Colectivo invisibilizado

Ancianos y salud mental: los mayores de 80 años duplican la tasa media de suicidio en España

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Maltrato en ancianos

Maltrato en ancianos

Elisenda Colell

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Estar jubilado o en el paro, tener algún problema de salud mental y vivir solo son tres factores que tienen especial riesgo para que una persona opte por quitarse la vida. Esta es una realidad que lleva años detectando la Fundació Ajuda i Esperança, que gestiona el Teléfono de la Esperanza y el de prevención del suicidio en Catalunya. Unas situaciones que viven muchas personas de más de 65 años. Según los últimos datos disponibles, los mayores de 80 años duplican la tasa media de suicidio en España. "Entre los adolescentes, de cada 20 tentantivas se registra una muerte; entre los mayores de 65 años hay un suicidio por cada tres intentos", señala el director de la fundación, Sergi Garcia.

A lo largo de todo 2022, la fundación Ajuda i Esperança ha atendido más de 50.000 llamadas de personas que sufrían soledad no deseada, una crisis emocional o presentaban conductas suicidas. De estas, 43.149 llamadas corresponden al teléfono de la esperanza (93 414 48 48), un servicio que desde la pandemia aumentó en más de un 30% sus usuarios, y que este año sigue detectando un incremento, aunque menor, del 8%. De estos, el 19% son mayores de 65 años, y el 70% son personas que viven solas.

Inminente

La entidad también gestiona el teléfono de prevención del suicidio en Catalunya (900 925 555), disponible todos los días y horas del año. En 2022 recibieron 5.987 llamadas, cifra que asciende a más de 12.000 si se tienen en cuenta los datos desde que se puso en marcha, en 2020. De todas estas personas, hay 86 casos en que el suicidio era inminente o se estaba llevando a cabo en el momento de la llamada. En 263 casos más, quienes llamaban ya habían intentado quitarse la vida durante el mes anterior a la llamada.

Además, la entidad también gestiona el chat por whatsap con adolescentes con malestar emocional por un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona (679 33 33 63). Este servicio registró 672 conversaciones con menores de 25 años con problemas de ansiedad, adicciones, ideaciones suicidas, duelos o problemas relacionales. Más de la mitad de ellos viven con sus padres, pero no se atreven a hablar del tema con ellos.

Casos más graves

No es solo que año tras año estos servicios registren más llamadas, es que, además, las realidades de las personas que tratan son peores. "Cada vez vemos problemas más complejos, situaciones que se están agravando: por ejemplo las autolesiones, que pueden ser la antesala del suicidio", explica García. "El suicidio es la manifestación final del malestar, cuanto antes invirtamos e intervinamos será mejor: si no se habla la gente lo pasa en soledad y aislamiento y, evidentemente, empeora", añade García.

Los datos también demuestran que la inversión en la red pública de salud mental es aún insuficiente. "Evidentemente se necesita más inversión, pero nosotros creemos que no hace falta solo una atención sanitaria, también urge una anistencia psicosial complementaria. Y aquí es donde las entidades sociales podemos aportar", explica García. Según el director, el suicidio se trata de un fenómeno multicausal, aunque los problemas de vivienda, la falta de un empleo o la soledad que viven muchas personas mayores no hace más que agravarlo. "A veces solo hace falta encontrar una persona que te escuche, que sientas que se preocupa por ti. Nos llaman a las cuatro de la madrugada de un martes para pedir ayuda. Si no existiéramos, estas personas acabarían en urgencias o mucho peor", explica García.