mantenga en la vida adulta”

Con motivo de la vuelta al cole, hablamos con la Dra. Ana Wert, oftalmóloga pediátrica de la clínica IMO Grupo Miranza. Precisamente, cuando hablamos de salud ocular infantil, debemos tener en cuenta que la etapa desde el nacimiento hasta los 8 años es la más importante para el desarrollo visual. Tal y como apunta la Dra. Wert: “Por eso, es importante que los más pequeños también se realicen revisiones completas con el oftalmólogo periódicamente. En este sentido, una de las enfermedades de los ojos típicas de la infancia es el ojo vago (ambliopía), que se debe detectar y tratar precozmente, ya que, de lo contrario, se mantiene durante la vida adulta”.  

Otra enfermedad de inicio frecuente en la infancia es el estrabismo. Se trata de la pérdida de paralelismo entre ambos ojos, de forma que cada uno de ellos mira en una dirección. Esto provoca una evidente desviación ocular, que puede ser alternante (a veces se desvía uno ojo y otras, el otro) y en cualquier dirección (hacia dentro, fuera, arriba o abajo). 

Según la oftalmóloga: “En algunos casos, la desviación es intermitente, pero es más frecuente y evidente cuando el niño está cansado o debilitado, por ejemplo, por un proceso febril o si tiene sueño al final del día. Esta circunstancia puede complicar el diagnóstico, pero puede presentarse en una visita con el oftalmólogo pediátrico”.  

El tratamiento del ojo vago tiene mejores resultados visuales si se inicia precozmente. “Esto se debe al hecho de que durante la infancia el cerebro está aprendiendo a ver y, en este momento, es más fácil enseñarle a ver”. Por lo que se refiere al estrabismo, si existe un defecto refractivo asociado, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, el tratamiento indicado es la corrección óptica (con gafas o lentes de contacto), que, en muchos casos, por sí misma ya cura la patología. “En los casos en los que se haya desarrollado una ambliopía, se debe recuperar la visión tapando el ojo sano con un parche para hacer “trabajar” más al ojo vago. Si a pesar de estos tratamientos persiste la desviación, se lleva a cabo una cirugía para reformar o debilitar los músculos oculomotores y lograr el paralelismo de ambos ojos”, aclara Wert. 

“Papá, mamá, no veo bien”

Otro grupo de alteraciones visuales que se pueden manifestar en la infancia son los defectos refractivos, es decir, la miopía (mala visión de lejos), la hipermetropía (mala visión próxima) o el astigmatismo (visión distorsionada a todas las distancias). “En muchos casos, estos defectos se detectan en el colegio, porque el niño se queja de que no ve bien la pizarra, por ejemplo, o en casa, si se acerca mucho a un libro o pantalla”, explica la oftalmóloga. No obstante, hay casos en los que los más pequeños no manifiestan problemas en la vista: “Esto se debe al hecho de que los niños no son conscientes de la limitación visual que tienen, porque siempre han visto así y se adaptan a su percepción”, advierte la especialista. Y, precisamente, por eso recalca: “Por lo que se refiere a la periodicidad, aconsejamos una primera revisión al nacimiento y, después, a partir de los tres o cuatro años, una vez al año. Todo ello, con el objetivo de detectar a tiempo cualquier alteración o enfermedad en los ojos que pueda poner en riesgo la vista de los más pequeños”, concluye la oftalmóloga.

PANTALLAS: 3 CONSEJOS PARA EVITAR PROBLEMAS VISUALES

Dra. Ana Wert, oftalmóloga pediátrica de la clínica IMO Grupo Miranza.

1. Evitar el uso de pantallas en niños menores de 2 años y limitar su uso a 1 hora en niños más mayores (2-5 años). 

2. Seguir la regla “20-20-20” cuando usamos pantallas: “Cada 20 minutos, enfocamos la vista a lo lejos, durante 20 segundos a una distancia de 20 pasos, que son unos 6 metros). 

3. Ajustar el contraste de la pantalla: generalmente, los fondos blancos con letras oscuras suelen ofrecer mayor comodidad visual y, mejor, con poco brillo. 

IMO Grupo Miranza 

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