Narcotráfico

¿Cómo llega la mayoría de cocaína hasta Catalunya?

El 'gancho ciego' o 'gancho perdido' es el sistema más usado, pero requiere de trabajadores del puerto que se dejen corromper

BARCELONA 20/10/2022 Contenedores y actividad comercial en el Port de Barcelona. Salida de un crucero delante del muelle de contenedores. Containers, puerto, carga y descarga, tren, gruas, camion. FOTO: ALVARO MONGE

BARCELONA 20/10/2022 Contenedores y actividad comercial en el Port de Barcelona. Salida de un crucero delante del muelle de contenedores. Containers, puerto, carga y descarga, tren, gruas, camion. FOTO: ALVARO MONGE / Álvaro Monge

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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La mayoría de la cocaína que entra en Catalunya, y que después puede terminar en el resto de España y de Europa, usa la puerta de entrada del puerto de Barcelona. Y viene escondida en contenedores de buques de mercancías. Para esquivar las medidas de control, las organizaciones criminales usan dos estrategias.

La primera estrategia consiste en llevar a cabo una transacción internacional y ocultarla entre la mercancía. "Para importar", explican fuentes de la sección de estupefacientes de la Policía Nacional en Catalunya, "es necesario disponer de una empresa legalmente constituida en España que compre la mercancía en el país de origen y que disponga de una actividad declarada acorde al tipo de producto adquirido". A través de este sistema, creando una estructura legal y fingiendo se dedica al sector agroalimentario y que ha comprado un cargamento de fruta, puede meter la droga en cajas con doble fondo o directamente debajo de las piezas, cerrar el contenedor, confiar en que no será revisado por parte de las autoridades españolas al llegar y, después, sacar la mercancía de la zona portuaria.

Según las fuentes policiales consultadas, las organizaciones están evitando traer la droga directamente de Colombia porque al tratarse de una ruta 'caliente' para el narcotráfico los envíos procedentes del país de la cantante Shakira son revisados con más celos que el resto. En los últimos años se ha detectado que procede de países como Brasil, Perú o Bolivia. Y que las mafias usan puertos africanos, de Senegal o de Costa de Marfil, para hacer escalas y fingir que el cargamento procede de allí en lugar de hacerlo de América del Sur. Esa escala hace que para las autoridades españolas deje de ser un contenedor sospechoso de esconder cocaína.

Copia del precinto

La segunda estrategia es el llamado "gancho ciego" o "gancho perdido". Consiste en ocultar la droga en un contenedor legal sin que lo sepa la empresa importadora. Esto requiere, según fuentes de la Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, tener untado a personal del puerto de Barcelona. Los operarios de las grúas o lo controladores deben saber en qué contenedor viaja oculta la cocaína y, en algún momento, deben ponerla a disposición de miembros de la organización antes de que llegue al legítimo propietario de la mercancía legal. En este caso la droga puede no ir oculta y estar junto a la puerta del contenedor. Y junto a esta, acostumbran a dejar una copia del precinto para que los traficantes receptores puedan romper el precinto exterior, abrir la puerta, sacar la droga, cerrar la puerta y volver a precintarla. No siempre sale bien y la droga a veces termina llegando al propietario legítimo del contenedor, que avisa a la policía.

El primer sistema requiere de una estructura legal pero, en caso de ser descubierta la droga, permitirá a la policía averiguar con más rapidez quién había intentado introducirla ilegalmente en España. El segundo sistema oculta mejor la identidad del comprador de la droga, pero implica asumir más riesgo de perder la mercancía y disponer de los favores corruptos de trabajadores del puerto.

El valor de kilogramo de cocaína es de 1.500 euros o dólares en países productores de América del Sur pero sube a 30.000 euros cuando pisa suelo español. Si la cocaína llega a Francia su valor asciende a 40.000 euros. Y si los traficantes osan desafiar las durísimas leyes rusas, su precio se dispara por encima de los 100.000 euros.

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