Opinión | Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Olga Pereda

Olga Pereda

Periodista

No leas este libro si estás embarazada (devóralo después de parir)

'Un trabajo para toda la vida', la cruda 'memoir' sobre la maternidad de la escritora Rachel Cusk, sigue siendo tan impactante como hace 20 años, cuando se publicó por primera vez.

'Un trabajo para toda la vida', de Rachel Cusk

'Un trabajo para toda la vida', de Rachel Cusk / E. P.

A una amiga embarazada se le pueden regalar muchas cosas. La mayoría, inútiles. ¿Alguien, de verdad, usa los 'walkies' para escuchar a su bebé llorar? ¿Donde vivís, en el palacio de Buckingham? También hay quien obsequia a la futura mamá con un aparato que 'traduce' el llanto del bebé, una máquina que, en función de las características de las lágrimas, te dice si es debido a que tiene calor, hambre, aburrimiento o tiene el pañal mojado. Una paparrucha como otra cualquiera. Igual que los collares de ámbar, los llamadores de ángeles o los pulpitos para prematuros. 

A una embarazada hay que regalarle muchos abrazos y muchos besos, como nos decía la psicóloga Rosa Jové en estas mismas páginas la semana pasada a propósito de cómo llevar a cabo una crianza más ecológica y sostenible. Los libros también son una buena opción. 'Manual para padres primerizos', del pediatra y neonatólogo José María Lloreda, 'Tú eres la mejor madre del mundo', del pediatra y experto en lactancia materna José María Parici, o 'Nueve meses de espera', de la ginecóloga Josefina Ruiz, son tres estupendos y científicos manuales con los que obsequiar a una futura mamá.

El libro que jamás debería leer una mujer embarazada es 'Un trabajo para toda la vida', publicado hace 20 años por la escritora de origen canadiense Rachel Cusk y rescatado ahora por la editorial Libros del Asteroide. Es un ensayo lúcido y franco sobre la experiencia de ser madre. Su lectura es imprescindible, pero no en el momento de la gestación (unos meses donde deberían evitarse las preocupaciones extra y la ansiedad por el futuro inmediato) sino una vez que se ha dado a luz y se haya descubierto que la maternidad no es, precisamente, un campo de nubes de algodón.

“En sus peores momentos, la maternidad se parece al infierno”

— 'Un trabajo para toda la vida', de Rachel Cusk

“En sus peores momentos, la maternidad se parece al infierno”, describe la autora, que plasma su propia vivencia en unas páginas cuya lectura -por pura sororidad- reconforta a todas aquellas mujeres que han visto cómo la tierra se abría bajo sus pies después de parir. Leer a Cusk es una manera de no sentirse sola. Sobre todo, una manera de no sentirse la peor madre del mundo porque tu bebé te agota, te exaspera y hasta te provoca arrebatos de ira.

“Cuando publiqué el libro me intentaron deslegitimizar porque consistía en un viaje personal en el que había verdad y sinceridad, aunque fuera cruda”, admite la autora en una reciente entrevista con este diario.  

Crudas son sus páginas, sí. Incluso, salvajes. Confiesa en el libro que la mayoría de sus amigas no hablaron, en su día, de la realidad del parto. Solo una que, en un momento dado, “suplicó a la matrona que le pegara un tiro”.

“He entrado en un mundo de planificación obsesiva en el que las mujeres embarazadas ya solicitan plaza en los colegios más demandados para unos hijos que todavía no han nacido”, critica en el ensayo Cusk, que dio a a luz a su hija de forma prematura tras una complicada cesárea. Sentarse en el sofá a llorar, desesperarse por la claustrofobia, rozar la locura, estar tan cansada que no se distingue la noche del día, sufrir fantasías y alucinaciones, sentirse en un callejón sin salida y tener los sentimientos bloqueados son actitudes bastante más frecuentes de lo que pensamos entre las madres primerizas que, sin embargo, siguen siendo tabú.

“Me sorprende la facilidad con la que me he dividido en dos. Me preocupa. Me consuela”, escribe la autora, que no para de preguntarse qué es una madre.

“No grito porque creo que mi hija pueda obedecerme sino porque soy consciente de las ganas de tirarla por la ventana”

— 'Un trabajo para toda la vida', de Rachel Cusk

La falta de sueño y horas de descanso tras dar a luz -tan idílicamente vendidas en tantas novelas y series de televisión- desespera hasta al ser más zen. Cusk confiesa que, algún día, se encerraba en el baño para aullar desesperada. Le gritaba a su hija que se durmiera de una vez. “No grito porque creo que pueda obedecerme sino porque soy consciente de las ganas de tirarla por la ventana”, admite.

Conmovedor y sincero, 'Un trabajo para toda la vida' no es el fruto literario de una madre arrepentida. Cusk ama a su hija, pero eso no le impide hablar de cómo la maternidad tiene mucho de tormento y poco de cuento de hadas.

Si alguna lectora se queda con ganas de más crudeza, siempre puede optar por leer 'Despojos', donde la canadiense analiza el amor, el matrimonio y el divorcio. Y lo hace con la marca de la casa: un feroz y desgarrador bisturí.