La adolescencia no escapa de la violencia de género

Violencia de género en adolescentes

Violencia de género en adolescentes / Pablo Blázquez / Save the Children

Cristina Sanjuán. Save the Children

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Este 25 de noviembre queremos llamar la atención sobre un dato que nos preocupa: el mayor aumento de número de víctimas de violencia de género se dio entre las chicas de menos de 18 años. En 2021, 661 chicas adolescentes contaban con medidas de protección, según el INE. Si se compara con 2019, dejando a un lado un año anómalo en términos estadísticos como fue 2020, se puede ver un pequeño descenso. Si se compara con 2020, la propia fuente indica que el grupo de víctimas con mayor aumento fue precisamente el de chicas menores de 18 años (28,6%). El incremento o descenso de datos de violencia siempre hay que tomarlo con cautela. Para llegar a contabilizar un caso, este tiene que comunicarse a alguna autoridad competente, por lo que podemos estar ante una mezcla de factores. Se pueden dar más o menos casos, y también que salgan a la luz más o menos casos, lo que no quiere decir que no existan. Sin embargo, estos siguen mostrando que la violencia de género en la adolescencia existe y debemos abordarla para acabar con ella, para soltarla.   

Como sabemos, en cualquier tipo de violencia la clave está en la prevención y, cuando esta falla, en la actuación inmediata. ¿Esto qué significa? Para que la violencia de género en la adolescencia no ocurra, debemos educar a niños, niñas y adolescentes para que distingan las relaciones sanas y libres de las que no lo son, incluyendo cómo se relacionan en internet. Tenemos que ofrecer herramientas a las familias y a profesionales, para que también puedan contribuir con información fiable y aprender a detectar los peligros y frenarlos.  

Además, debemos informar y sensibilizar a la ciudadanía, para que actúe como escudo protector ante estas situaciones. En este tipo de violencia, todas estas acciones están encaminadas a dejar atrás, a soltar comportamientos aun presentes en la sociedad que pueden generar desigualdad, violencia y discriminación, y que afectan directamente a la infancia y adolescencia, como pueden ser los mitos del amor romántico. Desde Save the Children, quisimos aportar nuestro granito de arena impulsando la campaña #NoEsAmor. Así, a través de la difusión de distintos materiales en redes y festivales de música queremos contribuir a soltar todos estos mitos.  

¿Por qué? Porque nos preocupa lo que normalmente no se ve, lo que se normaliza o aquello que se da por hecho. En el informe No es amor observamos que, en el caso de la adolescencia, a las características de la violencia de género se unen otras propias de esta etapa. La intensidad, menor duración y entorno más público de las primeras relaciones; el ciclo de control en la pareja; la violencia más allá de la presencia física a través de las tecnologías; o, la influencia de la pornografía como “profesora” de la sexualidad. Además, identificamos otra característica que actúa también como una gran barrera: la falta de autopercepción de víctimas y agresores, es decir, ver la violencia de género como algo lejano.   

Pero lo cierto es que ocurre: un 24,9% de las adolescentes de 16 y 17 años han sufrido violencia psicológica o de control por parte de parejas o exparejas, según la última Macroencuesta de la Violencia contra la Mujer (2019). Por eso es tan importante integrar el enfoque de infancia y adolescencia con el enfoque de género. Porque necesitamos orientar las políticas públicas a la realidad y necesidades de la adolescencia, que partan de una transformación social que abandone,

que suelte, por fin, la violencia. Debemos acompañar a los y las adolescentes, no solo porque es un periodo crítico de la vida, sino también porque son personas de pleno derecho, incluido el derecho a vivir libres de cualquier tipo de violencia.   

Al final, tenemos que darnos cuenta de que cada ámbito (profesionales, familias, amistades, ciudadanía, etc.) tenemos la responsabilidad de aprender a soltar para aprender a construir.