Referentes contradictorios

Entre el empoderamiento y la hipersexualidad: los antagónicos modelos de las niñas

Las expertas en igualdad aplauden, con cautela, el hecho de que el universo Disney se haya subido a la ola del feminismo

A pesar de los nuevos referentes culturales, las chicas conviven con una realidad que las continúa erotizando

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Olga Pereda

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Las películas que tu hija ve en el cine y en casa no tienen nada que ver con las que tú veías cuando eras pequeña. Juddy es la primera chica policía de su ciudad ('Zootrópolis'), la princesa Mérida ('Brave') es una arquera excepcional y le pasa lo mismo que a Elsa ('Frozen'), que no necesita un hombre en su vida. Mulán se disfraza de varón para ingresar en el ejército y salvar a su padre. Bella vive refugiada en los libros. Katie es una friki de la tecnología que quiere ser directora de cine ('Los Mitchell contra las máquinas'). Y Mei ('Red') afronta su primera menstruación de la mano de la sororidad que le brindan sus amigas, chicas que no responden a los cánones de belleza impuestos.

Tras décadas de princesitas sin vida interior que se rendían ante el príncipe de sus sueños, la factoría Disney está mostrando que otro universo femenino es posible. La actual generación de niñas está creciendo con modelos feministas, diversos y transgresores. Uno de los últimos ejemplos es Bianca, la bailarina de talla grande del corto de animación 'Reflect'. Las expertas en igualdad y feminismo aplauden el cambio en la industria audiovisual, pero señalan varios problemas.

Sujetadores con relleno

La primera pega es que, a pesar de que las actuales protagonistas de cine infantil están más acordes con la mujer del siglo XXI, no deja de ser alarmante los otros referentes con los que están creciendo las niñas. Basta pasearse por unos grandes almacenes para ver en la zona infantil bikinis con relleno en el pecho, disfraces sexis, y ropa y complementos con el dibujo de unas jovencitas sexualizadas de grandes ojos, grandes labios e, incluso, pechos. Incluso las pasarelas, que en los últimos años habían alzado el estandarte de la diversidad y la positividad corporal, ahora parecen haber vuelto a celebrar la delgadez extrema.

Las redes sociales -donde los más jóvenes pasan infinitamente más tiempo que en el cine- son otro ejemplo negativo. Niñas de 5 a 12 años que tienen su propio canal de YouTube para ofrecer, bajo la batuta de sus padres y madres, una imagen de princesa caprichosa de vida banal. Por no hablar del huracán que provocan mujeres hipersexualizadas como el clan Kardashian. ¿Cómo afrontan las niñas esta dualidad de modelos?

Relación corporal

“Las chavalas de ahora están creciendo con una relación distinta con su cuerpo, una relación mejor. Están orgullosas y por eso vemos chicas con cierto sobrepeso que llevan pantalones cortos y camisetas ajustadas. Eso es algo que no ocurría en mi generación, es una excelente noticia”, admite María Castejón, crítica de cine, autora de 'Rebeldes y peligrosas de cine' y profesora de secundaria. “Vivo rodeada de adolescentes, y son son completamente diferentes a mí cuando tenía su edad. Yo me ponía mallas, sí, pero me tapaba las curvas con jerséis y camisetas XL. Ellas no”, explica.

"Las chavalas de ahora están creciendo con una relación distinta con su cuerpo, una relación mejor"

— María Castejón, crítica de cine y profesora de secundaria

"Disney está aprovechando la ilusión de la ola de feminismo, pero cuidado que puede haber una marcha atrás"

— Gemma Altell, psicóloga social

Con la película 'Brave' como punto de inflexión, Castejón admite que la industria del cine está provocando, efectivamente, un cambio positivo. “El audiovisual tiene un papel clave porque lo que no vemos no existe. Es muy bueno que las chicas crezcan con modelos diferentes. Me parece un gran logro del feminismo”, concluye.

La psicóloga social Gemma Altell, asimismo, aplaude el cambio en los referentes audiovisuales. Pero también con cautela. “Disney está aprovechando la ilusión de la ola de feminismo, pero, cuidado, que puede haber una marcha atrás”, alerta. La industria del cine no es precisamente una organización no gubernamental sino una parte importante del mercado. Es decir, capitalismo puro e intereses económicos. “Estamos en un contexto capitalista que se mueve por intereses”, subraya la experta.

Hipersexualización

Tanto Altell como Castejón advierten de la incongruencia que supone, por una parte, empoderar a las más jóvenes y, por otra, inundar el mercado con productos que las hipersexualizan, desde ropa de baño hasta camisetas, disfraces o juguetes.

“Si tu hija de 5 años te pide que le compres el bikini con parte de arriba porque todas sus amigas lo llevan ¿qué vas a hacer? Tienes muchas probabilidades de sucumbir, de acuerdo. Pero lo que sí debemos hacer las madres es hablar con ellas y explicarles muy bien las cosas”, insiste la profesora de secundaria y crítica de cine. 

En la misma línea, Altell pide estimular el pensamiento crítico en las hijas y, al mismo tiempo, diferenciar muy bien la infancia de la adolescencia para trazar líneas rojas. “Si mi hija tuviera 8 años y me pidiera un sujetador con relleno no se lo compraría. Otra cosa es que tenga 13, no esté desarrollada físicamente, al contrario que sus amigas, y se sienta acomplejada. En todo caso, hay que hablar con ellas y explicarles todo para inculcarles la idea de que nuestro cuerpo no es un producto de consumo”, resume.

Vestirse para gustarse a una misma y no a los otros es otra idea que, según las expertas en igualdad, debemos inculcar a las nuevas generaciones. A medida que las niñas crecen, esto es más difícil, ya que en la adolescencia es fundamental la pertenencia al grupo. Los referentes ya no son los padres y las madres, sino sus iguales, sus amigas y amigos. 

“Las madres hacemos lo que podemos. Es difícil porque cada vez se sexualiza antes a las mujeres. Es un horror que se vendan sujetadores con relleno para niñas de 4 años. Es el consumo, es el capitalismo. Se crea demanda”, critica Castejón.

"La hipersexualización tiene consecuencias en la imagen personal y en tu manera de relacionarte con los demás"

— Anna Plans, madre activista y divulgadora

Anna Plans, madre activista y autora de ‘Respeta mi sexualidad. Educar en un mundo hipersexualizado’, aplaude también el cambio que han experimentado las protagonistas de la factoría Disney. Sin embargo, lanza una advertencia: los más jóvenes pasan mucho más tiempo en las redes sociales que en el cine, así que el efecto positivo de las protagonistas del séptimo arte tiene corto alcance.

La 'socialización TikTok'

En YouTube y en Tik Tok hay cuentas de niñas 'influencers' de entre 5 y 12 años que solo promocionan un modelo de niña caprichosa e hipersexualizado. Y lo terrible es -añade Plans- que tienen una legión de seguidoras. La divulgadora pone el acento en la responsabilidad de las madres y los padres de esas estrellitas digitales, que tienen muchas papeletas para convertirse en juguetes rotos, igual que sucedió con niños prodigio del cine hace décadas. “La hipersexualización tiene consecuencias en la imagen personal y en tu manera de relacionarte con los demás”, explica.

Las 'mini-influencers' digitales muestran “una vida banal, donde solo le importan los regalos y ganar mucho dinero”, lamenta la autora de ‘Respeta mi sexualidad’ tras dejar claro que la sociedad debe permitir que las niñas sean niñas y no miniadultas. “Una cosa es el juego. Si tu hija (o hijo) pequeña quiere pintarse los labios para jugar o vestirse de princesa, perfecto. Pero se debe sentir valorada y querida por lo que es”, concluye.