2022: más conflictos, más catástrofes naturales y más hambre

2022: más conflictos, más catástrofes naturales y más hambre

2022: más conflictos, más catástrofes naturales y más hambre / Albaraa Mansoor / Save the Children

Mireia Recasens Lamuà. Save the Children

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Uno siempre piensa que le gustaría dejar un mundo mejor a sus hijos e hijas, pero hay veces que, mirando a nuestro alrededor, el panorama es desalentador.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, nunca había habido tantos conflictos en el mundo como hoy: Yemen, República Democrática del Congo, Ucrania, Afganistán… “Todas las guerras son guerras contra la infancia”, decía la fundadora de Save the Children, Eglantyne Jebb. Y es que, en los conflictos, los niños y las niñas son los más vulnerables y los que sufren las mayores violaciones de derechos humanos: asesinato y mutilación, reclutamiento y utilización de los niños como soldados, violencia física y sexual, secuestro, ataques a centros educativos y hospitales y denegación de acceso a la asistencia humanitaria. Sus hogares, escuelas y sitios de recreo se convierten en campos de batalla.

Además, en muchos países sigue habiendo una falta de rendición de cuentas por las violaciones cometidas contra la infancia, perpetuándose así la cultura de la impunidad. Si los responsables de estas atrocidades no temen que se les haga responder por sus delitos, no moderaran sus conductas durante los conflictos armados, por lo que la infancia seguirá siendo el colectivo más afectado.

Este año también se ha caracterizado por la crudeza de la emergencia climática. Nadie puede negar que el cambio climático existe porque esta crisis ha provocado que las catástrofes naturales sean más graves y más frecuentes. Los desastres relacionados con el clima han sido fatídicos y han tenido un impacto terrible en los niños y niñas. Las inundaciones extremas en Pakistán han dejado a más de 20 millones de personas afectadas y el Cuerno de África ha vivido su mayor sequía en 40 años dejando casi sin alimentos a países como Etiopía. Estas catástrofes junto con la escalada de precios de alimentos y fertilizantes nos enfrentan a un escenario que no habíamos visto desde los años 80: el hambre y la desnutrición infantil han aumentado en todo el mundo.

De hecho, esta es la peor crisis de hambre en décadas. Más de 800 millones de personas en el mundo no tienen para comer y 14 millones de niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición aguda severa. Cuando la desnutrición se prolonga en la infancia, puede causar retraso en el crecimiento, impedir el desarrollo mental y físico, aumentar el riesgo de contraer enfermedades mortales y, en última instancia, causar la muerte. La desnutrición sigue siendo una de las principales causas de muerte de menores de cinco años en todo el mundo.

Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables en esta crisis ya que representan el 70% de las personas que pasan hambre en el mundo. Cuando los alimentos escasean, suelen ser las últimas en comer o las que menos comen.

149 millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria

En todo el mundo hay más niños que nunca que necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. Los conflictos, la crisis climática y la devastación económica les han dejado sin nada. Este 2022, el número de niños y niñas que requieren de esta ayuda ha aumentado un 20% hasta alcanzar los 149 millones. Afganistán y la República Democrática del Congo son los países más afectados.

Pero para las agencias y organizaciones humanitarias ha sido más difícil que nunca llegar a los más necesitados por distintos motivos: falta de financiación, falta de acceso a las zonas afectadas, entorno restrictivo para las organizaciones y limitaciones impuestas por la legislación.

Por eso es urgente que los gobiernos actúen e intensifiquen la diplomacia humanitaria para poner fin a estas crisis y faciliten al mismo tiempo la ayuda humanitaria a las personas más necesitadas. Por humanidad y por responsabilidad.