Entrevista

Rachel Cusk: "El feminismo ha generado un odio secreto en los hombres"

La escritora británica Rachel Cusk.

La escritora británica Rachel Cusk. / EPC

Beatriz Martínez

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La escritora de origen canadiense Rachel Cusk se ha convertido en las últimas décadas en una de las principales voces de la literatura contemporánea gracias a su capacidad para aunar en sus novelas su propia experiencia personal con la experimentación narrativa más refinada a través de una búsqueda creativa alejada de los moldes convencionales. Ahora, Libros del Asteroide recupera uno de sus textos fundamentales, 'Un trabajo para toda la vida', publicado por primera vez hace veinte años y que supuso en su momento un auténtico revulsivo por su forma de acercarse a la maternidad. 

¿Por qué cree que fue un libro tan criticado en su momento? 

No creo que el libro sea tan impactante ahora, pero, en aquel momento, se trataba de una mujer cuestionando la maternidad y dando otra perspectiva a ese cuento que desde pequeñas nos habían contado. Fue una combinación entre literatura, maternidad y domesticidad. Que una mujer hablara de cosas tan personales desde una voz literaria molestó. A veces, la cultura de la maternidad se vuelve muy represiva y la disidencia frente a los valores prestablecidos se condena con casi violencia. Yo lo único que intenté es contar este proceso desde mi propia experiencia, pero eso pareció amenazar algunas verdades absolutas sobre la maternidad. 

 Hagan lo que hagan, las mujeres siempre serán cuestionadas por el sistema patriarcal, pero, por ejemplo, en el caso del libro, señala que las críticas llegaron sobre todo de parte de otras mujeres.

Yo creo que aquí anida todo el problema en torno al feminismo y esta es la razón por la que más sufre. Muchas mujeres jóvenes pueden decir, ‘yo no soy feminista’ y no se dan cuenta de que van en contra de ellas mismas. Pero el feminismo, históricamente, siempre ha sido una posición muy comprometida. Y muchas mujeres han aceptado la desigualdad, la han abrazado, la han escogido. Nadie es completamente autónomo, al final se encuentra integrado en un sistema, y eso es difícil de romper. Hay mujeres que deciden desatarse de esas cadenas y otras que prefieren seguir atadas a la dependencia de los hombres porque se sienten más seguras. Los boomers no quieren que los secretos que han guardado en torno a la maternidad se revelen. Así que hay un choque constante, un problema moral alrededor de aquellas personas cuya individualidad es incompleta y prefieren un pacto contractual. 

¿Cómo se puede luchar frente a eso?

A veces las propias mujeres son el verdadero enemigo. Si no reafirmas tu individualidad estás perdida. Si en algo creo es en el poder de la individualidad, es la mejor arma con la que podemos luchar las mujeres. A menudo pienso, ¿para qué sirve escribir un libro? ¿Va a ayudar a cambiar algo? Y creo que esa es la fuerza que tiene ‘Un trabajo para la toda la vida’. Si tú no te reafirmas nada va a cambiar. Si eso lo traducimos en reglas para vivir, lo mejor es creer en ti mismo y eso generará una influencia a tu alrededor porque estás segura de lo que piensas. Lo que ocurre es que a veces hay que sacrificarse hasta cierto punto. A mí me pasó con este libro, me intentaron deslegitimizar porque consistía en un viaje personal en el que había verdad y sinceridad, aunque fuera cruda. Por eso es importante para mí que el libro reaparezca y siga transmitiendo lo mismo. 

¿Hasta qué punto ‘Un trabajo para toda la vida’ fue importante para usted como escritora?

Me hizo cuestionar mucho la escritura. Pensé, ¿esto que me pasa a mí, de lo que quiero escribir, puede adquirir una forma literaria? ¿Por qué no puedo utilizarlo como he hecho con todo mi material? Por eso este libro influyó enormemente en todas las cosas que hice después. De una manera muy básica, me di cuenta de que mi propia experiencia podía ser literatura. Además, me daba la sensación de que, si no ponía por escrito todo lo que había sentido, lo olvidaría de inmediato y esa idea me parecía terrible, porque nadie te cuenta lo que significa ser madre y ese es el trabajo más importante de un escritor, utilizar información que nadie posee para ponerla en palabras y transmitirla a otras personas. 

Al menos ahora hay más mujeres que sí que escriben desde su propia experiencia e incluso una de sus mejores representantes, Annie Ernaux, ha sido galardonada con el Premio Nobel. 

Sí, es cierto, ahora hay muchas mujeres que practican el género del ‘memoir’. Pero, ¿existe la literatura femenina? ¿Qué es? Es una cuestión muy interesante, probablemente la que más me interesa a mí. Porque a menudo pienso, ¿cómo podría representar la voz femenina? Porque en parte sería muda, ya que no tiene historia. A mí me gustaría estar cerca de lidiar con eso, escribir solo sobre mi cuerpo y aquello que le concierne. Y eso es lo que ocurre con Annie Ernaux y lo expone con tanta fuerza que hay gente que no lo entiende. Piensan que está escribiendo sobre sí misma porque su vida es más importante que la vida de otra persona y es todo lo contrario. Por eso, a veces he tenido la sensación de sacrificar mi identidad. No significa que seas excepcional por hablar de tu propia maternidad, que trates de privilegiar tu experiencia, sino que estás igualándola al resto de mujeres. Ese prejuicio hace que la literatura no avance como debería.

‘Un trabajo para toda la vida’ está plagado de citas de la literatura clásica, pero por supuesto, prácticamente todas están escrita por hombres.

Eso es porque si eres escritora y eres mujer y tienes hijos, no puedes escribir. Esa es la situación básica. Y es por eso por lo que pocas mujeres han escrito sobre la maternidad. Para mí escribir sobre la maternidad fue extremadamente difícil, casi como un desafío físico. Por eso, las citas a otras novelas que uso en el libro son lecturas con las que estaba muy familiarizada, que formaban parte de mí. Pero lo que me asombró al acercarme a ellas después de tener hijos es que nunca había notado las partes que trataban sobre eso. Entonces la percepción que yo tenía de ellas cambió por completo, de alguna manera las redescubrí.   

¿Por qué cree que las mujeres son las primeras perjudicadas de cualquier régimen ideológico?

Porque el odio a las mujeres es muy profundo. Y el avance del feminismo y la creciente igualdad de la mujer ha generado mucha ira y odio secreto en los hombres. La misoginia es el odio más antiguo que existe y no ha desaparecido. 

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