De incubar pollitos a recuperar coplas (y memorias): el modelo del aprendizaje-servicio se consolida

Revertir el maltrato histórico al medio ambiente y poner a las personas mayores en el lugar en el que se merecen son dos de los grandes temas pendientes en la agenda política global y dos de los grandes asuntos en los que se están enfocando cientos de escuelas e institutos de toda España con proyectos de aprendizaje-servicio. Iniciativas que en el Estado empezaron en Catalunya en 2004 y que ya se han consolidado en escuelas e institutos de todo el territorio español, con un esperanzador "efecto contagio". Así lo explica Roser Batlle, una de las fundadores de la Red Española de Aprendizaje-Servicio, que este viernes ha celebrado en Sevilla su 15º encuentro estatal con su ya famosa entrega de premios, en los que durante estos años han participado 2.186 proyectos de 4.547 centros y entidades.

"La definición más corta y clara de qué es el aprendizaje-servicio (APS) es que es aprender haciendo un servicio a la comunidad. La diferencia con un voluntariado es que aquí tan importante es la ayuda que se ofrece como el aprendizaje que los alumnos se llevan", resume Batlle, quien pone como ejemplo uno de los proyectos más veteranos de APS y que más se ha copiado: las campañas de donación de sangre.

Cómo aprender en el cole justicia global: Terrassa reúne experiencias pioneras en los nuevos 'currículos sociales'

"Empezó cuando desde el banco de sangre vieron que bajaron las donaciones y se les ocurrió que los niños les ayudaran en hacer difusión de la importancia dar sangre. Lo hicieron, funcionó y se ha convertido ya en una tradición en muchos centros de todo el país", prosigue la impulsora de la red.

El ejemplo de la campaña de la sangre es muy claro porque es evidente el impacto social -las donaciones aumentan allá dónde se hacen- y también el aprendizaje en los niños, quienes aprenden desde biología - por qué es imposible crear sangre artificial- hasta márketing.

Incluido en la Lomloe

Desde 2004, cuando empezaron las primeras iniciativas con el nombre de APS -había iniciativas previas, pero todavía no con ese nombre- esta práctica no ha parado de crecer, hasta el punto de que quedó recogida en la actual ley de educación, la Lomloe. Catalunya es la primera comunidad que lo ha introducido en su currículo de forma obligatoria -y bajo el nombre de Servicio Comunitario- en tercero o cuarto de ESO.

Pese a esa obligatoriedad en la ESO en Catalunya, Batlle insiste en que el APS puede y es bueno que se haga también desde mucho antes, y no solo en la ESO, también con alumnos de Formación Profesional y bachillerato, y pone como ejemplo uno de los galardonados en los premios de este año, organizados por la Red Española junto a la Fundación Edebé y el Ministerio de Educación y Formación Profesional: se trata del proyecto en el que trabajan de la mano alumnos de P-5 del colegio Lope de Vega y alumnos de FP del instituto Gilabert de Centelles, en Nules (Castelló) por la recuperación de la gallina del Maestrat. Los alumnos de infantil se responsabilizaron del cuidado e incubación de las gallinas asesorados por los alumnos de FP de Agroecología.

Además del cuidado del medio ambiente, otro de los grandes temas que también se ha hecho con premios en la edición de este año es la colaboración con las personas mayores. En este caso se ha llevado el premio el instituto Miguel Catalán, de Coslada, en Madrid, por el proyecto Coplas con Historia. Una iniciativa de APS sobre memoria histórica, memorias personales y ejercicio de la propia memoria. Alumnos de primero de bachillerato desarrollaron actividades de estimulación y prevención del alzhéimer; emocionantes encuentros intergeneracionales y un emotivo concierto de clausura. Partiendo de la recuperación de memorias y testimonios orales de personas mayores sobre la vida durante el franquismo.

Suscríbete para seguir leyendo