Política lingüística

El 'Pacte Nacional per la Llengua', un gran consenso por el catalán

El Govern trabaja para obtener un documento compartido que asegure el presente y el futuro de la lengua

Natàlia Garriga, consellera de Cultura: “Hemos entrado en una nueva etapa respecto a la política lingüística de nuestro país”

La consellera de Cultura, Natàlia Garriga, durante el Pacte Nacional per la Llengua

La consellera de Cultura, Natàlia Garriga, durante el Pacte Nacional per la Llengua / Departament de Cultura

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La situación de la lengua catalana centra la actualidad de informativos, tertulias mediáticas, interacciones en las redes, sesiones académicas especializadas y sobremesas familiares. Este inaudito interés de sectores tan diversos y transversales del país muestra no sólo un estado de preocupación evidente por la salud del catalán, sino también una implicación generalizada a la hora de buscar la mejor manera de afrontar los diferentes retos que plantea el uso de la lengua.

El ‘Pacte Nacional per la Llengua’ corrobora este interés, que se ha puesto de manifiesto con una elevada participación. Se trata de uno de los procesos participativos con mayor éxito de los últimos años, con 333 aportaciones y cerca de 2.600 propuestas concretas. Con los resultados del proceso participativo en mano, es el turno de los miembros del Consell Social per la Llengua Catalana, que harán una valoración y elaborarán las recomendaciones que deben servir para el borrador del documento del Pacto. Un borrador que debe dar respuesta a los principales retos con los que se encuentra la lengua catalana, de acuerdo con los 12 ámbitos de aplicación extraídos del informe “Un marc sociolingüístic igualitari per a la llengua catalana”.

Ámbitos

En el ámbito de la administración pública, será necesario dar respuesta al reto de garantizar una presencia plena del catalán en todas las administraciones públicas presentes en Catalunya e incrementar el uso del catalán en la Justicia. Garantizar la disponibilidad lingüística en el conjunto de todas las administraciones es un reto pendiente.

En educación, el reto es revertir la tendencia claramente descendente del uso del catalán en la enseñanza obligatoria y, en el ámbito universitario, conviene encontrar el equilibrio entre la necesidad de garantizar que el catalán sea la lengua habitual y el valor de atraer talento y competitividad internacional a las universidades catalanas. En cuanto al aprendizaje del catalán entre las personas adultas, es necesario buscar estrategias para aumentar el interés en aprender catalán más allá de los cursos iniciales o básicos.

La cohesión social y la acogida es, sin duda alguna, uno de los factores clave y estructurales de nuestra sociedad. Y, por tanto, también en materia de lengua el ‘Pacte’ debe encarar unos retos importantes asociados a ellos, como por ejemplo los requerimientos lingüísticos de los trabajos del sector de servicios o la conveniencia de que los catalanohablantes mantengan el catalán en las conversaciones, antes de prejuzgar la capacidad de comprensión del interlocutor.

En el ámbito de la cultura, el principal reto es la presencia normalizada de la lengua catalana en las industrias culturales, sobre todo en el cine y los videojuegos, así como también en el sector del audiovisual y de los medios de comunicación, donde es necesario incentivar la presencia del catalán en las principales plataformas digitales y una más amplia oferta de programas infantiles y juveniles. Y aún en el ámbito del mundo digital y las tecnologías de la lengua, es fundamental garantizar la presencia del catalán en las redes sociales y encontrar la forma de contrarrestar el efecto de la digitalización y la globalización que inevitablemente benefician a las lenguas más grandes.

Respecto al ámbito socioeconómico y laboral, es básico garantizar más productos y servicios en catalán. Que las empresas valoren el conocimiento de catalán en sus procesos de selección y que, en definitiva, la lengua se considere útil tanto para encontrar trabajo como para ofrecer un servicio de calidad. Y en el ámbito sanitario, es imprescindible valorar el uso del catalán también como parte indisoluble de la calidad del servicio y de los efectos sobre el bienestar de los pacientes. En estos ámbitos, alcanzar la disponibilidad lingüística es también un reto.

El ocio, el deporte y el mundo asociativo, ámbitos fuertemente arraigados en la sociedad y en el país, plantean una serie de retos interesantes para fortalecer el uso de la lengua, como los hábitos lingüísticos de los jóvenes en ámbitos más sociales e informales o la implicación de los agentes que lideran estos sectores en la concienciación de la importancia de mantener el catalán como lengua de socialización.

En el contexto de todo el dominio lingüístico, fortalecer los intercambios de comunicación entre los distintos territorios de lengua catalana y coordinar las acciones de normalización lingüística son los retos más importantes que encaramos. Y, más allá del dominio lingüístico, en los ámbitos estatal, europeo e internacional, una auténtica política lingüística favorable a todas las lenguas oficiales del Estado y la oficialidad del catalán en la Unión Europea son retos estratégicos y estructurales que, de acuerdo con el actual marco legal, servirían para garantizar una base mínima de protección, soporte e impulso de la lengua.

Por último, y estrechamente vinculados con muchos de los ejes expuestos, contamos con los retos asociados a la calidad de la lengua, más allá de los usos formales, que buscan la forma de conciliar norma y variación en un contexto de adecuación lingüística que garantice la identificación de usuarios diversos sin entorpecer la eficacia comunicativa.

Retos, todos ellos, que demuestran el amplio recorrido que puede realizar todavía la política lingüística de nuestro país. El resultado del ‘Pacte Nacional per la Llengua’ no será un documento firmado y basta: a partir de lo que se estipule, el Govern dibujará la nueva hoja de ruta de la lengua para los próximos 10 años. Todo ello, en base a un gran consenso que debe asegurar que la administración pueda trabajar en positivo y colectivamente para asegurar el presente y el futuro de la lengua.