Susto en Sarrià-Sant Gervasi

Ni los agresores ni las víctimas del secuestro de la calle Amigó colaboran con los Mossos

Ninguno de los implicados ha querido explicar a los investigadores el motivo de la retención

Gran despliegue policial en la calle Amigó de Barcelona por un presunto secuestro

Guillem Sánchez

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Los cinco implicados en el secuestro de la calle Amigó de Barcelona no han colaborado con los Mossos d’Esquadra, según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO. Casi una semana después de unos hechos que obligaron a desplegar un dispositivo policial en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, las pesquisas de la Divisió d’Investigació Criminal (DIC) de la policía catalana siguen sin tener claro por qué motivo los tres agresores -todos ellos de nacionalidad china- retuvieron durante horas a dos compatriotas. 

Ni los tres detenidos ni las dos víctimas han querido revelar "la verdad" de lo que pasó en el interior del domicilio a los investigadores, remarcan las mismas fuentes. Los Mossos creen que el trasfondo de aquel secuestro, cuya gravedad es posible que se acabe rebajando a "retención ilegal", debe de estar vinculado con una deuda económica, aunque no descartan otras motivaciones: ninguno de los arrestados interrogados ni de las dos víctimas atendidas –un hombre y una mujer– han querido explicar a qué se debió el enfrentamiento. 

Aviso alarmante

La policía catalana tuvo constancia el pasado viernes sobre las cinco de la tarde de que una o varias personas estaban siendo retenidas en contra de su voluntad en el interior de un piso de la calle de Amigó. El aviso fue ganando consistencia cuando los primeros agentes se desplazaron al lugar de los hechos y fueron realizando comprobaciones. El caso se trató como un posible secuestro y se activó a la Unitat Central de Segrestos i Extorsions. Un secuestro se distingue de una retención ilegal, para los policías y jueces, porque en el primero existe la petición de un rescate. 

La barrera cultural, y sobre todo idiomática, existente entre policías y secuestradores provocó que pronto la negociación se diera por inútil. Se activó entonces al GEI, una unidad de élite especializada, entre otras cuestiones, en la irrupción en lugares en los que se sospecha que pueden haber armas de fuego. 

Gran despliegue

Sobre las ocho de la tarde, la policía catalana acordonó el tramo de la calle de Amigó en la que se encontraba el piso. Ello obligó asimismo a confinar en cafeterías y bares a los clientes que en esos instantes se encontraban en los locales e impidió el tráfico de coches y tránsito de vecinos que pretendían acceder a sus residencias. Coincidiendo con el corte de la vía, por parte de antidisturbios de la Brigada Mòbil (Brimo), sonaron varias detonaciones que la policía no aclaró de qué tipo.

No eran disparos. Era material que usó el GEI –granadas aturdidoras, según informó la policía catalana más tarde– para controlar la situación tras derribar la puerta del domicilio. Los policías liberaron a la pareja que se encontraba retenida y detuvo a los tres secuestradores, que fueron esposados y detenidos. Después, comenzó un registro en el interior del piso, en el que no hallaron armas de fuego. Tampoco las dos personas que se encontraban retenidas estaban atadas

Tres chinos

Vecinos como Anna, que vive en el mismo rellano, explicaron a este diario que en ese piso viven tres hombres de nacionalidad china. Los únicos problemas que habían generado se debían a que tiraban cigarrillos al suelo comunitario y también que del interior de su domicilio a menudo salía humo. Pero ninguno de los tres hablaba castellano ni catalán, ni tampoco interactuaba con el resto de inquilinos. 

La investigación continúa abierta, pero cada vez está más descartado el secuestro. La retención ilegal, motivada por un desencuentro económico de causa desconocida, generó un revuelo en el barrio y dio un susto a vecinas como Anna, que cuando sonaron las detonaciones se encontraba sola en casa con sus dos hijos, de 5 años y 3 años. "Oí un ruido enorme, que no sabía si eran disparos o que derribaban la puerta, y después oí cómo gritaban y los detenían. Abrí la puerta, vi que estaba lleno de policías y me dijeron que me quedara dentro", relataba a este diario.

Los tres detenidos ingresaron preventivamente en prisión por orden del juez este pasado domingo. Están acusados de un delito de secuestro y extorsión, según la agencia Europa Press.

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