El futuro de los mayores

Generación Sénior: retos y oportunidades para aprovechar al máximo esta etapa

La generación sénior debe afrontar esta etapa de la vida con plenas garantías de que podrán cubrir sus necesidades y con las herramientas necesarias para vivir de la forma más autónoma y cómoda posible. 

SENIOR GEN

SENIOR GEN / El Periódico

Álex Soler

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La generación sénior está más viva que nunca. En la actualidad, los avances en materia de salud permiten que, una vez superados los 55 años, un sénior vea en el horizonte muchos años de vida activa de los que disfrutar. A todo esto se suma que los seniors, que son ya el 30% de la población en España, están ahora más concienciados sobre cómo cuidarse, mejorando su alimentación y manteniéndose en forma para alargar al máximo sus años activos.

No obstante, un sénior tiene muchos retos por delante, enfocados a un objetivo claro: vivir más y mejor. Una meta para la que no solo deben luchar ellos, sino también las administraciones públicas y el sector privado para crear un ecosistema adecuado para su desarrollo personal y para maximizar su autonomía. Todas estas consideraciones se trataron en la última mesa redonda de EL PERIÓDICO con ponentes de ambos extremos de la balanza para analizar estos retos.

¿Cómo es la generación sénior?

Jesús Husillos, teniente de alcalde de inclusión y derechos sociales de L’Hospitalet de Llobregat, admite que es difícil retratar brevemente esta generación. “Es muy diversa. Son personas que han pasado años de guerra, de reivindicaciones sociales… Más incomodidades de las que hubieran querido”, dijo. No obstante, Husillos matizó que “son una generación que llega en condiciones de salud y económicas muy buenas para lo que han vivido” y apuntó que “la diferencia con la misma generación muchos años atrás es que se ha producido un rejuvenecimiento. Aquella idea de que los 80 son los nuevos 70, por ejemplo”.

En ese sentido, Jaume Raventós, CEO de Korian España, e Iñaki Ortega, doctor en economía, profesor de universidad, investigador y consejero asesor del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, coincidieron con Husillos y aportaron matices interesantes. “Esta generación ha ganado económicamente. Por primera vez en la historia hay dos ingresos en casa. Ocho de cada 10 tienen una casa en propiedad y siete de cada 10 viajan. El 30% del PIB viene de los seniors”, empezó Ortega. “Son un motor económico para los territorios”, añadió. “Son personas que no verán la jubilación como un punto y aparte, sino como un puno y seguido”, sumó Raventós.

Jesús Husillos, teniente de alcalde de inclusión y derechos sociales de L’Hospitalet de Llobregat.

Jesús Husillos, teniente de alcalde de inclusión y derechos sociales de L’Hospitalet de Llobregat. / El Periódico

Todas estas reflexiones llegaron a un punto común que derivó en varios retos que se deberán afrontar para garantizar a los seniors el presente y futuro que se merecen. “Tendremos que buscar recursos para afrontar esta heterogeneización de esta generación”, admitió Raventós. “Tendremos que ver cómo esta diversidad se ve reflejada en las políticas. Cómo se gestiona la incertidumbre en las pensiones, la atención comercial y los temas de vivienda. Son asuntos que tendremos que afrontar y tratar”, aportó Xavier Godàs, director general de acción cívica del Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat de Catalunya.

En general, los cuatro ponentes acordaron que los principales retos a los que se enfrenta la generación sénior son dos principalmente: ser lo más autónomos posible y afrontar el final de su vida laboral con garantías.

El fomento de la autonomía personal

El gran deseo de la generación sénior es poder disfrutar de unos años de descanso activo con la máxima autonomía posible. No obstante, a más edad, mayor es el grado de dependencia. Hoy en día hay muchas herramientas disponibles para minimizar esa dependencia, pero tanto Husillos, como Godàs, Raventós y Ortega coinciden en que se debe avanzar mucho en este aspecto. “Desde las administraciones”, argumentó Husillos, “debemos crear el marco y prestar servicios para las personas a medida que necesiten más asistencia y para las personas que tengan situaciones de dependencia”. “Medidas de acompañamiento para que las personas envejezcan con mayor dignidad, actualizando el catálogo de servicios y recursos, imaginar unidades de convivencia distintas a las que tenemos hoy”, definió. No en vano, Husillos recordó que una vez cumplidos los 55 años se abre un período “que puede acaparar casi la mitad de la vida de las personas”.

Pero, ¿cómo crear este ecosistema que impulse la autonomía de los seniors en el futuro? Tanto Husillos como Raventós tienen claro que las políticas públicas y privadas no deben centrarse únicamente en las residencias. “La autonomía empieza en la salud”, recordó Raventós. “Debemos promocionarla en la población para que lleguen a seniors en las mejores condiciones posibles”, dijo. “Es cierto que luego, para preservar esa autonomía, al final lo que falta es el cuidado”, añadió.

¿Cuáles son los retos de la generación senior?

¿Cuáles son los retos de la generación senior? / ZML

Ese cuidado, en España, se divide principalmente en tres opciones: los centros de día, la asistencia en el domicilio y las residencias. Raventós, en ese sentido, recordó que “nuestros mayores lo que buscan es quedarse en el domicilio y por eso cuando llegan a las residencias cada vez están peor”. Un modelo que, lamentó Husillos, desaprovecha oportunidades y el gran potencial que tendrían modelos intermedios como los pisos tutelados, en el que una persona tiene su espacio privado y, al mismo tiempo, “espacios comunes donde socializar con otras personas”. Son espacios adaptados a sus necesidades donde encuentran compañía, privacidad y tienen al alcance cualquier tipo de asistencia que necesiten. Esta alternativa es más económica que la residencia tanto para usuarios como para administraciones.

Pero para ello, admitió Husillos, “debe haber un cambio de modelo de residencia”. “Todos los recursos son más económicos que las residencias y por un coste equivalente de las plazas de residencia podríamos crear muchas más de pasos intermedios”. Con todo, Husillos quiso recodar el trabajo admirable de las residencias durante el Covid-19 y reivindicó sus profesionales. “Tenemos que empezar a dignificar a los profesionales que cuidan de nuestros mayores”, apuntó.

Para todo esto, no obstante, hace falta dinero. Ortega lanzó la posibilidad de atraer seniors extranjeros mediante palancas fiscales para recaudar fondos en las arcas públicas y métodos mediante los cuales los usuarios pueden ahorrar, como hacer líquido su patrimonio a través de herramientas como las hipotecas inversas. Husillos estuvo de acuerdo en que hay que informar sobre estas opciones a los seniors y aunque confirmó “celebramos que seniors extranjeros quieran venir”, recordó “que este no es el camino y que, además hay muchas personas que no tienen patrimonio más allá de un piso y necesitan de los recursos públicos”. En ese sentido, dijo, “soy más partidario de que los que tienen más den más y debemos fomentar estas políticas”.

Paro sénior

Otro de los grandes retos es garantizar que los seniors pueden acabar su vida laboral en la edad de jubilación. “Hemos visto grandes empresas que hacían planes incentivados de jubilación a partir de los 50 años, una aberración”, lamentó Husillos. “Tendremos que aprobar medidas que animen u obliguen a contratar personas de más de 55 años porque sobrevivir a base de subsidios desde esa edad hasta los 67 puede ser muy costoso para la persona y las administraciones”, añadió.

Ortega sumó un punto de vista práctico alegando que “además ahora hay trabajos menos costosos físicamente” y que “el trabajador sénior aporta una experiencia muy valiosa a las empresas”. Además, puso un ejemplo práctico. “No hay que destruir el trabajo sénior porque entonces pasan cosas como lo que les ha ocurrido a algunos bancos, que su cliente sénior se revela contra ellos”. “Hay que exigir transparencia a las empresas. Si tres de cada 10 personas son seniors, las empresas deberían tener una proporción parecida”. Sin embargo, Ortega también se acordó de los trabajadores. “Sí, es atractiva la prejubilación a los 50, pero hay consecuencias que tienen que ver con vivir en comunidad y con los ingresos que se deben tener en cuenta”.

Con todo, todos los ponentes coincidieron en que hay que verlo todo desde el optimismo, pero admitieron que no hay que conformarse y hay que luchar por dignificar esta generación y cumplir sus expectativas, que pasan por ser activos y lo más autónomos posible.