Conflicto laboral en la universidad

Huelga de profesores asociados: "Somos el 60% de los docentes y cobramos entre 300 y 900 euros"

Piquetes informativos permanecen en el campus de la Autònoma para explicar los motivos de su paro indefinido e intermitente

Una docente en huelga, esta mañana en el campus de la UAB

Una docente en huelga, esta mañana en el campus de la UAB / Twitter

Olga Pereda

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Los profesores asociados de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) -el 60% del total de los docentes- se suman hoy a la huelga contra la nueva ley universitaria, recientemente aprobada en el Congreso de los Diputados. La norma, que nació con el objetivo de evitar la precaridad laboral, levanta las sospechas del colectivo, que denuncia “falta de garantías”. De los 3.760 profesores que tiene la UAB, 2.256 (60%) son asociados, cuyo salario está "entre los 300 y los 900 euros". “Si nosotros paramos, se para la universidad”, advierte Neus Molina, docente e investigadora que imparte clases de Periodismo Cultural, Género y medios y Escritura periodística en la UAB.

La Asociación Estatal de Profesores Asociados de las Universidades Públicas convocó, el pasado 31 de enero, semanas antes de que se ratificara la norma en el Parlamento, una huelga indefinida e intermitente durante tres días a la semana: martes, miércoles y jueves. Dos semanas después, el paro tuvo un seguimiento desigual, con mayor adhesión en València, Castellón, Murcia y Granada. Algunos docentes asociados de la Universitat Politècnica de Catalunya se sumaron en febrero, como los de la Universitat de Barcelona. A partir de hoy lo hacen los de la Autònoma bajo el lema “No a la Losu. Basta de precariedad en la universidad. Por una docencia e investigación al servicio de la clase trabajadora”. Esta mañana, piquetes informativos han estado en los campus repartiendo folletos donde explican los motivos del paro. A las 12.30 horas se han concentrado frente al rectorado y a las 18.30, arropados por sindicatos como CGT, se sumarán a la manifestación general de los asociados en huelga de todas las facultades catalanas en la plaza Universitat.

Los asociados piden una actualización de los salarios, el derecho a cobrar quinquenios, así como un aumento de la contratación y del presupuesto para la investigación. “El alumnado tiene que dejar de ser tratado como si fuera un cliente. No a la mercantilización de la universidad, defendamos su función social”, advierten en los folletos.

Sin garantías

La Losu ya está en vigor, aunque para todo lo que tiene que ver con el profesorado y su estabilidad laboral, la aplicación se aplazará hasta el curso 2025-26.  Los docentes asociados critican que la norma no especifica los mecanismos de sus nuevos contratos fijos. "Por no saber, no sabemos ni lo que vamos a cobrar a partir de ahora”, subraya Isabel de la Cruz, presidenta de la asociación estatal de asociados y docente de Sociología y Antropología Social en València. “Carecemos de garantías", añade. "¿Qué más me da que me hagan un contrato fijo si voy a cobrar 400 euros?", añade la profesora e investigadora Molina. Otro artículo de la Losu que critican los docentes en huelga es el concurso que tendrán que pasar antes de firmar sus nuevos contratos.

Respuesta de Universitats

Ante la masiva movilización, fuentes del Departament de Recerca i Universitats aseguran que en los Presupuestos existe una partida de 15 millones de euros para poner en marcha un plan que permita crear plazas de profesores permanentes. Esas mismas fuentes insisten que la figura del profesor asociado no está ligada a la precariedad laboral porque se trata de “profesionales que tienen una actividad laboral principal fuera del campus” y que "únicamente dan clases a los estudiantes por el valor de su experiencia profesional".

Los asociados, efectivamente y en teoría, son profesionales con sólida y relevante experiencia laboral en la asignatura que imparten y han de tener otro trabajo fuera del campus. Muchos no lo tienen, así que cotizan como (falsos) autónomos, algo frecuente en los grados de Humanidades. Sus contratos en la facultad son renovados cada año y cada tres pasan un concurso.

“Si fuéramos, de verdad, asociados tendríamos siempre el mismo horario y daríamos asignaturas optativas en lugar de las troncales. Pero la realidad es muy diferente. Tenemos una responsabilidad muy grande, igual que un profesor titular, y cobramos tres veces menos. Por no hablar de las horas que dedicamos a la corrección de exámenes, preparación de las clases o celebración de seminarios. Muchos somos falsos asociados y falsos autónomos. Nuestra fiscalidad es un caos”, se queja Molina, que está realizando el doctorado en la AUB y que está dada de alta en el régimen de autónomos porque no tiene trabajo fuera del campus.